Fernando caminaba de un lado a otro afuera de la iglesia esperando a Katherine, también sentía un ligero nerviosismo recorrerle la columna.
Eugenia ayudó a su hijo a acomodarse el corbatín, mientras Ángel, trataba de tranquilizarlo.
Al señor García, semanas atrás que se lo veía muy contento, Mateo, decía que todo se lo debía a Gabriela.
—Hijo estoy muy orgulloso de ti —pronunció el padre de Fernando—. Por fin hiciste las cosas correctas. Kate y tu niña se merecen tener una familia — indicó emocionado.
—Gracias papá, yo estoy muy orgulloso de ser tu hijo, quiero agradecerte por todos tus consejos y lo que hiciste por nosotros, prometo no defraudarte.
Al señor García, los ojos se le llenaron de lágrimas, abrazó a su h