Legado de Sangre tomo I
Legado de Sangre tomo I
Por: white08verdun
Prólogo

Dicen que la vida es una y debemos disfrutarla como si cada uno fuese el último día, pero si alguien te dijera que después de la muerte sigue una nueva vida ¿Qué pensarías?

Siempre hemos creído que vivimos solos en este amplio mundo, pero estábamos equivocados. Crecimos escuchando infinitos mitos y leyendas, ¿Y cómo no hacerlo? Solemos guiarnos por la voz de la multitud.

Desde niños nuestros padres y abuelos nos leían cuentos sobre seres sobrenaturales, a muchos nos parecían atractivas esas narraciones, pero todo desaparece cuando llegamos a crecer y maduramos. La fantasía en nuestra inocencia, muere con un trago de tiempos perdidos.

En mi caso, mi padre siempre me ha contado esos mitos, pero no era precisamente eso lo que tanto me gustaba. Solía y disfrutaba estar acurrucada en sus brazos mientras escuchaba la historia de un pueblo, un lejano y bendito pueblo.

Uno que tenía magia, misterio y que cautiva por su belleza a los habitantes y viajeros. Cada noche me sorprendía aún más sobre este encantador pueblo; y como todo cuento cumple su función, me ayudaba a crecer e imaginarme ese lugar en particular.

Pero ya he crecido, y como todo ser humano debía salir adelante. Hay que seguir nuestro propio camino, y en este viaje me tocó sola; sin familia y sin mi padre, quien falleció hace un par de años y con él, han muerto las historias que me contaba con tanta pasión, quedando solo los recuerdos de todas sus historias.

¿Acaso algún día conoceré ese pueblo?

La vida tiene un peculiar factor sorpresa que le da ese toque a cada momento que vivimos, algunos con más alegría y dichas, mientras que otros con melancolía y desilusiones.

He vivido ya diecinueve inviernos, y como en todos al llegar mi cumpleaños, tengo el corazón lleno de tristeza. Cada 365 días tomo de mi cajón una fotografía de mi padre, y con ella una carta aún sin abrir que escribió semanas antes de aquella desgracia.

Observo la foto mientras recuerdos inundan mi mente y el dolor vuelve, tan fuerte como si hubiese sido solo ayer.

Después de mi separación con Jeremy, decidí por fin leer la carta que he guardado por tantos años. Cierro mis ojos y doy un profundo suspiro, para luego abrir el sobre y aferrarme a sus letras.

Querida hija mía:

Te escribo para desearte un feliz cumpleaños, en cada uno te he mandado cartas contándote un poco de mi vida aquí lejos de ti. Ya ha pasado mucho tiempo, la decisión que tomé fue pensando en tu futuro precisamente.

El pueblo ha cambiado y han pasado tantas cosas extrañas, he visto a amigos de toda mi vida cambiar de la noche a la mañana. Está creciendo el pueblo, lo cual y por desgracia, también tiene sus desventajas.

Te he mandado algunos postales para que veas donde vivo, deseo que lo conozcas al menos por fotografías.

Aún recuerdo esas noches, cuando te dormías en mis brazos contándote mis cuentos. Algunas cosas que en ellos narré eran ciertas, como la ciudad y las maravillas que habitan aquí.

Si estás leyendo esta carta, es porque ya han pasado 19 años y hoy cumplirás 20 veranos.

Y si algún día decides venir a esta ciudad, sea la razón que elijas para hacerlo, te pido por favor que por ninguna razón te quedes mucho tiempo aquí, ya que todo lo que verás no es lo que aparenta ser.

No es una advertencia, no debes temer, pero si tomarlo muy en consideración si deseas seguir con tu vida tal y como la conoces.

Ahora me despido, mi hermosa hija. Recuerda que siempre te llevaré en mi corazón.

Pd: Espero que te hayan gustado las fotos, adjunto mi dirección. Si sientes que el destino te llama… sólo ven.

Con un suspiro y el corazón tembloroso, cierro la carta y me preparo mentalmente para tomar una decisión. Una que espero no lamentar y que, aun así, algo me incita a hacerlo desesperadamente es Viajar.

                 1. Mi primer día

Me despierto con el irritante sonido del despertador, pero con mucha pereza estiro mi brazo y lo apago sin intensiones de levantarme realmente. Después de unos minutos, doy vueltas y vueltas bajo las sábanas para luego decirme «cinco minutos más», sin embargo, de repente recuerdo el porqué de madrugar después de tanto tiempo: mi primer día en la Universidad.

Me levantó rápidamente de la cama para ir corriendo al baño, cojo la toalla que estaba por el espaldero de la silla y entro al baño. Lo único bueno de esto es que cuento con agua tibia, cosa que de verdad disfruto mucho, ayuda a relajarme y recargar mis energías emocionales. No soy de esas chicas que está acostumbrada a la comodidad de lo material, pero si me gusta estar en mi propio espacio personal. No me quejo de la suerte que tengo, hasta ahora me las pude arreglar perfectamente.

Salgo del baño envuelta de pies a cabeza con la toalla, ya que me había lavado el cabello. Voy directo al armario y muevo sus puertas corredizas, mirando en su interior para ver que me pongo el primer día de lo que sería una larga vida universitaria. Cuando finalmente me decido, escojo un jean de color negro, un suéter de color azul, unos zapatos de color marrón y una campera de color negro con algunos detalles plateados.

Abro la ventana para mirar al cielo mientras arreglo mi cabello, cabe mencionar que vivo en un lugar con clima extremadamente inestable; en un momento el tiempo está soleado, pero al siguiente repentinamente empezó a llover o nevar. Agarro mis guantes y el gorro, que por cierto no salgo sin ellos debido a las bajas temperaturas en la mayor parte del año.

Bajo en la cocina y me preparó un exquisito café bien cargado, justo lo necesario para terminar de despejar el sueño. Observo mi móvil y me apresuro en ir a la Universidad, no es demasiado tarde, pero tampoco hay que tentar a la suerte. Voy caminando mientras que el viento golpea mis mejillas, y siento ese frío particular que me advierte que muy pronto caerán las primeras nevadas.

Uno de tantos pasatiempos que tengo, es fotografiar lugares que me llamen la atención, por lo que me distraigo con facilidad observando el paisaje. Sin embargo, logro ver cuando sale mi única amiga de su casa, nos saludamos como siempre y en medio de conversaciones nos dirigimos a la Universidad. Ella es Jessica Roldán, la hija del comerciante donde regularmente voy a comprar.

Tolhuin no es muy grande, es de esos pueblos pequeños donde todos se conocen; pero si tiene una extensión de bosques y lugares misteriosos, es un lugar verdaderamente hermoso. Seguimos nuestro andar, cuando a lo lejos visualizamos la institución. Un lugar verdaderamente grande y atractivo a la vista, como también lo es el nombre «Universidad Miki Rutan Baha'i».

Mientras nos adentramos, observo hasta el más mínimo detalle. Es aún más hermoso, con mucho alboroto por la gran cantidad de chicos conversando. Algunos están reunidos en grupos hablando y riendo, como si recién se rencontraran después de un largo tiempo, mientras algunos otros solo están besándose.

Sin embargo, no todo se veía tan normal. Tan Jessica como yo, nos percatamos que muchos me miran como un bicho raro, por lo que me digo a mí misma «Bienvenido a tu nueva vida Deyanira». Me quedo mirando a Jessica, quien se aparta para conversar un chico, vaya que es rápida.

— ¿Me mostrarías la oficina del director?— Le menciono para captar su atención. 

— ¡Claro! — Comenzamos a caminar por un largo pasillo hasta que me muestra una puerta de madera, con el mismo color de la misma.

— ¡Es esa puerta! Yo voy para mi clase— Termina diciendo para verla caminar y perderla de vista.

— ¡Gracias! — Contesto con una sonrisa.

Me armo de valor y doy un fuerte golpe a la puerta, pero nadie contesta. Nada más que hacer, solo espero que alguien aparezca. Minutos más tarde, escucho desde el interior a alguien gritar:

— ¡Pase! — Escucho desde el interior.

Giro la perilla de la puerta con cuidado, entro y veo a un señor sentado en el escritorio escribiendo en una planilla o algo por el estilo. Cuando finalmente nota mi presencia, me da una mirada con una sonrisa torcida.

— ¿Usted es? — Pregunta  

—Me llamo Deyanira Collins, soy la nueva alumna, un gusto, por cierto — Le terminó respondiendo.

—Un gusto Señorita Collins, aquí tiene un folleto con los reglamentos y horarios de clase.

—Muchas gracias — Digo sosteniendo el folleto en mis manos.

—Espero que se adapte al clima y al pueblo — Añade, dándome una sonrisa poco peculiar.

—Gracias, eso espero.

Salgo de esa sala para ir hasta mi nueva clase, con una sensación no tan agradable merodeando mi pecho. Reviso el folleto y veo que la primera hora sería historia, salón desconocido y el inicio aproximándose apresuradamente. Sin saber cómo llegar, pregunto a quién sea que me encuentre el camino correcto sin dejar de recibir miradas extrañas. « ¿Tengo algo raro en la cara?» pensé.

Llegue a la clase asignada un poco tarde, por lo que veo la puerta cerrada. «Perfecto» suspiré. Doy unos toques a la puerta para ser atendida, después de unos segundos abren la puerta y me atiende una señora muy atractiva. Le entrego mi horario y me presento tranquilamente, me saluda de vuelta con una sonrisa tranquila siendo la primera persona que no me mira diferente.

—Pase señorita Collins — Dice sonriente.

Aspiro una bocanada de aire y me doy valor para entrar al salón, cuando la señora se presenta ante mí.

—Soy la maestra de historia y derecho, me llamo Amanda Fernández — Decía.

Mientras la observaba, ella seguía con su presentación para luego presentarme a mis nuevos compañeros contestando ellos con su ronda de buenos días.

— ¡Buenos días! — Les digo con una sonrisa.

La maestra me envío al último asiento de la clase, por lo que me dirigí a mi nuevo lugar sin mucho contacto visual, las miradas extrañas aún se posaban en mí.

La mañana pasaba normal y sin contra tiempos, cuando suena el timbre que no libera y anuncia la hora del descanso. Decido ir a la cafetería para almorzar, tantas horas de historia me dieron sueño, pero despertaron el hambre por lo cual me dispongo a servirme las delicias que ofrecen aquí. Cuando ya tenía mi bandeja con mi almuerzo, me fijo que no hay casi lugares disponibles para sentarme, pero logro visualizar una mesa despejada y limpia. Me acerco y me siento, luego de unos minutos veo entrar a Jessica quien, al verme, viene junto a mí para hacerme compañía.

— ¿Cómo te ha ido a tu primera clase? — Indaga curiosa.

—Me fue bien — Le respondo con un encogimiento de hombros

— Y ¿A ti como te fue?

Ella me mira con una mirada un tanto desanimado, llegando a preocuparme un poco más de la cuenta.

—La verdad me fue fatalmente aburrida....

2. La diferencia entre tú y yo

— ¿Cómo que aburrida? — Le reclamo.

Ella solo me sonríe y habla —Esa materia no me gusta — Contestó con un puchero.

Me reí de su respuesta y expresión, siendo acompañada por ella misma. Almorzamos y en lo que restaba de receso nos quedamos charlando, escuchando también el bullicio de la cafetería.

—Me he enterado que hay nuevos alumnos — Dijo Jessica de repente

      — y me encantaría conocerlos.

—Yo no estoy interesada en conocer a nadie — Respondo encogiéndome de hombros.

El timbre tocó por segunda vez y nos dirigimos al salón, pero esta vez me tocaba laboratorio.

 —Jessica ¿Dónde está el salón del laboratorio?— La miro esperando una respuesta.

— ¡Vamos! — Me guía hasta el salón y luego se marcha a su salón.

— ¿Tú no bienes? — Le pregunto a la distancia, ya que esperaba compartir está clase con ella.

—No, ahora tengo inglés, pero nos veremos más tarde.

Al entrar en el salón, busco un asiento y veo uno al último cerca de las ventanas, perfecto para distraerme en caso de aburrimiento. Me siento a mirar lejos mientras os demás se dispersan para hablar, sin embargo, veo entrar al maestro quien nos saluda imponiendo orden y todos lo contestamos de vuelta.

—Buenos días, mi nombre es Edgardo Gallardo, espero que estén con ganas de aprender — Dice mirándonos a todos.

Después de su mini discurso, nos sentamos y comienzo a ver entrar más alumnos que saludan al maestro y este verifica los nombres. Les indica a cada quien donde sentarse, y mientras seguían entrando los nuevos charlaban entre ellos.

Me alegre tanto cuando vi que me sentaría sola, sin ningún tipo de molestia. No es que sea asocial, solo no me gusta hablar mucho y por lo visto esa es la actividad favorita de todos en este lugar. Sin embargo, mi felicidad duró muy poco. Entraron dos jóvenes más y mi sonrisa se borra al instante, ya que solo quedaban dos asientos libres en el salón y uno de ellos era a mi lado.

Uno de ellos es rubio, de contextura delgada, alto, atlético y de ojos azules; mientras que el otro es un poco más bajo, de cabellos más oscuros y ojos marrones. Eran apuestos, no podía negarlo en absoluto, pero no por eso me apetecía interactuar.

El profesor los mira y saluda como a cualquier otro estudiante; al rubio le asigna el asiento justo al lado mío, y al moreno más hacia el centro del salón. El chico se dirige hacia donde estoy mientras el otro chico se dirige al centro.

Desde el momento en que se sentó a mi lado, me hizo sentir incómoda. Era extraño, tenía una mirada intimidante posada fijamente en mí, no de bicho raro como los demás, esta era diferente. Y lo más extraño es que a pesar de no conocerlo, sentía que me invadía un nerviosismo por todo el cuerpo, algo que nunca había sentido. No soy una persona que se intimidaba ante cualquier cosa, por lo que no entendía en absoluto el porqué de todo esto.

Pasaron las horas y parecía que el final de las clases no llegaba, me quedaba estática sin poder hablar ni moverme, como si no quisiera hacerme notar. Cuando parecía que estaba por marearme, escucho el timbre resonar fuertemente.

« ¡Por fin!» Pensé con un suspiro.

Recogí todas sin siquiera mirarlo, caminé lo más pronto posible y salí del salón directo a la cafetería en busca de Jessica. Mis manos temblaban y sudaba frio, los latidos de mi corazón eran demasiado apresurados, por lo que los oídos me pitaban un poco.

Era algo muy raro, pero realmente sentía que ese chico era peligroso, pero ¿Por qué él se comportaba de esa manera conmigo? Caminaba preguntándome esa y mil preguntas más, hasta por fin llegar junto a Jessica, quien solo me observaba con asombro al verme tan alterada.

— ¿Qué te pasó? ¿Estás bien?  — Indagó preocupada.

Al escucharla reaccioné de forma automática, le conté todo lo que me había pasado con un poco más de calma.

— ¿Quién es el chico? — Preguntó, mientras miraba a los alrededores con suma curiosidad.

—No lo conozco y no lo he visto por el pueblo antes — Respondo.

Inmediatamente visualizo en la entrada al rubio con sus amigos, con la mirada le indico a Jessica de su llegada señalando sutilmente en su dirección, ella los observa de pies a cabeza sin siquiera disimular.

—Es guapo al igual de sus amigos — Dice con asombro.

Es increíble lo que escucho saliendo de su boca, los elogia por su físico mientras que yo sigo en shock ante lo ocurrido.

Mientras que ella sigue observándolos, me doy cuenta de la presencia de otro joven se nos acerca y saluda a mi amiga.

— ¿Cómo estás Jessica? ¿Puedo sentarme con ustedes? —saluda el muchacho.

La reacción de mi amiga es demasiado cómica, se sonroja y sonríen ampliamente.

— ¡Claro!  — Dice ella

— Pero primero te presento a la nueva pobladora, ella es Deyanira Collins y él es mi compañero de clase Ethan Word, vive en las afueras del pueblo.

Ambos extendimos la mano en forma de saludo, mientras no dejo observar un tatuaje bastante llamativo en dirección del cuello, pero no indago al respecto. Estábamos en una charla bastante animada con risas, aliviando por fin ese malestar que me dejo aquel rubio. Era bastante cordial este chico, pero por lo que veo a mi amiga le encantaba, así que decidí darle un poco de espacio.

Me retiro al sanitario un momento, porque además necesitaba un poco de soledad y silencio. Cuando me disponía a lavarme el rostro, suena mi celular. No podía creerlo, era mi ex novio quien llamaba y por obvias razones solo colgué. Sin embargo, era tan insistente que tuve que responder.

— ¡Hola Jeremy! ¿A qué se debe tu llamada? — Indago, ya que hace meses que no le hablo, desde nuestra ruptura.

— ¡Hola amor, te extraño! Estaba pensando en ir a visitarte — Me quedo en silencio al escuchar aquello.

« ¿Acaso tiene amnesia?» Pensé confundida ante sus insinuaciones.

— ¿Esto es broma? Vamos Jeremy, creo que no es conveniente...

—Estaría viajando dentro de dos semanas, besos cariño — Me interrumpe y cuelga.

No puedo creer, lo que me faltaba para terminar mi día de hoy y catalogarla como lo peor. ¿Que más me podría pasar hoy que lo empeore?

«Esto debe ser una broma de mal gusto» pensé y me dirigí a la cafetería nuevamente. Cuando entro, no veo a Jessica por ninguna parte, por lo que me dirijo a mi casillero para guardar mis cosas y retirarme. No esperaba ni quería más sorpresas por el resto del día, solo regresar a casa y descansar.

Cuando me dirigía a la salida los pensamientos en mi cabeza eran desenfrenados, por lo que no doy atención a mi alrededor, hasta que siento que choco con algo tan fuerte que me caigo sentada en el suelo, dejando caer mis cuadernos.

— ¡Ay! — Me quejo del dolor.

Desde el suelo veo dos piernas bastantes firmes frente a mí, con zapatillas azules y un jean color marrón. Levanto mi mirada poco a poco y ahí estaba el chico que tanto quería evitar. Al ver su rostro, noto que estaba tenso, con las cejas bien definidas y unos ojos azules intensos.

— ¿No puedes ver por dónde caminas? — Le reclamo.

Mientras me da la espalda, veo una sonrisa malvada dibujarse en su perfilado rostro. Instantáneamente se da vuelta en mi dirección, mirándome fijo y desafiante, como si le cayera bastante mal.

—Yo no tengo la culpa que no pongas atención por donde caminas —Vocifera con tono bastante desagradable.

Esas palabras me enfurecieron tanto, que no reparé en modales para contestarle.

 — ¿Tu familia no te supo enseñar modales? —Recalcó, mientras me levanto del suelo con mi rostro en alto

— Además ¿Quién te crees que eres para hablarme de esa manera? ¿Acaso eres un patán?

Respondí de la misma manera que lo ha hecho él, y quizás que exageré, pero la rabia en mi crecía como una ola que es capaz de arrasar con lo que fuera.

Le doy la espalda dejándolo con la palabra en la boca, cuando siento que unos brazos fuertes me tenían arrinconada contra la pared. Mil ojos inevitablemente se cruzaron con los suyos, reflejando aún más ira de la que yo misma sentía.

— ¡No vuelvas hablarme así en lo que te queda de vida, y mantente alejada de mí yo no socializo con humanos insignificantes! — Acerca su rostro al mío y siento su respiración chocando mi rostro.

En ese momento mi valentía se esfumo, siendo remplazada por miedo puro. Y, aun así, logré ver que sus ojos cambiaron de a un azul esmeralda brillante, pero daban la sensación de ser un tono bastante frío y con mucho odio.

— ¡Suéltame! No puedo respirar — Exigí como pude, dando golpes sus manos con desesperación ya que sentía que el aire no llegaba a mis pulmones

En un segundo, me suelta el cuello por lo que caigo al suelo quedando inclinada mientras que dejo entrar una bocanada de aire, luchando por volver a respirar y normalizar mi respiración. Cuando levanto la mirada, ya no estaba por los alrededores, pero tampoco iba a esperarlo. No podía estabilizarme sola, me vi obligada a apoyarme en las paredes camino a la salida. Al llegar, el frio aire del exterior raspa mi piel mientras veo los alrededores detenidamente.

Me recuesto por un instante en aquellas paredes mirando al cielo, por mis mejillas resbalaban unas lágrimas rebeldes. No podía creer lo que me ocurrió, la impotencia me carcomía desde dentro. ¿Cuál era su problema? Por poco me mata. Una vez recuperada el ánimo, decido caminar para volver a mi casa, sentía la necesidad de alejarme de ese lugar.

3. Heridas del corazón

Después de tener ese encuentro penoso, me levanto y salgo del instituto para seguir mi camino rumbo a casa. Olvidar todo aquello y alejarme de aquel muchacho, se habían convertido en mis prioridades.

Llevo unos años aquí y ya tengo problemas con este chico, pero eso no me detendrá a seguir adelante. Voy caminando de regreso a mi casa, cuando veo a un joven teniendo una discusión con una chica que al parecer es su novia. Me entretuve más de la cuenta viendo esa peculiar discusión, de la cual salió ganando la chica.

Aquella escena me hizo sonreír levemente, y me recordó a Jeremy, las tantas discusiones, celos y los malos entendidos que tuvimos. La verdad no es envidiable pasar por eso, ya que son momentos normales para cualquier tipo de relación pese a lo frustrante que podía ser.

Pensando en todo esto del amor, odio, o desamor, me doy cuenta que ya estaba en frente de la puerta de mi casa. Abro la puerta y entro, me dirijo a mi habitación y me acuesto en la cama boca arriba mirando el techo y pensando en lo que pasó hoy, fue tan extraño.

Me siento en la cama estirando mi mochila y me dispongo a hacer las tareas, para luego cocinar y ver la televisión. Me concentré demasiado tratando de ordenar mi carpeta de estudio, hasta que en una pausa me fijo en mi móvil.

— ¡Por las Barbas de Merlín! — Exclamo sorprendida

— Han pasado las horas sin darme cuenta.

Me levanto y voy directo a la cocina para ver que hago para la cena, pero, para mi sorpresa no tengo casi nada en mi despensa.

Me pongo mi campera, la gorra, y mis guantes para ir al mini supermercado. Cuando entro en ella, tomó un carro y voy cargando lo que necesito, y de paso chismear en los estantes, cuando por mi descuido choco el carro por otro carro.

— ¡Perdón, no me fije por donde iba! — Observo a la persona en frente y veo a Jessica.

—Oye ¿Cómo que andas muy distraída? — Me dice con expresión preocupada.

—Sí, disculpa, te ayudo a juntarlo — Me dispongo a tomar los enlatados de cerezos que eché.

—Vamos, no te preocupes, sólo dime que está pasando.

—De verdad, Jessica, no es nada — Respondo con firmeza.

— ¡Está bien! ¡Está bien! Entendí el mensaje — Me dice con sonrisa.

—Nos vemos — Le respondo y sigo con mi camino.

Paso por la caja y pago lo que me alcanza, para luego retirarme a mi casa. La verdad llegó cansada, esto de ir al supermercado no es lo mío, organizo la alacena y me dispongo a preparar mi cena.

Mientras me aseguró que se cocinen las verduras, escucho mi móvil nuevamente, la tomó y contestó sin antes revisar el identificador de llamadas.

—Hola ¿Quién es? — Y para mí desgracia es Jeremy.

—No cuelgues, al menos oye lo que tengo que decir —lo escucho decir al otro lado del teléfono.

— ¿Por qué? ¿Qué cambiaría eso? — Respondo con amargura.

—Sé que hemos terminado, pero debemos hablar. Te has ido y sin decirme nada, ¿Acaso me has dejado de amar? —me reclama, desbordando confianza en su voz.

— ¡Sí, te he dejado de amar! —Contesto con molestia

— Por favor no vengas y no me llames más, al menos deja que mis heridas sanen.

Después de eso corto la llamada, tomo un vaso y me sirvo un poco de agua para calmar la resequedad repentina de mi garganta. No entendía esa insistencia de Jeremy con regresar y continuar con esto, pero no puedo negar que aún lo amo no tanto como antes, aunque no debería hacerlo.

Ciudad de florida Dos años atrás....

Me estoy retocando, feliz, totalmente feliz ya que saldré a cenar con Jeremy. Hoy era el día más feliz de mi existencia ya que mañana me casaría con él, sin perder tiempo pido un taxi para ir a su departamento.

Luego de minutos esperando, por fin llega el taxi.

—Buenas noches —le digo de forma cordial al conductor.

— ¡Buenas noches señorita! ¿Dónde la llevó? — Me contesta.

—Llévame a Kosten y av. Crun 235. — Le digo en tono de firmeza.

—Muy bien señorita.

Después de unos minutos llegamos, buscó en mi billetera el dinero para luego despedirme. Camino hacia el edificio donde vive Jeremy, entro y subo en las escaleras hasta el tercer piso.

Al fin llegó al tercer piso, aunque un poco cansada, camino hasta la puerta 3456. Me detengo en frente pensando en tocar el timbre, pero luego de pensar unos segundos decidí entrar, ya que tengo una copia de la llave de su apartamento.

Introduzco la llave y giro con cuidado la perilla de la puerta, la abro y me adentro con mucho cuidado al interior de ella. Voy caminado cuidadosamente queriendo darle una sorpresa, cuando veo ropa de él tirado en el suelo. Tomó la camisa y la corbata sabiendo que a veces era un poco desordenado, pero para mi sorpresa veo unos tacones de mujer. Tengo los ojos llenos de lágrimas, y de tan sólo imaginarme lo que estoy pensando siento el dolor más grande que puedo experimentar.

Dejo las prendas en el sofá, y voy caminando hasta el dormitorio, veo que la puerta está entreabierta. Sin pensarlo dos veces, abro la puerta para llevarme la decepción más grande que una mujer puede experimentar.

—¡Je-Je-Jeremy!

—Deyanira, no es lo que piensas.

Sin decir más nada, salgo lo más rápido que pueda de allí, sólo quería ir lejos donde no lo vea más. Corría y corría, como si no pudiera detenerme, sentía que se me rompía en mil pedazos mi corazón. Luego de horas llego a mi casa, cierro las ventanas y la puerta con cerrojo, y me voy a mi dormitorio donde saco el vestido de novia que con tanto esmero y ansiedad me había comprado. Tomo una tijera y empiezo a cortar, destrozarlo incansablemente dejando salir mucha ira de mi interior.

Cuando lloraba, miré hacia el espejo de la habitación, y vi un cuadro con una firma de mi padre. «Ciudad de Tolhuin» Sin pensar ni dudar tres veces, al día siguiente compré boletos para ir a esta Ciudad, alejándome de todo y todas, tratar de empezar una nueva vida con nuevas personas a mi alrededor.

Son las diez de la mañana y faltaban 15 minutos para abordar el vuelo, tengo lo necesario y voy camino a la planta de arriba para subir al avión. El guardia verifica mis papeles, y al ver que estaban correctos me deja continuar. Cuando voy caminando escucho una voz muy familiar, me quedo parada y sin mirar atrás escucho

— ¡Deyanira no te vayas, déjame explicarte! — Con lágrimas en mis ojos y sin mirar atrás, me decido a continuar con mi camino.

4. Voz Interior

Iam...

Después de lo sucedido con la chica en el pasillo, camino lo más rápido posible para alejarme de ella. Siento que no me controlo, nunca pensé que en todos mis años lobunos me encontraría con esta sorpresa. Su aroma, su cara tan bella, no sé cómo pude resistir tenerla tan cerca. A pesar de vivir con mi familia en las afueras del pueblo, no me agrada la idea de asistir a la universidad. Quizás sea unas de las personas más jóvenes que se ha hecho cargo de la manada Black Word, a mis 200 años de vida lobuna, es una responsabilidad bastante grande.

Pensaba que mi compañera sería para toda la vida, como también creí que mi mate sería una loba, vampiro o porque no, una bruja. Jamás pensé que sería una humana, tengo tantas emociones por dentro que me rehusó aceptarlo. Existen motivos de sobra para odiar con todas mis fuerzas a los humanos, y a pesar de interactuar con ellos debemos aparentar ser como uno más del montón. Entro enfurecido a mi casa y me ve mi hermana molesta, y le digo antes que me digas algo no quiero escucharlo.

— ¡Pero Iam! Cálmate, dime que te pasó — Cuando logra tocarme el hombro, ve en sus visiones mis recuerdos, y ella solo se ríe— Ahora entiendo tus enojos, Iam.

—No veo la gracia a todo esto — Respondo enojado.

— ¿Qué te ha hecho esa humana para que la quisieras lastimar?

— ¡Nada! Geet — Respondo.

Ella me interroga con la mirada, me escapo y me encierro a mi despacho, donde escucho que tocan la puerta y vuelvo a lo que estaba haciendo. Entra mi beta, Jacob.

— ¡Oye Iam, lo que habías encargado ya está hecho!

Lo miro y telepáticamente nos comunicamos y le digo «— ¡Encontré a mi luna!»

Jacob se pone muy alegre — ¿La vas a traer con nosotros? —Pregunta con tanta alegría.

—No porqué es una humana y no lo puedo aceptar — Le respondo secamente.

—Pero alfa, es nuestra luna, además sabes que si la rechazas te debilitaras y morirás.

—Eso no pasara, buscaré para nuestra luna alguien más fuerte que esa simple humana.

Veo entrar a mi hermano Ethan, con una sonrisa de oreja a oreja lo que significaba que estaba en papel de mujeriego. « ¡Lo reprendo!» Mira y sólo sonríe.

—A pesar que seas mayor no maduras, ahora veo porque mis padres me cedieron el lugar del alfa de la manada.

—No sabes, hermanito hoy he conocido a dos bellas mujeres y una es recién llegada, estuve con ellas en la cafetería — Decía sonriente

— ¿Si lo viste no? La nueva chica es hermosísima, creo que mi primera conquista será ella y después la amiga, bueno, si quieres te puedo prestar a la amiga de la nueva chica.

—Vaya, creo que Ethan ya ha elegido su nueva conquista — Dijo riendo Jacob.

—Dejen de hablar tonterías los dos y tú Ethan, no te acerques la nueva chica y es lo último que te diré — Les dejo ambos y me dirijo a mi habitación hecho un manojo de nervios.

No sé porque me siento así, estoy celoso, pero no puedo ni quiero acercarme a ella. Demonios, debo salir a correr y sacar toda la ira que llevo por dentro, una rabia que me consume por dentro.

Siento mi respiración sumamente agitada, y aun así sigo corriendo por las praderas hasta llegar a un lago. Me transformó en forma humana y empiezo a buscar un par de ropas, ya que siempre dejo algunos para estas ocasiones.

Cuando me pongo a pensar con más calma, recuerdo una cena que tengo hoy, por lo que vuelvo a mi casa para darme una ducha y asistir lo más pronto posible.

Camino por estas inmensas praderas y el aroma fresco me hace sentir afortunado de crecer aquí, donde no hay que estar ocultándonos ni fingir alguien que no somos. Veo a mí alrededor y hay a muchos cachorros jugando, corriendo, algunos trepando árboles y otros que están con su pareja disfrutando de ese amor que los une.

Son tantas emociones en un día, como las que siento cada noche cuando sueño ese momento tan oscuro, donde los mismos humanos fueron los responsables de tanta masacre hace 18 años atrás. Aún recuerdo esos gritos y aullidos desgarradores de mi manada, muriendo uno por uno.

Las lágrimas de mi nana y las mías al ver a mis padres masacrados, pienso en ello cada día, uno tras otro y vivo con esos recuerdos malditos. A pesar que los responsables apresados y tomamos el castigo de ellos como ejemplo, aún no estoy tranquilo ya que la hija de ese humano sin escrúpulo ha huido.

Hasta el día de hoy no supe más de ellos, tal parece que la tierra los ha tragado. Por ello, ciento que la paz que tanto busco y he esperado por tanto tiempo, nunca llegará. Una paz que necesito para seguir adelante, y dejar todo ese tormento atrás.

Voy llegando a mi hogar, entro a la sala y voy directo a mi habitación para darme una ducha, vestirme y luego ir a cenar con mi amigo. A pesar que él y sus integrantes de la familia sean humanos, me han demostrado su apoyo incondicional hacia mí y mi manada. Son de los pocos humanos en que confío aquí, y espero seguir así con ellos.

Entró en la ducha, y es reconfortante para mí ya que me relaja y me despeja la mente.

Cuando cierro los ojos, veo a esta chica humana, y no sé por qué siento que no podré estar alejado de ella. Inmediatamente y sin poder evitarlo, se comunica conmigo telepáticamente mi lobo interior.

—Búscala, márcala es nuestra, es nuestra luna.

—No lo haré, es una humana y no lo acepto — Respondo tajante.

Salgo de la ducha, buscó mi ropa y empiezo a vestirme para asistir a la cena. Escucho la puerta tocar.

— ¡Adelante! —Veo entrar a mi nana

—Dime nana ¿Qué necesitas?

—Mi niño vengo a preguntar si quieres que te prepare algo de comer, para cuándo vuelvas.

—No nana, iré a cenar a la casa de la familia Roldan — Contesto mientras que arreglo el cuello de mi camisa.

—Está bien mi niño, te deseo suerte — Me dice y la veo retirarse.

5. Situación incomoda

Deyanira

Por fin termino de hacer la cena, y cuando dejo de pensar en Jeremy y todo lo que hemos pasado, me dispongo a servirla. Sin embargo, escucho sonar el móvil nuevamente, pero para mi sorpresa era Jessica.

— ¡Hola, Jessica! — Respondo con sorpresa.

 —Deyanira te llamaba para preguntarte ¿Quieres cenar conmigo y mi familia? — Me quedo helada ante su invitación.

— ¡OH! Si creo que sería genial — Le respondo un tanto inseguro.

—Bien, es para ahora la cena — Me dice con firmeza.

—Mmm… si me vestiré e iré enseguida — Respondo.

Luego de cortar la llamada, me voy a mi dormitorio para cambiarme. No tenía tantas opciones con respecto a la ropa, ya que aquí es de temperaturas bajas, por ello no puedes de ir vestida de gala. Así que voy y tomó algo sencillo, un Jean de color negro, con una blusa color azul, un pulóver del mismo color, mis zapatillas y una campera negra.

Bajo y voy caminando por estas calles frías, lo bueno es que no vivo tan lejos de su casa.

Llego a casa de Jessica, toco la puerta luego veo que me abre mi amiga. Entro a su casa y saludo a toda la familia; primero al padre, un moreno alto que siempre me atiende en su negocio, y al fin conozco a su madre, quien es una mujer hermosa más o menos unos de 35 años, y es muy amables.

Nos sentamos para cenar, veo una mesa redonda con cinco asientos preparados. La curiosidad me gana, por lo que le preguntó Jessica si tiene hermanos, ella responde que no.

—Esperamos otro invitado — Me responde.

— ¡Ah, claro! — Exclamo, y charlamos con mi amiga de las tareas.

Donde escuchamos sonar el timbre de la casa mi amiga va a recibir al invitado y lo acompaña su padre.

Escucho decir al padre — ¡Pase alfa!

No entendía lo que escuchaba, ¿A qué se refería con Alfa?

— ¡Esta es su casa, Alfa! — Me doy vuelta y no puedo digerir lo que veo.

Me paro en un segundo, y el padre de mi amiga le dice que se siente. Yo estoy petrificada al ver que me mira fijamente, él con el rostro tenso al mirarme. Juraría que, si las miradas mataran, ya estaría muerta.

Fue una situación demasiado incómoda, una noche de terror. El padre de mi amiga lo hablaba, pero él sólo me miraba como si fuera a estudiarme detenidamente.

Cenamos y me despido de ellos, no soportaba estar ahí con él un minuto más. Me levanto y voy camino a la cocina a dejar mi cubierto en una pileta en la mesada, cuando doy vuelta él estaba detrás mío con su mirada fija en mí.

Me da un susto enorme, por lo que doy un respingo y agarro mi pecho con la mano. Siento mi respiración acelerada, trato de pasar por su lado para salir de allí, pero siento que me jala del brazo fuertemente. Trato de zafarme, pero me es imposible.

— ¡Suéltame! — Le digo.

Y él no me responde sólo me mira con aquella mirada de enojo y odio.

En ese momento entra mi amiga, por lo que se ve obligado a soltarme del brazo y yo aprovecho para retirarme con la velocidad que pueda. Me despido de mi amiga algo apenada por lo que vio, y me dirijo a mi casa.

Iba caminando como si mi vida dependiera de eso, nunca me habría ido a la cena si supiese que él iría. Su actitud, su mirada, todo en el me asusta y lo peor es que no sé por qué me odia tanto. Entro a mi casa y trato de recostarme y relajarme, pero no podía sólo hacerlo sin más. Tenía miedo que paralizaba todos mis sentidos.

Después de tanto pensar me quedo dormida, al día siguiente me levanto y me preparó para la universidad. « ¡Oh por Dios!» pienso visiblemente alarmada. «Que este chico no vaya a la universidad, por favor».

Al llegar me dirijo a gestión académico, y le pido a un maestro para cambiar de materia. Él me dice que lo va a intentar, pero no es seguro que pueda cambiar de clase. Sólo espero que sí me pueda cambiar, mientras tanto me dirijo a la materia de ciencias.

Entro y para mi felicidad no lo veo, por lo que el alivio me invade y suspiro con tranquilidad. Al fondo había un asiento libre perfecto para mí, me dirijo hacia el lugar, pero el puesto de al lado yacía una mochila. No preste atención a ello, supongo que es de algún compañero, por lo que solo tomo asiento y para mi desgracia veo entrar al chico malhumorado.

« ¡Esto no puede ser!» me quejo mentalmente. Se sienta y me observa en toda la hora, era un fastidio seguir así, me doy la vuelta.

— ¿En cuántas materias tengo que aguantarte? — Le digo de forma seca.

Veo que sus puños se ponen blanco de tanta fuerza.

—En laboratorio, matemática, ciencias, biología, ¿Por qué? — Me pregunta.

—Nada, solo para saber cuántas horas de tortura tendré al día — Le respondo.

En esas me sujeta de la mano y hace presión, sintiendo un dolor terrible que me hace retorcerme, pero en silencio.

— ¡Pues te la aguantas y reza para que esta tortura no sea más insoportable de lo que deberías aguantar! — Trago mi saliva con dificultad al escucharlo.

Me doy vuelta y me fijo en su rostro serio y tenso, lo cual me tomo por sorpresa. Sólo esperaba que suene el timbre para salir corriendo, literalmente hablando.

Toca el timbre y me levanto, salgo corriendo en el pasillo y me tropiezo con alguien, era el amigo de mi amiga. Ambos caemos, pero para mí desgracia el cae encima de mí.

— ¡Guau! —Digo, está bastante pesado, parecía que me había caído una avalancha de nieve

— ¡Ethan! — Le digo, el me mira y sonríe con una cara juguetona.

— ¡Hola preciosa! — Me dice y por poco no me besa.

Su mirada era intensa, no podía evitar mirarlo a los ojos y quedar embelesada con ellos. Él aprovechando eso, es cuando estaba a punto de besarme, pero lo sacan de mí y veo esa mirada del chico. El «ogro» me fulmina a mí y a Ethan con la mirada, los nervios me estaban carcomiendo, pero reaccioné y salí de esa situación vergonzosa.

No sabía qué hacer, por lo cual fui en busca de Jessica y la encontré en la cafetería. Llegó ante ella muy agitada.

— ¿Estás bien? — Me pregunta.

—La verdad no, no me siento bien — Respondo con los nervios de punta

— ¿Puedes ir a buscar mi bolso? Lo dejé en clase, y la verdad no quiero ir por favor yo misma — Menciono en tono de súplica.

—Está bien, está bien, tu espérame en el sanitario o en la biblioteca yo te llevare tu bolso.

— ¡Te espero en la biblioteca! — Le digo con firmeza.

Luego de unos minutos la veo entrar a la biblioteca, tomó mi bolso y me despido de ella, no sin antes darle un abrazo de agradecimiento.

Voy caminando con prisa, la verdad no quiero estar aquí, y menos con este chico, es totalmente bipolar y extraño.

6. Dilema del corazón

Iam...

Veo que mi luna sale corriendo, salgo tras ella debo detenerla, pero vaya sorpresa me llevo al encontrarla. Tenía encima a Ethan, y en ese momento sentí que mi sangre hervía, pero me tuve que comportar porqué estaba antes muchos humanos.

¡No sé cómo! Debe ser por la rabia que contenía que de un solo tirón lo quité de arriba de ella y la miré fijamente, después dirigí mi atención a Ethan.

— ¡Te dije que te alejaras de ella! — Le reclamé con furia, mientras mi luna aprovechó ese momento para salir corriendo.

« ¡La volví a perder de vista! ¡Maldición!» Me quejé.

— ¡Vamos hermanito! Sé que a ti no te gustan las humanas, está oportunidad no la desaprovecharé — Me dice en tono de engreído.

Al escuchar esas palabras se me nubló el juicio, lo tomé de la nunca y lo arrastré fuera del instituto lejos de todo ser humano posible.

— ¡Te lo repetiré por última vez! —Vociferé

— Ella no será tuya ni de nadie más, si te veo cerca de ella de nuevo te juro que te arrepentirás.

Se trata de mi hermano, pero mi paciencia con Ethan ya es casi nula.

— ¿Acaso a ti te gusta? ¿Una humana, en serio? — Me da una mirada de sorprendido

— ¿O sino dime una razón poderosa del por qué no la puedo buscar? — Me pregunta de forma incrédulo.

—Ethan, cuando lleguemos a casa te lo explicaré mientras tanto mantente alejado de ella — Ya me estoy calmando, mi rabia interior está obedeciéndome.

— ¿Dime que harás si alguien más viene por ella? — Vuelve a preguntarme, mientras que camina alrededor mío.

— ¡Lo mataré, nadie la tocara! — Siento que debo salir de aquí o explotare de verdad

— ¡Yo haré de ella lo que quiera porqué tengo derecho! — Setencie

Al advertirle a mi hermano que se mantenga lejos de ella, me dirijo a buscarla. Me tendrá que dar una buena explicación sobre lo sucedido, pero para mí desgracia no la encuentro, así que busco a su amiga y minutos después la veo con otra chica.

— ¿A dónde fue Deyanira? — Pregunto secamente.

— ¡Hola chico raro! — Me dice Jessica, en tono de molestia ya que la interrumpí su conversación.

— ¡No estoy para juegos, Jessica! ¿Dime dónde está? — Vocifero mientras que la fulmino con la mirada.

—La verdad es que ella se retiró a su casa porque no se sentía bien — Me contesta con el ceño fruncido.

— ¿Dónde vive? — Vuelvo a indagar, mientras que la tomo del brazo deteniendo su andar.

—En donde vivía la antigua pobladora vive ella, ahora, por favor, ¿Me dejas pasar?

Enseguida cojo mi celular y llamó a mi Beta

—Hola, necesito que me ayudes a buscar información sobre una chica.

— ¿Al menos sabes su nombre? — Pregunta Jacob.

—Dame un momento, enseguida te digo.

Cuelgo la llamada y me dirijo a la oficina de alumnos, tocó la puerta de manera suave y veo como es abierta de forma sutil; el rector vuelve a su asiento y a la vez señalándome la silla enfrente de él.

— ¿Qué necesita el día de hoy, Joven Word? — Pregunta mientras vuelve a lo suyo.

—La verdad es que necesito los datos de mi compañera nueva de clase — Menciono, cuando el rector me da una mirada de incertidumbre.

—Sabe usted que no es permitido dar información personal de los alumnos — Era obvio que diría eso, lo cual debía de pensar en algo más si deseaba sus datos.

—Bueno rector, como vera es nueva y ha estado un poco sensible estos días, así que pensé que si se algo sobre ella podría acercarme más y ayudarla en lo que fuera posible. Usted me entiende. ¿No, rector? — Veía que me miraba atentamente como si fuera a estudiar mi objetivo.

— ¡Oh! Claro ya sé, estaba recién acomodando su nuevo horario ya que pidió cambiar las materias.

Me quedo sorprendido al escuchar que pidió el cambio de materia, pero no lo permitiré, ella es mía y no la dejaré alejarse.

—Dígame rector ¿Usted la cambiará? — Pregunto tranquilamente.

Él me extiende un papel algo grueso, en dónde aparece la foto de mi luna con todos sus datos. Rápidamente, le hago una foto y se la envío a mi Beta para que comience cuanto antes averiguar sobre ella.

—Bueno estoy viendo si hay cupos, pero lo veo difícil ya que los lugares están asignados — Me responde.

—Creo que debería darle tiempo, quizás se adapte a la materia y a los compañeros — Le respondo.

—Sí, creo que tiene razón, joven Word, le daré tiempo y a la vez me evitare de todos los papeleos — Me dice el rector.

Me levanto y me despido para hablar con mi beta.

—Jacob, necesito esta información lo más rápido posible, deja todo lo demás y dedícate a esto — Le ordeno.

— ¡Claro amigo, estoy en eso! — Contesta y cuelgo la llamada.

Voy a ir a su casa, ya tengo su dirección y número de celular; estando en el lugar me quedo viendo a una distancia prudente todo a su alrededor, luego me pongo a pensar.

« ¿Qué demonios hago aquí?» pensé. Cuando disponía a retirarme, oigo como suena su celular y presto atención. Escucho que lo atiende era la voz de un hombre llamado Jeremy, quien la llamaba mi amor. Al oír lo que decía, sentí que mi lobo interior saldría, mi beta me sorprende por detrás.

— ¡Calma amigo, hay que salir de aquí ahora, antes que hagas algo

de lo que te arrepentirás! — Mi respiración se entrecortaba mientras que mis puños se ponían blancos de tanto apretarlas.

Nos fuimos de allí, pero esa palabra, «Mi Amor», me taladró la cabeza toda la noche. Me dispuse a recostarme en mi habitación y descansar por fin, pero veo entrar a mi hermana.

— ¡Oye! ¿Que no te enseñaron a respetar la privacidad ajena? — Respondo enojado.

—Hermano, la he visto a ella en una de mis visiones, se acostará con un hombre y este hombre la llevará lejos de ti — Me mira fijó como queriendo expresar miedo o algún sentimiento que desconozco.

— ¿Cuándo lo hará? — Pregunto de forma cortante, en ese momento me venía a mi mente esas palabras que escuché que le decía el sujeto, pero también me venía a mi mente Ethan «No eso es imposible, no lo permitiré» Pensé.

—No vi con exactitud, solo vi ese pequeño fragmento —Geet se limita en darme esa información para luego dejarme solo.

Pero lo que me dijo me tenso bastante, y ya estando sólo me debato conmigo mismo « ¿Por qué me enoja tanto verla con otra persona? ¿Por qué si no lo amo y la rechazo al mismo tiempo?» Estoy tan confundido que siento que me estoy quemando por dentro y ¿Qué debo hacer para alejarme?

Si estoy lejos de ella ciento que me falta el aire para respirar, si estoy cerca de ella ciento que me quemo por dentro, y ninguna de esas sensaciones me 

7. Advertencia de una bestia.

Deyanira.

Estoy tan confundida y desorientada, perdida en mis pensamientos cuando escuchó sonar mi celular. Me despabilo y veo que es Jeremy, decido responderle.

— ¡Hola mi amor, no he dejado de pensar en ti en toda la semana, te llamo para avisarte que en unos días estaré allí! — Esto me coge de sorpresa, no lo esperaba.

— ¡Esta bien! — Siento como la línea es cortada inmediatamente.

«Pero que idiota soy, dime tonta ¿Has olvidado del engaño que te hizo un día antes de intentar casarte con él?» Me reñí.

Me recuesto, pero no logro pegar un ojo. Luego de un tiempo y mil vueltas en la cama, me quede dormida. Mañana iré a pasear algún lugar, con suerte encontraré un trabajo por aquí. Me levanto a la media noche porque estaba helando, sentí un frío infernal que me sorprende, y es que la ventana estaba abierta de par en par. Inmediatamente me dirijo a cerrarla, pero ¿Cómo es que está abierta? Si la cerré yo antes de acostarme.

«Están sucediendo cosas muy raras» Me digo a mí misma; pero no le di tanta importancia y me volví a acostar.

A la mañana me dispuse a retirar las materias que pedí que me cambiaran, esperemos que haya un lugar disponible. Al entrar, veo que el rector me estaba esperando, lo cual me pide un poco más de paciencia, solo asentí con la cabeza y seguí a mi respectivo salón. Hoy me tocaba laboratorio y no podía hacer nada al respecto de momento, al entrar lo veo sentado al «ogro» mirándome fijo como siempre, decidí ignorarlo en lo que de la hora. Estoy sacando mis útiles para la clase y lo veo mirándome más intenso que hace un rato

— ¿Cómo te atreves dejarte tocar por Ethan? — Me quede sorprendida al ver que me estaba reclamando de alguna manera.

— ¡Eso no es de tu incumbencia! —Lo veo tensarse, y me sujeta el brazo— ¡Suéltame o si no…!

— ¿O si no qué? —Dijo interrumpiendo mis palabras.

La verdad no entendía nada, sólo quería salir de allí. Momentáneamente se forma un escándalo en el salón, por lo que aprovecho y me voy para el baño. Me puse a reflexionar, no podía creer lo que me estaba pasando. De repente, escucho un estruendo que me sacó de mis pensamientos, y al dar la vuelta lo veo entrar al baño de mujeres.

— ¿Qué m****a haces aquí? — Le digo, no podía creer su osadía.

— ¡Tú me debes una explicación por algunas cosas! —Por tal actitud de petulante me pongo a la defensiva

— ¡Yo no te debo ninguna explicación! —Intento salir, pero unos brazos fuertes me lo impidieron.

— ¡Tú no te iras de aquí hasta que me respondas algunas cosas! —Quise gritar y me lo impidió al tenerme sujeta por el cuello

— ¿Qué tratas de hacer con Ethan?

Me está aprisionando el cuello más fuerte, casi no podía respirar y dolía demasiado.

— ¡Nada! —Respondo con dificultad.

—Por otra parte ¿Quién es Jeremy? —Me sorprende su pregunta, apuesto que estoy pálida— ¡Contéstame! —me grita.

— ¿Cómo sabes de Jeremy? —Lo veo y juro que me mataba con la mirada

— ¡Es mi novio! —Le respondo con mucha dificultad, pero lo dije para ver si me soltaba, pero eso no pasó.

Cuando le dije eso enloqueció, tanto así que por poco me mataba. Al golpearlo con desesperación me suelta, caigo bruscamente en el suelo y doy respiro con dificultad. Cuando logró ponerme de pie, él se acerca bastante hacia mí, tanto que podría oler el aroma de su aliento golpeando mi rostro.

—Escúchame muy bien, no seguirás con Jeremy como tampoco no hablaras con ningún otro hombre y, por último, no te cambiaras de materia, seguirás conmigo, aunque no te guste ¿Entendiste? — Me dice de una manera intimidante, todo en mi estaba en alerta, sentía que mis piernas me temblaban, pero traté de ser fuerte.

— ¿Por qué me haces esto? —Él no responde.

Su silencio me atemoriza, e inmediatamente se acerca más a mí. Sentía que lo tenía pegado a mi rostro, por lo que podía observar sus ojos llenos de enfado. Era muy extraño, todo en él me atraía, pero a la vez en mi interior crecía un miedo que era inexplicable.

— ¡No tienes derecho a cuestionar, ni amenazarme o decirme con quién saldré! — Le digo en un tono desafiante, no podía dejarme amedrentar por este chico.

— ¡No me tientes, niña estúpida, no tienes idea de lo que puedes ocasionar con ese tono desafiante! — Me responde en tono aún más desafiante, es ahí donde mi valentía se evapora como si fuera gotas de rocío al salir el sol.

—Sólo déjame ir tranquilamente, tomare mis cosas y no me volverás a verme ¿Está bien? — Seguido de esto voy caminando hacia la puerta, cuando me vuelve a sujetar del brazo.

—Te lo volveré a repetir lo que dije antes, tú no seguirás con Jeremy como tampoco hablarás con ningún otro hombre, ni mucho menos te cambiaras de materia, seguirás conmigo a las buenas o a las malas ¿Ahora si entendiste? — Pero a este que carajos le pasó ¿Qué se fumó?

— ¡No! — Le respondo.

Se acerca a mi rostro y me grita —¡Entendiste!

Acompañó aquella acción con un golpe en la pared cerca de mi rostro, me sobre salto y empiezo a llorar, me siento en el suelo con las piernas flexionadas, abrazándolas.

No entendía nada ¿Que hice? ¿Por qué me tenía odio? ¿Por qué no me deja ir? Y lo más preocupante e intrigante ¿Cómo conoce a Jeremy? Tener tantas preguntas y ninguna respuesta es verdaderamente frustrante.

Geet...

Últimamente me siento muy cansada producto de mis visones, y la verdad es que no es fácil la vida de una bruja. Decidí ir a recostarme y tratar de relajarme, con varias vueltas en la cama me quedé dormida. Sin embargo, después de un rato estoy corriendo por el bosque como si mi vida dependiera de ello, hasta llegar a una cascada enorme y veo un ave de color negro que llevaba una pulsera dorada. En ese momento, veo al costado un hermoso paisaje y del otro lado todo negro. Me despierto sobresaltada, toda mojada de sudor; voy enseguida a buscar a mi hermano al instituto, sé que no le agradara verme, pero debo hacerlo sin importar qué.

Mis poderes despertaron desde joven, pero como toda bruja debemos esperar el momento propicio para traer a un heredero. Es por eso que trato de cuidarme desde que llegó mi alma gemela, que es el Beta de mi hermano. Soy muy feliz, pero siempre hay algo que falta en mi vida. La luna roja se aproxima, y como en cada año mis hermanos esperan pacientemente a sus almas gemelas. Ethan espera con ansias, pero con el deseo de que sea una bruja, licántropo o vampiro.

Con lo que respecta a Iam espera una muy especial; según él esa persona debe ser delicada, pero a la vez fuerte; debe tener un espíritu amable, pero a la vez severa; alguien que le lo siga sin decir por qué o para qué. Recuerdo una pregunta que le había hecho ¿Si tu alma gemela llegara a ser una simple humana? En su expresión solo pude ver rechazo, y no dudó en decirme que la mataría y seguiría buscando a su luna.

Es tan grande el odio en su corazón, que me daría lastima de quien esté destinada para ser nuestra luna.

Poco a poco me adentro por los pasillos del instituto, a lo que vuelvo a mis pensamientos y me doy aliento para continuar. Busco a mi hermano, pero para mí mala suerte no lo encuentro, me dirijo al baño de las mujeres y para mi sorpresa veo a mi hermano recostado en la pared.

— ¿Qué haces aquí? — Me dice al darse cuenta de mi presencia.

— ¡Vengo a hablar contigo! — Respondo a su pregunta.

— ¡Ahora no es un buen momento! — Me dice nervioso.

— ¿Por qué no? — Él sólo se tensa y me ignora.

Escucho un llanto de una mujer, me decido entrar al baño y la veo a ella sentada abrazando sus rodillas temblando como una niña asustada, me acerco y la observo con atención.

— ¡Hola! ¿Estás bien? — Le pregunto, pero ella me mira aterrorizada y tampoco me responde.

Me acerco a ella para tocarle el hombro y mis visiones se hacen presentes.

— ¡No puede ser, eres tú, nuestra Luna! — Ella me mira con los ojos llorosos bien abiertos, llenos de asombro por mis palabras, además de profunda confusión.

— ¿Qué yo qué? ¿Qué es eso? ¿Cómo me conoces? — Eran tantas preguntas que no sabía que decirle, cuando la estaba por contestarle, entra mi hermano hecho una furia.

—Sal de aquí ¡Ahora! — Cuando salgo, lo veo agarrándola del brazo.

Como Iam lo sabía y no nos dijo nada se calló, ¿Por qué la trata así?, En eso veo una marca en el hombro de la chica, «No puede ser» pienso. Me quedo atónita por lo que veo, por el asombro y desconcierto. Me dirijo a mi hogar y pensar que decirle a Iam, y como lo tomará él con lo que se avecina.

8. ¡Tú! Nuestra Luna

Iam.

Después de lo sucedido en el salón me decido a seguirla y la veo que entra al sanitario, estaba tan molesto que no me importó si era sanitario de hombres o de damas, sólo quería darle una lección por atreverse a desafiarme. Entro y la veo en frente del espejo, la sostengo del brazo y le hago salir un gemido de dolor. La miro en los ojos y le advierto, sé que estaba tan asustada que me gusto ver esa mirada de miedo en sus ojos. Luego de esa advertencia me salgo afuera y pienso « ¿Por qué me duele ver sus lágrimas?».

Sin embargo, a la vez me gusta verla sumisa, sentirla tan asustada que me llena de tanta seguridad que no controle mi irá y golpeo la pared dejándole un hueco. Me recuesto ahí esperando que salga del baño, para mi asombro veo venir a mi hermana.

— ¿Qué haces aquí? —pregunto asombrado.

 —Quiero hablar contigo —me mira con esos peculiares, los cuales indagan cada movimiento tratando de descifrar algo.

— ¡No es un buen momento! — Pero para mí mala suerte se dio cuenta del llanto de la chica y entra.

Es ahí que me digo a mí mismo «¡Genial lo que me faltaba!» Escucho hablar a mi hermana con ella, lo cual pongo atención y la escucho decir.

— ¡Eres tú, nuestra luna! — Al oír esto me apresuro, la interrumpo y le ordeno que se retirara.

Veo que la chica queda perpleja al escuchar esto, a lo que le vuelvo a advertir de nuevo. Luego la saco a rastras al salón para que ella se quede allí, mientras que yo la observo detenidamente. Sin embargo, en la que la observo veo la llamada de mi beta. Este me dice que la información sobre Deyanira ya está lista, me retiro y voy en dirección al bosque para quitar toda esta irá que llevo adentro. Llego a mi casa y veo a mi amigo esperándome en el jardín rascándose la nuca, con solo verle ese gesto me doy cuenta que algo está mal, lo saludo y nos dirigimos al despacho donde hay más privacidad. Me siento y espero que el haga lo mismo.

—Dime que tienes para mí — Pongo mi vista sobre él

—Lo que te voy a mostrar no te agradará mucho — Veo que se tensa mientras que se flota la nunca, pero en mí se despierta una curiosidad de saber de qué se trataba.

—Solo muéstrame — Exijo y acto seguido me pasa una carpeta color beige.

Cuando iba a comenzar a leer, nos interrumpe mi fastidiosa hermana.

—Nunca... — Le digo, ser interrumpido me da el doble de mal humor.

— ¡Ya sé, ya sé... pero lo que debo decirte es importante! — Me mira atentamente como esperando mi regaño.

— ¿No puedes esperar? — Pregunto fastidioso.

—Es sobre tu alma gemela — Me quedé helado, sin poder articular una sola palabra.

— ¿Qué viste? — Tarda en responder— ¡Acaba de hablar!

—La chica del baño es tu mate hermano y no nos dijiste nada, eso es ser desleal contigo mismo — Dice sonriendo, reprochándome por haberlo ocultado de ella.

— ¿Me vas a decir lo que viste o no? — Le digo.

—Tuve dos visiones, una sobre ella y otra sobre nuestra manada ¿Cuál quieres saber?

— ¡Las dos! Es obvio ¿No? — Me cuenta sobre la visión de la manada.

—Está muy mal, si tenemos visitas de tu hermanastro de la orden secreta estaremos en aprietos, ya que ustedes no se llevan bien — Dice mi Beta, el cual me mira fijo, sabía que algo grande se venía encima de mío.

— ¿Y la visión sobre mi luna? — Esta información me importa más que la de mi manada.

—Ella estará parada al pie de la cascada y morirá, a su lado estarán tú y otra persona que no me deja ver su rostro — Cuando ella me dijo esto me quede sin hablar, con un dolor punzante en el pecho como si me importará mucho ella.

—Bueno, he cumplido en decirte esto, ahora me retiraré —mi vista se asoma al informe sobre mi escritorio lo abro y leo.

Informe

Información personal

Nombre: Deyanira Collins.

Estado civil: soltera

Edad: 20 años

Padres: Lucían Collins y Margaret Gonzales

Lugar de nacimiento: Nueva York

Hermanos: Anthony Gonzales, Lucina Gonzales y Marco Gonzales.

Todos viven, pero sin paradero conocidos.

Al ver este informe me enfurezco, siento como hierve mi sangre. Ciento que la irá de mi lobo interior poco a poco se adueña de mi cuerpo, lo cual no puedo controlar. Así que sin más salgo de mi casa en dirección al bosque y corro sin parar, cuando me doy cuenta que corría por horas y horas. Llego a orillas de un lago, del cansancio caigo encima de mi rodilla y me vuelvo humano. Miro mi reflejo sobre el agua, veo las facciones de mi rostro tenso y mis ojos amarillos.

Cada rabia, lágrimas y dolor que ha pasado mi familia por culpa de su padre ella lo pagaría en carne propia, sólo debía pensar cómo y cuándo realizar mi venganza.

En unas horas regreso a mi hogar, entro por la puerta y me dirijo a mi habitación a ducharme y tratar de descansar, me recuesto y pienso como hacerlo.

Al día siguiente bajo a desayunar y veo a mi inseparable amigo desayunando, él me mira.

—Necesito que la vigiles, quiero saber cada movimiento que haga, si trabaja, que hace después de salir del instituto, con quién habla, si duerme o no, quiero que me cuentes todo sobre ella, averigua con quién vive en su casa.

Dicho esto, me dirijo al instituto, no sé cómo reaccionaré al tenerla tan cerca y más sabiendo su origen.

9. Acechada.

Deyanira.

No descansé bien después de lo sucedido ayer, por lo que preferí avisar al instituto que no iría. Me voy a quedar en la casa y tratar de calmar mis nervios, busco mi cámara en la habitación y reviso si está preparada, me dispongo a dar un pequeño paseo y ver si hay alguna librería por aquí para comprar un libro de verdad, necesito despejarme. Después de todo tengo algo de suerte, no muy lejos diviso un lugar con estantes inmensos llenos de libros. Al entrar suena una pequeña campanita y una anciana sonriente, aunque de aspecto un poco raro, me recibe.

— ¡Buenos días joven! ¿Qué deseas? — Me pregunta.

—Necesito un mapa de esta ciudad, ¿Tendrá alguno disponible? —Pregunto con toda confianza.

— ¡Claro que sí! — Me da la espalda acercándose a un estante de dónde saca el mapa y me lo da.

—Eres nueva, ¿no? — Vuelve a preguntar con curiosidad.

— ¡Sí, es así!, ¿Me puede recomendar algún lugar en específico para visitar? —Le pregunto de forma sonriente, tal vez esta señora me diga lugares impresionantes para visitar.

—Hay un hermoso lago pasando el instituto, te lo marcare en el mapa —lo toma cuidadosamente y hace un pequeño círculo negro con su marcador ya gastado.

— ¿Tendrá algún libro para leer? ¿Algo que usted me recomiende? — Aprovecho en preguntar.

 —Enseguida te lo alcanzo — Se asoma al estante donde cogió el mapa para darme un libro llamado.

¡Los oscuros! a simple vista parece interesante. Me despido de tan amable señora, claro que primero le pagué las cosas. Me dirijo al lago, voy tan metida en mis pensamientos que al reaccionar estaba en frente del instituto; al darme la vuelta y mirarlo, me recorre un frío en mi espina dorsal. A unos metros más se veía el hermoso lago, no sé cómo describirlo, es tan bellísimo que con el simple hecho de mirarlo me llena de paz y alegría. A pesar del extremo frío, no me importó si me congelaba o no, porque me disponía a hacer fotografías.

No sé cómo ni por cuánto tiempo me he quedado embelesada admirando tal belleza, pero al notar que se estaba poniendo más frío trataba de caminar más por los alrededores. Me adentraba más y más al fondo del bosque, como si siguiera a algo o a alguien, no le di importancia. Seguí y seguí hasta llegar a una zona bastante retirada de donde estaba, logro notar que había un letrero que decía «Prohibido pasar, zona peligrosa». Me dio tanta curiosidad que estaba a punto de pasar, pero inmediatamente escucho unos aullidos ensordecedores. Mi cuerpo se tensó al escuchar tal cosa, observé alrededor mío y veía que ya estaba por oscurecer, así que decidí apresurar mis pasos para regresar a casa lo antes posible.

A mitad del camino me percato que me seguían, lo cual me tensé y comencé a correr, ya cuando estaba por llegar me encuentro a mi amiga Jessica.

— ¿Estás bien? — Me mira asustada.

—Sí, estoy bien — Le digo, intentando regular mi respiración.

— ¿Me puedes decir por qué no has asistido al instituto? — Me pregunta preocupada.

—Hoy necesité hacer algunas cosas, por eso falté — Me voy alejando de ella y despidiéndome con un simple adiós.

Al llegar a mi casa entro y me dirijo a la cocina, prepararme un sabroso café bien cargado es lo único que me interesaba en el momento. Lo tomo y al llegar a mi habitación notó la ventana nuevamente abierta, me acerco a ella y la cierro sin más. Me recuesto, leo mi nuevo libro hasta que escucho el timbre de mi móvil. Era un simple mensaje de texto, así que lo ignoro y me colocó mi piyama para seguir leyendo. Al poco rato vuelvo a escuchar el celular, con cierto odio lo agarro y comienzo a ver el chat. Veo tres mensajes nuevos, uno de Jessica, otra de Jeremy y un nuevo chat, pero este último es desconocido, me llamó la atención abro el chat y veo el mensaje que decía lo siguiente.

¡No trates de escapar de tu castigo! ¡Tampoco trates de ocultarte de mí! No tientes tu suerte.

Al ver este mensaje me tensé, no sabía de quién se trataba, no decía su nombre ni mucho menos lo tenía guardado en mis contactos, pero si me preguntaba qué clase de bromas es esta. Llame a Jessica de inmediato y a los tres tonos escucho su saludo habitual.

— ¿Tú le diste mi número a alguien? — Pregunto con ansiedad.

 —No, a nadie. ¿Por qué? — Me pregunta con curiosidad.

—Nada, solo era eso. — Cuelgo la llamada e intento seguir leyendo, pero no me concentro, de un momento a otro me quede dormida.

Al despertar me sentía aún más cansada, por lo que nuevamente no me animé a asistir al instituto. Me quedo en la casa y me preparó para salir de compras, y por la tarde me disponía a quedarme en mi habitación para leer el libro.

No sé si le tenía miedo al pueblo en sí, pero no quería toparme de vuelta con el chico, a lo que decido no salir de mi casa en el mayor tiempo posible. Es como si quisiera que me tragara literalmente la tierra, me aterraba pensar en tener que enfrentarme a ese patán.

La mañana pasó entre ordenando y preparando mi almuerzo, una vez hecho esto me dispongo a leer un poco más el nuevo libro, por lo cual empiezo a considerarlo bastante interesante y llamativo. Aunque sea un poco fantasioso, ya que habla de hombres lobos y demás criaturas mitológicas. Por mi parte yo no creo en tales cosas, pero para despejar la mente me gusta la historia.

 10. Desesperado Corazón

Deyanira.

Al pasar la mañana, decido ir de vuelta al lago tan hermoso que encontré. Preparo mi cámara y veo que el clima está un poco despejado, así que voy rumbo al lugar.

He llegado al lago un poco agitada y cansada, por lo que me siento en un tronco mientras veo pasar con mucha fuerza el agua. No dejo de admirar dicha belleza, pero luego me viene a la mente la imagen de aquel chico y se me estremece todo el cuerpo. «Ni modo» me digo «mañana volveré a mis actividades al instituto y si es preciso, pediré el cambio de materia, pero no dejare que me intimide un chico que ni siquiera conozco».

Al pasar la hermosa tarde, me pongo a explorar el lugar a mis anchas. Noto un enorme tronco que hace como un puente, pero al ver que el tronco tenía escarcha supe que estaría resbaladizo, así que dudo en si cruzar o no. Vuelvo al tronco que estaba sentada, recojo mi campera y busco mi celular en los bolsillos, pero al no encontrarlo me sorprendo y recuerdo que lo deje en la casa.

— ¡Genial! Esto me pasa solo a mí — Me digo a mí misma.

Al darme la vuelta en dirección del puente, me sobresalto al escuchar un aullido igual que la noche anterior. Me apresuro y corro para pasar el puente, dando una mala pisada caigo en esas aguas frías. Sólo atino a luchar por sostenerme por una rama, pero sin éxito. Siento la corriente arrastrarme con fuerza, por el movimiento me golpeó la cabeza contra una piedra y pierdo la conciencia momentáneamente. Sólo Dios sabe que pasara conmigo, no siento nada, no sé si estoy muerta y si es así siento una paz que hace mucho no sentía.

He venido a este lugar por las cartas de mi padre, y por aquella decepción que experimenté. Él siempre decía que este lugar es pacífico, si se refería a esta paz no lo sabría, pero se siente verdaderamente gratificante.

Iam.

Llegó a la manada de sol naciente y me recibe el alfa de la manada.

—Bienvenido, Alfa Iam — Me dice uno de los hombres

— Sígame, por favor.

Yo lo sigo, entro al despacho y veo a mi socio de negocios sentado tranquilamente ante su escritorio. A pesar de que es un poco más adulto, tiene un carácter fuerte al igual que yo, pero lo más importante es que respeta los códigos de cada manada.

—Bienvenido, Alfa Iam — Me saluda.

—Gracias, Alfa Dire Killer, espero no ser inoportuno — Respondo.

—No, amigo mío —contestó sonriente— Es más, has venido en el mejor momento.

—Dígame los motivos de su felicidad —indagó.

—Claro, Iam, he encontrado a mi luna por lo que mi manada y yo estamos muy contentos. Como sabrás, una luna fortalece la manada y también garantiza los descendientes.

— ¡Claro! —Aseguro

— Eso es unas maravillosas noticias, pero vengo por nuestros tratados.

—No se me ha olvidado, espero que te quedes para el festejo —dice frotándose la mano por la nunca.

—No podre porqué tengo asuntos sin resolver.

Él me mira y asiente a continuación, firmamos unos papeles y me invita a almorzar, cosa que no me pareció tan mala idea ya que muero de hambre. Nos disponíamos a sentarnos a la mesa, hasta que un hombre del alfa nos interrumpe, se ve agitado.

— ¿Qué paso? — Su rostro se tensa.

—Disculpe Alfa, pero unos hombres me informan que han visto a dos vampiros rondando el bosque.

Cuando dijo esto se me tenso la mandíbula, al igual que al Alfa. Pide que sus mejores rastreadores rastrillen la zona donde lo han visto, el hombre asintió y se retira del lugar.

—Hace tiempo que no sabía nada sobre ellos — Me dice el Alfa sentándose.

— ¡Sí, así es! — Lo confirmo.

Pero lo que me pregunto es, qué están haciendo por aquí, ya que tienen prohibido pisar tierras de lobos al igual que nosotros el de ellos.

Al terminar me dispongo a dirigirme a mi casa, pero no sin ignorar lo que ha sucedido ahora estoy más tranquilo al saber que el tratado sigue igual y que ambas manadas seguirá en los negocios.

Por una parte, estoy tranquilo, y por otra estoy más que preocupado ya que, por miles de años, los chupa sangre y los lobos nunca se llevaron. Pero debo averiguar qué está pasando, no es normal que ellos estén metidos en nuestros territorios, lo único que sé es que tomaré medidas estrictas sobre esto.

Por fin llegó a mi casa con un poco de cansancio, Reina me recibe con esa particular sonrisa…. Le entrego mi portafolios, me dirijo al despacho y me siento con un poco más de tranquilidad, en esos entra Jacob por lo que le notó el semblante tenso.

— ¿Qué sucede?

—Tuvimos problemas mientras te ausentaste.

— ¿Qué problemas? — Le pregunto, el frota la nunca.

—Irrumpieron en el bosque — Me tenso instantáneamente.

— ¿Quiénes? — Indago.

—Unos malditos chupa sangre, creería que son dos — Me dice.

— ¿Cómo que dos? — Le interrumpo.

—Sí, porque hirieron a tres de nuestros mejores centinelas.

— ¿Cómo? ¿Cuándo fue eso? — Pregunto sorprendido.

—Ayer por la tarde — Me responde.

Me dirijo a la casa de sanación, el lugar donde tenemos a los hombres graves, y al llegar entro me percato de un aroma muy peculiar.

— ¿Cómo están, doctor? — Pregunto lleno de preocupación.

—Estarán bien, sólo deben descansar lo suficiente. —Contesta

— Si no fuera por Jacob, no sobrevivirían.

Salgo y me quedo en el jardín meditando todo esto, siento a Jacob estar parado al costado mío.

— ¡Algo más! — Me recalcó.

— ¿Cómo que exactamente? — Le pregunto con mucha curiosidad.

— Perdone Alfa, pero no podía estar en dos lugares al mismo tiempo —lo miro extrañado.

— ¿Qué paso es con ella? ¿Dime que le pasó? — Él me mira.

—Desapareció — Dice bajando la cabeza.

— ¿Cómo que desapareció? — Siento como si el mundo se me viniera encima.

No puede ser, sólo he dejado dos días el lugar y lo encuentro todo de cabeza. Siento que la rabia y la impotencia me gana poco a poco y me transformo, y le digo a Jacob que me acompañe que la encontraremos a como dé lugar. Llegamos al lago y aun la olía, ese aroma que me llegaba de ella me ponía alerta y sigo el rastro hasta el puente. Después de ahí pierdo su aroma, por lo que me vuelvo a transformar y me percato de un segundo olor, pero esta vez reconozco este aroma.

11. El intruso

Iam.

— ¿Hueles lo mismo que yo? — Me dice Jacob.

—Claro que sí y no me gusta esto. ¿Verificaste su casa?

—No Alfa, bueno vayamos para allá.

Él me sigue hasta que llegamos a su casa, entro por la ventana y al instante huelo el mismo aroma del vampiro que estaba aquí, ¿Pero qué rayos sucede?

Me pregunto, por lo que decido llamarla al celular y escucho su celular que proviene de la cocina, de la rabia solo puedo gritar.

— ¡No puede ser!

A lo lejos, veo colgar en la puerta la chalina de ella, lo olfateo y me dispongo a rastrillar la zona. Le digo a mi beta que organice algunos hombres y la encuentren, que levanten hasta las piedras si es necesario, pero que la encuentren.

—Ya pasaron varias horas y nada que la encontramos — Dice Jacob.

La rabia me consume, por lo que empezaba a desesperar por lo que busco a mi hermana para preguntarle si la ve en sus visiones. Entro a su habitación y ella está recostada leyendo un libro.

— ¿La has visto en tus visiones?

—Si la vi y no —la miro en mala forma— Cálmate hermanito, siéntate y dame tu mano, te la mostraré.

Me toma la mano y la veo en el lago sentada, luego camina apresurada hasta que la veo caer del puente, después de eso ya no la veo y tampoco la puedo oler es como si alguien más la ocultara de mí.

—Hay un brujo detrás de esto, no te puedo decir si está viva o no.

Salgo de su habitación, después de todo esto me preguntaba ¿Quién la quería ocultar de mí y por qué? Solo eso estaba en mi cabeza. Hago una llamada urgente a todos los amigos de mi familia y les pido su colaboración, por lo que les expliqué que esta chica es la Luna de mi manada. Al enterarse de esto, mis amigos me felicitaron por el feliz acontecimiento, asegurándome que la encontrarían. Corto la llamada.

Pasaron tres días sin tener rastros de ella, hasta que llegué a pensar que quizás esté muerta.

—Hermano, logré encontrar a tu luna — Dice mi hermana alterada

— Hice un hechizo de rastreo por lo que se exactamente dónde está, pero debes tener mucho cuidado.

Esa noticia me alegró, pero al saber del lugar en donde estaba me preocupó, ¿Cómo llego a la orden secreta y que hace allá? Eran tantas preguntas rondando mi cabeza, pero ninguna con respuestas. Al saber esto, organicé a mis mejores hombres y no descansaré hasta traerla aquí con nosotros.

Reúno a mis hombres de confianza y le digo que entraremos a buscar a nuestra luna, quiero que la saquen ilesa de ese lugar y si es necesario de matar a todos ellos que lo hagan, dicho esto nos dirigimos al lugar.

Al llegar, vemos doce centinelas a la entrada y doce hombres hacia atrás. Jacob reacciona como para acercarse y yo lo tomó del hombro, le muestro los campos de hechizos, por lo que no podremos entrar.

— ¿Y qué haremos, alfa? — Pregunta en tono de preocupación.

—Síganme que hay un pasadizo secreto — Les digo en voz baja.

— ¿Cómo lo sabe, Alfa? — Pregunta con curiosidad.

—Lo conozco porque era por ahí que llegaba hasta el calabozo, ya que de chico mi padre me mando para ser pupilo de unos cazadores, un pasado que no quiero recordar.

Entramos al pasadizo y me dirijo al sótano donde guardan los medicamentos, entramos por unas puertas de color rojo y es donde siento su aroma. Veo gasas, guantes llenos de su sangre, me asombra y abro los ojos hasta el máximo, mientras Jacob toca mi hombro para calmarme. Los demás se dirigen a buscarla, yo por mi cuenta cierro mis ojos y trato de rastrearla hasta que logro ubicarla, me voy a su dirección hasta encontrarla, veo dos guardianes vigilando la puerta donde estaría ella.

— ¿Qué esperamos? — Me dice Jacob.

— ¿Ves marcas en su cuello? — Asiente con la cabeza.

—Ellos no son hombres comunes, son centinelas y cazadores de la guardia real. Tú espera, que yo me acercaré… — Me acerco y en dos movimientos los decapito.

Pero cuando pensé que por fin la encontraría, somos sorprendidos por más centinelas, pero era obvio que me estaban esperando. Mientras luchábamos para preservar nuestras vidas, fui impactado por unos dardos con paralizantes. Caigo en el suelo pero sin poder moverme, ni hablar, aunque estaba viendo los rostros de aquellos hombres. Somos llevados en un salón donde nos pusieron en una camilla con los cinturones reforzadas.

De repente veo que se abre la puerta para ver al que sería el líder de los cazadores, por más que me esforzaba en liberarme de las ataduras no podía, ya que mi cuerpo no respondía a las órdenes de le daba.

— ¡vaya que me trajo la humana! Nada más al alfa de clan Black Word— Sus palabras estaban lleno de ira.

—Veras la humana que tengo en poder es la clave de la existencia de los antiguos tribus de los magos más poderosos ¿Pero eso ya lo sabias? — Esto era imposible « ¿Acaso ella no es una humana?»

Solo me quedaba una esperanza y es que mis hombres nos encontrara antes que estos centinelas nos maten.

No sabía cuánto tiempo estuvimos así inmovilizados, hasta que por fin pude tener control de mis sentidos, con paciencia, empiezo a desatar mis manos, cuando en ese momentos se me acerca un centinela con una jeringa y algo contenía, lo cual, es evidente que algo nos harían si no salgo de aquí. Dejo que se me acerque el centinela para después tomarlo desprevenido e inmovilizarlo para que finalmente lo mate. Con mucha dificultad, me pongo de pie, el veneno aún estaba en mi cuerpo, esto hace que se me dificultara tener el total control de mis sentidos. Luego de unos minutos veo entrar a mis hombres.

— ¿Alfa se encuentra bien? — Pregunta uno de los mejores hombres que tengo a mi disposición.

— ¡Sí! Debemos ir por la chica— Camino con la ayuda de mis hombres al igual que mi beta, él al menos no estaba tan debilitado como yo.

Nos apresuramos en encontrarla, algo adentro mío estaba impaciente, como si ella corriera peligro, llegamos a una puerta el cual según mi memoria no me falla se usaba como laboratorio, donde el cual se le estudiaba a los seres sobrenaturales que se encontraba y se capturaba.

Entro a la habitación y la veo en la cama con sondas, con la cabeza vendada y profundamente dormida. Cuando me acerco, me sorprenden tres centinelas más, lucho contra ellos hasta que cae el último. Veo una ampolla en la mesa junto a ella con una jeringa, las tomo y la cargo entre mis brazos. Me apresuro para sacarla y me siguen mis hombres, nos dirigimos a la salida por donde entramos, salimos de ese lugar y nos vamos a mi casa. La veo a ella en mis brazos dormida, la sostengo contra mi pecho y me acerco a ella a olfatearla.

Llegamos a la casa y me apresuro a llevarla adentro, Jacob llama al doctor de la manada. La llevo en una habitación especial que es para tener a un paciente, la recuesto en la cama cuando la tapo con la sábana. Lentamente, mueve su cabeza como señal de dolor, me acuerdo de la jeringa y la vuelvo a dormir.

En ese momento entra el doctor y le digo que la atienda, que a simple vista tiene golpes en la cabeza. En el momento de decir eso se apodera de mí un olor a metal, por lo que me percato que está sangrando. El doctor me dice que despejemos la habitación, los demás lo obedecen, pero él me mira.

—Usted revísela, que yo de aquí no me muevo —Después de media hora terminó de examinarla, yo seguía atento a cada movimiento.

—Ya la revisé, cambie las gasas y venda de la cabeza. Estará bien, igual te dejaré unos medicamentos que la inyectaras con un tranquilizante, esto la va a mejorar, pero no despertará aún.

Dicho esto, lo acompaño a la salida y lo despido, me voy a mi despacho y llamo a Jacob para ordenarle que vaya a la farmacia y compre lo que haga falta.

Al pasar los días permanecía dormida y sin cambio, diariamente me iba a verla y me sentaba por horas mirándola, pero me gustaba verla dormir, era un ángel con esa cara tan tierna. Tomé sus manos entre las mías y la beso en la frente, me retiro a mi habitación para poder descansar.

Después de días sin ver mejora en ella, me pongo a ver lo que hace falta en mi manada. Veo el entrenamiento de los más novatos, y aunque eran días muy tranquilos, de igual manera reforzamos las medidas de seguridad para no olvidar que puedo tener respuestas de la orden secreta por haber irrumpido en su fortaleza. Debido a eso, los entrenamientos y seguridad estaban en mis obligaciones. A todo esto y dejando especificando las nuevas órdenes, me dirijo a la casa para visitar a Deyanira y con suerte despertará por fin, me decía a mí mismo.

Deyanira.

Despierto con un fuerte dolor de cabeza y mareo, abro los ojos con dificultad, pero después de unos segundos logró ver con claridad. Me encontraba en una habitación de color blanco, totalmente desconocida por lo que sé que no es mi casa. Observo cada detalle del lugar donde estoy, veo unas sondas de hospital en mi brazo, luego miro hacia la puerta y no podía creer lo que veía.

— ¡Por fin despiertas! ¿Estás bien? — Me pregunta aquel chico de la universidad.

Trato de levantarme, pero todo me daba vueltas y me dolía la cabeza. Era un dolor insoportable, me sostengo por la cama, intento dar unos pasos, pero mis piernas no responden y veía como me iba contra el piso. Sin embargo, nunca llegué a tocar el suelo, porqué el chico me sostenía de la cintura para que no me cayera.

— ¿Estás loca? ¿Qué pretendes? — Lo miro y me vuelvo a acostar en la cama.

 12. Privada de la libertad

Deyanira.

Al escuchar esas palabras duras me recuesto en la cama nuevamente, él me mira con una mirada desafiante.

— ¿Dónde estoy? ¿Quién eres? ¿Qué hago aquí? — Comienzo a preguntar tratando de no perder la calma que aún había en mí

— ¡No, espera! — Exige

— Son muchas preguntas de una sola vez, en primer lugar, llamo Iam Word y somos compañeros de clase. Caíste en el lago por lo que te rescataron de una muerte segura, y estas aquí porque yo lo he decidido que aquí te quedarás — Vocifera mientras que me observa detenidamente.

Me tenso al escuchar tal afirmación, decido levantarme por segunda vez y esta vez me paro firme, sin caerme ni trastabillar. Camino y me dirijo a la puerta sin mirarlo a la cara, antes de alcanzar la puerta ciento como me agarran de la cintura y me hace girar hacia su pecho, lo miro y veo esa mirada fija en mí, una mirada destilaba mucho misterio.

—Por favor, te pido que me dejes regresar a mi casa, ya me siento mejor, te agradezco por toda la hospitalidad —Le digo mientras que evito mirarlo a los ojos.

Trato de zafarme de sus brazos, pero era imposible ya que era mucho más fuerte que yo o quizás era porque aún estaba débil, el caso es que siento como mi respiración se aceleraba, y no entendía porque sentía estas emociones

—Creo que no has entendido lo que te acabo de decir, pero te volveré a decir lo mismo y será mi última palabra. Tú no irás a ningún lugar porqué aquí te quedaras, ¿Entendido? — Sentencia.

Su color de ojos cambia de celeste a rojo carmesí, me quedo petrificada del susto, era algo increíble e incluso imposible.

— ¡Suéltame ya! —Comienzo a gritarle — ¿Qué te has creído?

Pero no me soltó, aumentó su agarre y sentía como me estaba faltando el aire hasta perder el conocimiento. Después de eso, desperté nuevamente en la cama, pero a lado mío en la mesita estaba una bandeja dorada con comida. Me siento y veo que es un caldo de verduras y algunas frutas, pero me decidí solo el caldo. Al terminar me levanto, veo una puerta, la abro y veo que es el baño. No pensé dos veces y me decido ducharme, al hacerlo no me acordé de mis vendas y se mojaron al igual que las de mi brazo derecho.

Al salir del baño estoy en vuelta con toalla, tanto cuerpo como por la cabeza y veo la bata de que tenía, luego miro a un costado veo el armario. Me tomé el atrevimiento de abrirlo y veo prendas, muchas prendas de mujer y lo extraño es que son de mi talla. Me pongo un Jean negro y una blusa color crema, un suéter de color gris. Solo falta algo, mi ropa interior. Reviso los cajones y veo un conjunto de color blanco, no dude en ponérmelos, al igual que un par de zapatos y medias que estaban a la vista.

Después de esto camino de un lado a otro sin poder saber cómo salir de aquí, me asomo a la puerta estaba cerrada con llave.

— ¡Genial, como no saberlo! — Me digo a mí misma.

Me dirijo a las ventanas, deslizo las cortinas y no podía creerlo, estaba en un segundo piso. Tirarme desde aquí sería un suicidio, especialmente en el estado tan deplorable que me encontraba. Enseguida descarté dicha solución, cuando ya me sentía desesperada veo entrar a una señora de una edad un poco avanzada, quien me saluda y recoge la bandeja.

—Veo que has comido, el Alfa se pondrá contento.

— ¿El Alfa? ¿Quién es el Alfa? —Ella se retira, me apresuro y trato de salir cuando unos tipos enorme me lo prohíben

— ¿Me dejan pasar?

—Tenemos órdenes de no dejarla salir, Luna — Parecen robots hablando.

— ¿Perdón? —Digo confundida

— ¿Cómo que no me dejaran salir? Y no me llamo Luna, me llamo Deyanira— Menciono sobresaltada

Ellos me miran y cierran las puertas, comienzo a dar patadas en las puertas de lo molesta que ya me ponía todo esto.

Después de horas y horas, me recuesto en la cama, me quedo dormida. En mis sueños veo como si fuera una película, la caída del lago, luego que fui arrastrada por la corriente. En esas veo una imagen, no tan clara, cuando estaba en un lugar raro, como si fuera un laboratorio. Pero veía unos hombres inyectándome algo, en esos me asomo de costado y veo esa mirada de color rojo. Era de un joven alto con pelo castaño o algo parecido, quien me miraba con una sonrisa macabra. Me despierto de un sobresalto en la cama toda sudada, Iam estaba sentado en frente mío cruzando de brazos observándome, al verlo allí no tardo en pararme de donde estaba.

— ¿Qué estabas soñando? — Me pregunta, pero yo no le respondo, me mira con una cara lleno de desconfianza

— Cómo quieras. Veo que estas mejor, dentro de unas horas vendrán a buscarte para que bajes a cenar y de paso te presentaré a tu nueva familia— Termina diciendo mientras que va en dirección a la puerta

Esas palabras me sacaron de mis casillas.

— ¿Perdón? Ya tengo mi propia familia, por cierto, esto de encerrarme y no dejar irme se llama secuestro ¿Lo sabías?

 Sonríe como si fuera poca cosa, ignorando lo que acabo de decir, para luego retirarse, antes que abra la puerta, lo agarró del brazo y él se gira para mirarme y luego ver mi mano deteniéndolo.

—Ya lo aceptaras, por último no vuelvas a dirigirte así a mí, o te irá muy mal — Me dice y se retira de la habitación, dejándome con angustiada por la amenaza que acaba de hacerme.

La irritación que sentía por el hecho que estaba aquí encerrada ante estas cuatro paredes, era sumamente frustrante sin dejar de mencionar que prácticamente estoy bajo el control de un chico misterioso, con problemas de personalidad.

— ¡Disculpe mi Luna! La espera mi señor en el comedor—  Alude la mujer ante mí. Sin perder tiempo sigo a la mujer hasta llegar los escalones, en ese momento recuerdo haber visto dos hombres escoltando la puerta de mi habitación, pero ahora no están.

Llego hasta el salón que debía de ser el comedor, lo cual era espaciosa con una mesa sumamente larga, con muchas sillas, a la cabecera de la misma se encontraba mi peor pesadilla, mirándome fijo con aquellos ojos que destilaba crueldad, a lado de él estaba la chica que había conocido en el instituto y dándome la espalda estaba sentado un joven que no lograba ver sus rostro.

Iam me señala con la mano que me sentara a lado de aquel joven, sin tener animo de discutir me acerco y me siento alado del joven. Para mi sorpresa era Ethan quien no dejaba de observarme, mientras que la chica me regala una sonrisa cordial.

—Ya nos conocemos me llamo Geet—  expresa

—Y soy la hermana de Iam. — atestigua ella con una sonrisa sumamente cálida.

— Bueno creo que ya se conocen— Iam me señala a Ethan que me observa con una mirada amigable.

— ¿Cómo estas Deyá? Por fin mis ojos ven a la chica más hermosa de Tolhuin — Solo asiento y le paso mi mano, él la aprieta y escucho un gruñido

— ¡Suficiente suelta su mano Ethan! — ordena, el demonio en persona.

Observo a Iam, veía su semblante tenso, esto me ruboriza para agachar mi mirada

—Nos veremos mañana, te mostrare la casa y así tendremos una excusa para charlar — me indica Geet cuando terminamos de cenar, me guiñe el ojo para verla retirarse

 Ethan se despide con otro apretón de manos, pero esta vez sin exagerar  para excusarse de su hermano y verlo retirarse también lo cual hago lo mismo.

— No te he dado permiso de retirarte —Demanda Iam, quedándome de espalda a él

—No sabía que tenía que pedirte permiso hasta para caminar, como sí tú fueras mi dueño — Alego de manera seca.

—En realidad es así, si quisiera te diría hasta que prendas debes usar en el día— Me observa de pies a cabeza, esto aumenta mi enojo para propinarle una bofetada, para verlo con el rostro a un costado.

— No debiste hacer eso — Me jala del brazo y nos subimos en la escalera en dirección en la planta de arriba.

— ¿Qué haces? Suéltame… Ayuda— Exclamo de manera desesperada.

— Hermano que le vas a hacer no es necesario esto, solo háblale con amabilidad te aseguro que te entenderá— Vocifera Ethan tratando de apaciguar a Iam

— No te metas en mis asuntos, ella es mi asunto así que aléjate y ve a arreglar tus propios problemas.

— Me estas lastimando —indico intentando zafarme de su agarre.

— Te advertí lo que sucedería si te atrevías a desafiarme —expresa riéndose

Nos dirigimos en una habitación diferente, abre la puerta esta vez entramos en una habitación más espaciosa, supuse que era su habitación, escucho como cierra de un portazo la puerta detrás de mí haciéndome sobresaltar.

—Que te crees que eres para abofetearme, no me hagas perder mi poca paciencia—dictamina y noto sus ojos cambiar de color. Intentó abrir la puerta, pero este la cierra nuevamente.

— Déjame salir — Le digo más calmada

— ¡No!, además princesa tu dormirás aquí conmigo — Me quede confusa sin poder decir nada.

—Solo hay una cama, no pretenderás que duerma contigo en la misma cama — Logro articular con la voz temblorosa

—Acostúmbrate ya que muy pronto serás mi esposa y futura madre de mis hijos.

— ¿Cómo? No, no lo haré— Le manifiesto, mientras que él solo me queda mirando con una sonrisa victorioso.

—Claro que si lo harás por las buenas o por las malas — Dicho esto él pone la cerradura de la puerta y se acuesta en la cama

 — Ven vamos a dormir ya es tarde— Termina diciendo

Yo lo miro desconfiada,  con duda me dispongo a acostarme y le doy la espalda por un segundo siento como nuevamente me agarra de la cintura y me arrastra hacía el pero no me suelta, siento que me habla en el oído.

— ¡Así dormiremos! —  Para no empeorar las cosas solo me dormí, pero pensando en que debo escapar cuanto antes de aquí.

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