CAPÍTULO 77. Un desastre natural
Elliot había estado enojado muchas veces en su vida, pero aquello que sentía no era enojo, era frustración, era miedo, era impotencia y rabia, porque aquel era su momento, el momento de disfrutar de su familia, de la mujer que amaba y de la hija que había nacido de los dos; y odiaba que alguien amenazara eso. Así que cuando Emma abrió la puerta de su departamento, lo que pasó a su lado y entró sin siquiera pedir permiso, parecía más un desastre natural que un hombre.
Elliot la vio ponerse pálida, cerrar la puerta y girarse hacia él, que llevaba la acusación retratada en el rostro.
—Elliot… ¿qué estás haciendo aquí?
—¿Cómo pudiste hacer algo como eso? —siseó él, tan bajo que a la mujer se le erizó la piel.
Emma retrocedió y juntó las manos.
—No voy a cometer el mismo error de nuevo… —murmuró mientras sus ojos se humedecían—. ¿De qué estás hablando?
—¡Del padre de Kali! —gritó Elliot, furioso—. ¡De llamar al padre de Kali y decirle que nos habíamos divorciado! ¡De eso hablo!
Em