Capítulo 3. Advertencia

Christine caminó de un lado a otro, había investigado que Björn se había llevado a Ava a la ciudad, pero no sabía a qué. Su mente comenzó a armar una escena de ellos dos en una cama, en un cuarto de hotel y haciéndolo como dos amantes salvajes, se imaginó Christine de pie, mirando desde el centro de aquella habitación. Cerró sus ojos con fuerza y se limpió una lágrima que había intentado barrer con su dedo, tenía mucha ira contra Björn, realmente se había enamorado por primera vez y precisamente con él fue a caer a las redes del amor, pero al querer hacerlo más serio, él simplemente la descartó sin darle una oportunidad siquiera de demostrarle que eran sinceros sus sentimientos, y al ver que no lograría nada, había cambiado su táctica desde entonces, si no sería la esposa de Björn Hoffmann, lo sería a como fuese de Bruno o del padre, pero todos los años que había invertido en el hotel, no serían en vano, ella sería la esposa del uno de estos billonarios a como diera lugar.

―Piensa, Laurent, piensa. ―susurró para sí misma mientras caminaba hasta su escritorio, había repasado una y otra vez lo que había conversado con Bruno en aquel ático, le había prohibido decir que estaba en la ciudad a solo unas semanas de haberse ido por problemas de falda con la pareja de un mafioso, Salvatore. Christine sabía que si se ponía del lado de Bruno, seguiría con sus privilegios, unos que Björn quería arrebatarle. El celular vibró en el interior de su pantalón de vestir sacándola de sus pensamientos, lo buscó y miró la pantalla.

“El auto ha llegado” alzó sus cejas con sorpresa.

―Vaya, hasta que se digna en aparecer…―marcó de inmediato a la oficina central.

―Oficina central. ―anunció Sussan del otro lado de la línea.

― ¿Y? ―solo preguntó eso Christine, la secretaria ya sabía a qué se refería.

―El señor Hoffmann ha llegado al hotel. ―anunció Sussan a Christine.

―Gracias, ¿Viene con la asistente?―preguntó antes de colgar.

―Sí, señora. ―luego colgó la llamada, Christine se quedó en silencio un momento, tenía que ver la manera de sacar a Ava Gray del hotel.

Luego una sonrisa malévola apareció en sus labios pintados en un rojo carmín.

―Esta vez, no voy a fallar, o me dejo de llamar Christine Laurent.

Ava y Björn entraron al elevador de cristal con dirección a la oficina central, el camino fue en total silencio hasta que las puertas se abrieron ante él y apareció la secretaria.

―Señor Hoffmann, no lo esperábamos el día de hoy, ―dijo Sussan, miró la ropa de Ava, no era el uniforme de asistente, si no uno deportivo y al ver cómo fue ignorada por su jefe, aprovechó para hacer la llamada a Christine y contarle de inmediato lo que sus ojos acababan de ver.

La puerta de cristal se cerró detrás de Ava, esperaba que Björn pudiese tranquilizarse para poder hablar, pero este estaba más encendido que antes, cuando ella se disponía a hablar y relatarle lo sucedido la noche del evento, la había callado de manera brusca, esperaría mejor llegar al hotel y hablarlo en la oficina. Björn se retiró la americana, la colgó en el respaldo de la silla y luego se desabotonó la parte de las muñecas para remangarse la tela hasta los codos.

―Toma lugar. ―Ava lo hizo, luego esperó a que hablara su jefe. Se había repetido mentalmente durante el camino del helipuerto, que no debía de temer, que la situación había sido acordada por él y la señora Miller, ella solo obedeció…aunque por su reacción y sus últimas palabras en el auto, él era ajeno a lo sucedido. ― ¿En qué momento es que mi madre te ha sacado de los servicios sin que Thomas se diera cuenta? ―Ava arrugó su ceño.

―Había una puerta demasiada discreta que a simple vista no se distingue, y esta daba a un jardín, de ahí un camino alumbrado que llevaba al estacionamiento interno.

Björn arrugó su ceño.

―Es por eso que la cámara no te vio salir del pasillo de los servicios.

―Ella pareció estar molesta, incluso muy a la defensiva, pero cuando recibió una llamada, su rostro cambió, dijo que quién acababa de llamarle era usted, que había dado órdenes de irme con ella, que nos veríamos en su casa ya que había ocurrido un problema y tenía que irse sin mí, intenté llamarle pero ella insistió que no, se veía muy segura de la situación, así que al darme información de que ella era su madre, sinceramente creí.

―Suele hacer este tipo de escenas pero jamás como esta.

― ¿Ella mintió entonces?

Björn caminó hasta quedar frente a ella y detrás de él, el escritorio, se recargó y se cruzó de brazos para mirarla.

―Sí. Usted no puede irse así sin más por qué es un familiar mío, debió de haber salido y llamado a Thomas e informarle, él hubiese controlado todo esto, no me hubiera vuelto casi loco barriendo la p**a ciudad sin saber dónde estaba.

Ava sintió una opresión en su pecho, estaba siendo regañada por su jefe, y tenía ahora toda la razón. La molestia por haberla supuestamente sacado así del evento, le había calado, ella quería ver el evento, quería disfrutar una noche aunque fuese sentada en la mesa. Se le había hecho exagerada y tensa su salida. Sin saber de él, pensando que problema podría haber tenido para haberla dejado con su madre sin una explicación. No había pegado el ojo desde entonces.

―Lo siento, no volverá a ocurrir. ―solo le quedó decir eso a Ava, ya estaba bastante cansada para ponerse al tú por tú con su jefe.

―Claro que no volverá a ocurrir, por qué no pienso volver a dejarla sola en un evento. ―Björn notó el cansancio en su mirada. ―Ande, vaya a descansar, ya mañana será otro día.

―Gracias, señor. ―se puso de pie, y antes de que se girara para caminar a la salida, tiró de su sudadera deportiva, haciendo que casi tropezara con él.

― ¿Puedo ir a verte en la noche? ―Ava abrió sus ojos en par en par, miró hacia la puerta de cristal e intentó que soltara Björn la orilla de la sudadera, no quería que nadie los viera, pero al parecer a él le importaba un reverendo pepino que alguien entrara. ― ¿Qué pasa?

Ava lo miró rápidamente.

―Es mejor si descansamos.

― ¿Me estás negando la visita? ―Björn fingió sorpresa, soltando al mismo tiempo la tela de la sudadera.

―No es eso, solo que…―Ava no tenía cabeza para pensar, tenía que descansar y repasar todo lo sucedido, pareció que toda ella estaba en automático desde que salieron de la casa de la madre de él.

―Bien. ―dijo de manera tajante y desviando la mirada al escritorio fingiendo buscar algo.

―Björn, ―susurró Ava, ese simple gesto, hizo que el cuerpo de él se estremeciera por completo, cerró sus ojos y luego giró su rostro hacia a ella que seguía frente a él, ella arrugó su ceño y se dio cuenta de lo que su boca había hecho. ―Lo siento, quise decir, señor Hoffmann.

―Repítelo. ―ordenó Björn.

―Señor Hoffmann. ―dijo sin titubear, pero él negó.

―Antes de eso. ―Ava intentó ocultar sus nervios. Este hombre la estaba poniendo en la orilla de un gran abismo, le hacía sentir muchas cosas en tan poco tiempo y eso empezaba a darle miedo.

―Björn. ―dijo segura de esa palabra, Björn cerró sus ojos brevemente y soltó un suspiro entre dientes, al abrir sus ojos, estos se clavaron en ella.

―Descansa. ―Ava sin más, se volvió hacia la puerta y desapareció, dejando a un hombre inquieto, saboreando lo que había escuchado, nunca se había estremecido de esa manera con solo escuchar su nombre en una mujer.

Pero ella… no era cualquier mujer.

Lunes por la mañana y Ava tenía mucho trabajo, apenas había ido a almorzar e hizo la llamada con su familia que no había podido hacerla el día de ayer por su cansancio, después de eso, intentó hablar con Alice, pero ella la evitaba. Quería solucionar el problema entre ellas, no se sentía cómoda estar alejada de su única mejor amiga. Björn había ido a una reunión en el club con la señora Costa, había anunciado regresar en una hora ya que tenía una reunión con Christine.

Tocaron a la puerta y cuando Ava levantó su mirada para mirar quien era, se tensó al ver a Christine. Tenía el rostro serio y aún faltaba media hora para la reunión.

“Algo no está bien.” Se dijo a su interior. Se levantó y se dirigió a la puerta, al abrirla esperó a que dijera algo, pero Christine la hizo retroceder para entrar a la oficina.

―El señor Hoffmann sigue aún en la reunión en el club. ―dijo Ava para cortar la tensión en el ambiente.

―Es respecto a la junta.  ―Ava ya se había dado cuenta tiempo atrás al ingresar como empleada del hotel, que tenía una guerra Christine contra ella. Y no sabía el motivo del por qué.

― ¿Si, señora? ―Ava no se dejó intimidar por sus palabras cargadas de frialdad.

―Si te pide Hoffmann que entres a la reunión, te niegues. Necesito estar completamente a solas con él. No quiero ver tu…―le dio un repaso descaradamente a Ava. ―…tú presencia.

― ¿Cómo? ―dijo sin filtro. ―Pero si el señor me dice que…―Christine avanzó un paso más y ahora Ava no retrocedió.

―¡No te quiero en mi reunión con él y punto! No se cuestiona mi autoridad por más asistente que seas de él, te quiero fuera de esta reunión o atente a las consecuencias, Gray. ―Ava iba a contestar, pero tenía que entender que ella tenía un puesto alto ejecutivo en el hotel y no debía ponerse a cuestionar sus peticiones.

―Sí, señora. ―solo dijo eso, Christine se giró y salió de la oficina azotando la puerta de cristal, eso hizo que Ava se encogiera de hombros, presionó sus labios y se debatió en si decirle a Björn de lo que sucedido.

“Pero habría consecuencias…” ¿Pero quién era su jefe directo? Björn.

Björn llegó a la sala de juntas a tiempo para su reunión con Christine, pero notó que solo estaba ella, no estaba su asistente.

―Antes de que empieces, dame un momento. ―tecleó Björn en su celular a toda prisa, luego lo guardó en su interior, miró a la rubia del otro lado de la mesa, esta se levantó y se sentó a su lado.

―Solo seremos nosotros dos. ―dijo con una sonrisa triunfante, pero se esfumó cuando la puerta se abrió y apareció la asistente.

Ava caminó hasta él, Christine arqueó una ceja de manera desafiante, era inconcebible ver lo que estaba pasando frente a sus ojos. Era una reunión privada entre él y ella, le había advertido que se mantuviera fuera. Esa acción estaba restándole autoridad.

—Señorita Gray, —comenzó a decir Christine, — ¿No le ha quedado claro que esta reunión es solamente entre el señor Hoffmann y yo?—Ava se ruborizó, luego asintió sin bajar la mirada, iba a responder, pero él fue rápido.

—Yo he dado la orden de que estuviera presente, si no te gusta Laurent, tendrás un problema y será conmigo.

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