Aires de principios

El amanecer de un lunes ocupó la mañana de aquel sábado, había algo diferente en el aire, en la luz, en el frío. Escarchas de polvo nadando en la luz dibujaban un velo entre Erick y la ventana, él solo era un espectador con una taza de café que escuchaba en la radio una canción atípica, desconocida y anónima; algo de eso que suelen llamar música en estos días tan disparatados. Un sonido repentino sorprendió a Erick y decidió dar un vistazo desde la ventana, se trataba de un anciano esparciendo una llovizna de maíz amarillo en el estacionamiento, alimentando a las palomas que ya acostumbradas, visitaban todas las mañanas el lugar por su ración matutina.

— Bájele el volumen a la radio, ahuyenta las palomas — dijo el anciano — ¿Curioso que las ahuyente no? Ellas son el símbolo de la paz — comentó enseguida.

Erick no entendió sus palabras pero amablemente atendió a regular el volumen de la radio y cambiar de dial, la señal aterrizó en un rock and roll nacional, una de esas nuevas bandas que luchan por emerger a la superficie entre tanta chatarra urbana de la nueva industria latina. Para cuando Erick regresó a la ventana, el anciano estaba tendido en el piso agonizante. Los primeros segundos fueron invadidos por una pausa bajo cero, los latidos de su corazón se extendieron por todo el cuerpo y una burla sutil muy en lo profundo de su naturaleza primigenia liberó su eco. Erick trataba de decidir qué hacer, las palomas parecían percibir lo que ocurría a su benefactor, pues volaban inquietas de un lado a otro y una vez más, esa noción misteriosa que toma control de los humanos en las circunstancias más extraordinarias emergió de Erick. Bajó las escaleras, aunque no sabía qué hacer.

Demoró solo segundos en salir del departamento, bajar dos pisos por las escaleras y salir al estacionamiento. Para entonces ya el anciano trataba de incorporarse apoyado en su bastón.

— ¿Se encuentra bien? — pregunta Erick 

— Oh si... ¿no ves que me encanta dejarme caer y luego intentar levantarme? Dame una mano. — Respondió el anciano fatigado, que de entrada parecía una persona muy difícil, ese tipo de ancianos que creen ser el abuelo de todos y manifiestan su autoridad senil sobre propios y extraños — ayúdame a subir las escaleras, vivo en el 2, Ten. — Dijo entregándole las llaves a Erick y apoyándose en su hombro.

— Es el segundo — confesó el anciano a Erick ya un poco calmado, sentado en una mecedora de su departamento. Erick no resistió el impulso de su vista por hacer una inspección disimulada. Las ventanas estaban cerradas, muy poca luz se filtraba en el interior del lugar, lágrimas de cristal colgaban del techo generando con la poca luz que le daba el exterior, un efecto de brillo sereno impresionante. La mirada de Erick paseó en un micro segundo, apreciando placas de reconocimientos y diplomas en las paredes a nombre de Américo Escalante y Farfán, sumados al mueble lleno de libros que dividía la estancia, parecían dar signo de que aquel anciano tenía cierta trayectoria, lo cual justificó su ego y arrogancia para Erick.

— Pensé que estaba solo hasta que escuché ese ruido — dijo el anciano extendiendo su mano derecha.

— ¿Acaso... no hay más vecinos? — preguntó Erick ligeramente asombrado. Américo inclinó su mirada y tosió con una débil carcajada que antecedió su respuesta.

— Todos están fuera del país... Los de éste edificio claro. 

Américo gira su rostro a la ventana cerrada, un rayo de luz vertical forma una línea en su cara e intensifica el color azul de su ojo.

— Todos se preguntan ¿por qué? y hay tantas respuestas como preguntas, yo solo me pregunto ¿Cuándo se fue al demonio lo que solíamos ser? Yo Nací en octubre del 55, por allá en Carúpano pero me vine a la capital a los 3 años. Bueno... me trajeron jejeje. Recuerdo las patinatas decembrinas en la capital, la sucursal del cielo le decían. Ya puedo escuchar a Aquiles con sus cosas más sencillas, el show de Renny; una obra de Cabrujas o el concierto de las flores, entre tantas maravillas que se me escapan. Estos últimos 4 años han sido los peores de mi vida.

Por alguna razón as palabras de Américo le recordaron a Erick aquellas páginas del extraño libro que leyó la noche anterior, estaba pasmado de perplejidad, No tenía nada ordenado para decir.

— ¿Qué puede decir un joven como tú? Probablemente tengas 20… años más, años menos. — manifestó Américo como si hubiera leído la mente de Erick.

 — Ya te he visto antes, ¿has venido en dos ocasiones verdad? — El comentario drástico por parte de Américo suprimió la atmósfera intensa y Erick como se debe hacer en estos casos siguió la corriente.

— Sí, estoy un piso más arriba, siempre venía a dar un vistazo los fines de semana.

— Pero éste fin de semana será muy largo jejeje — Interrumpió Américo — ayer dijeron que hay 30 días de confinamiento.

— Sí ¿Es una verdadera locura, no? — Responde Erick amablemente.

Américo caído en resignación pero aguerrido, como un león viejo que duerme atado a un tronco manifiesta con serenidad — ¿Puedes creerlo? yo jamás en mis 65 años cometí un crimen y estos hijos de puta después de viejo vienen a darme casa por cárcel con la excusa de una gripe ¿Qué es esto? — dijo, acompañado de una risa sardónica.

Ésa pregunta se hizo eco cuando Erick miraba televisión al caer la noche.

Anuncios sobre medidas de higiene                    ¿Qué es esto? 

Reportes de casos en televisión Nacional                ¿Qué es esto? 

Revueltas en EE.UU                                ¿Qué es esto? 

Situación crítica en Italia.                            ¿Qué es esto?

Estaban pasando una película que Erick nunca antes había visto, Tenía un aire distópico y apocalíptico, el protagonista de piel oscura y con anteojos estaba por enfrentar a 5 maleantes en lo que parecía un bar deteriorado. Él sacó un enorme cuchillo y dijo "Maldita sea la tierra por vuestra causa, espinas y cardos producirá” 

La vida es una especie de obra fílmica, aparentemente sin guion ni director, pero es espeluznante ver como a veces un par de elementos sueltos cobran sentido, aunque posiblemente la coherencia y el sentido dependan del contexto de quien lo interpreta. En este caso la televisión estaba dando un mensaje a Erick, el versículo bíblico del Génesis donde Dios maldice a Adán y Eva por el pecado de la desobediencia, resultaba inquietante, profundo y trascendental, no tenía nada que ver con Dios, el diablo y fábulas bíblicas plagiadas de otras culturas primigenias.

“Maldita sea la tierra por vuestra causa " 

En un lenguaje más contemporáneo y refinado, todo lo malo que acontece en la tierra es culpa del hombre o en el mejor o peor de los casos su responsabilidad.

La mente de Erick estaba trabajando, buscaba dar mayor definición a las ideas sueltas que configuraban algo en el reverso de su mente, donde aún danzaba perezosa la inspiración, coqueteando con el deseo de hacer algo. 

De momento se preguntaba si Américo estaría bien. Intentó ir a su departamento y tocar la puerta pero sus niveles de amabilidad no eran suficientes, tampoco tenía una excusa de peso, Américo podía estar ocupado y resultar un tanto grosero, o muriendo intentado pedirle ayuda. El espíritu de los condominios entro en Erick y salió muy cautelosamente descendiendo escalón por escalón como un ladrón inexperto, se aproximó a la puerta del departamento de Américo y pegó su oreja en posición de típico chismoso.

Estaba encendida la televisión, era música sensual. Américo tosió y pensó en voz alta como es común en ancianos.

— Señoritas semidesnudas bailando en un tubo, los directores saben cómo llamar tu atención cuando la película es mala jejeje. 

Erick con dificultad contuvo la risa y la excitación, estaba espiando a alguien y no sabía porque se sentía tan bien, era divertido y peligroso. 

— Me alegra que esté bien — dijo al acostarse, cruzando los ante brazos detrás de la cabeza y liberando un suspiro heroico. Te sientes Dios cuando minutos antes de dormir tu mente te muestra el informe diario y encuentras una buena acción del día, aunque lo bueno y lo malo es subjetivo, la definición más clara de ambas pasa por describir como nos hacen sentir, al menos eso dijo Sharly aquella vez. Erick grabó sus palabras en un recuerdo — Me pregunto ¿Qué será de la vida de ese loco, estará bien?

Erick no durmió esa noche, estuvo a punto, sí, pero fue cuando recibió un mensaje.

“Hola ¿cómo estás?" Era Fabiana. 

Él pensó: Tal vez es un mensaje viejo que acaba de llegar, es normal con lo pésima de la señal estos días. Pero una parte de él pensó: ¿y si no es así y si lo acaba de enviar? Supongo que contestaré al menos por cortesía.

— Hola todo bien Fabiana, estaba sin luz.

La respuesta no demoró en llegar.

— Ah sí... es común en éstos días jejeje me alegra que estés bien Erick.          

— je je je si, gracias. Ah... por cierto no me he enterado de nada aún con respecto a las clases.

— Descuida armarán todo un teatro con eso como suelen hacer, prefiero mantenerme al margen.

— Tienes razón.

— ¿Y qué has estado haciendo, con todo esto del confinamiento?

Ese mensaje representó una ligera diferencia para Erick, dejaba explícito que Fabiana no había escrito por lo de las clases, solo quería conversar. 

Así que Erick se dejó poseer por un cosquilleo emocional que subió desde sus talones hasta la barbilla y Respondió:

— Bueno... Recién me mudo a las afueras de la capital y me quedó atrapado por 30 días, jejeje, conocí a un viejo bastante obstinado pero cool, creo que emplearé mis días de confinamiento en leer ¿y tú?

— ¡Wow! leer en éstos días creo que es la mejor opción, trataré de hacerlo, también estoy a las afueras de la ciudad capital, bueno... vivo a las afueras de la capital. 

— ¿En serio?

— Si, parece un lugar detenido en el tiempo, se puede ver el tren cruzar, como una gran serpiente roja atragantada de caos. 

Erick estaba doblemente sorprendido, una chica le estaba escribiendo, además según la descripción estaba cerca y además usó un fragmento de esa frase para describir el tren, tal y como él.

— Analogías Nocturnas — escribió Erick.

— No puede ser, ¡¿conoces el programa!?

Analogías nocturnas era un programa Radial dedicado al Rock que desapareció en 2016 cuando cerraron la emisora donde lo transmitían.

— jejejeje Fernández sexto...— Dijo Fabiana.

— y el Chaval... — Completó Erick.

— ¡No puedo creer que tu hayas escuchado "Analogías nocturnas"!— escribió Fabiana usando emojis de asombro y me encanta.

— Que te puedo decir... Me encanta el rock.

Erick estaba en ése momento de la conversa donde comienzas a manifestar algunas interioridades, algo sutil y superficial.

— También a mí, tengo la ligera sospecha de que somos los únicos.

Había un extraño indicio de algo en las palabras de Fabiana algo que aún no tenía la fuerza necesaria como para generar una sospecha intuitiva.

— Los últimos — dijo Erick con nostalgia — la mayoría de los jóvenes hoy solo se alimenta de b****a musical.

— ¿Y eso que importa? es genial. Eso nos hace especiales — Argumentó Fabiana, intentando apaciguar cierto indicio de histeria en Erick.

— Supongo que sí, estamos en peligro de extinción.

— je je je entonces debemos cuidarnos mutuamente.

— Desde luego que sí.

A éste punto era más que obvio percibirlo, Fabiana estaba dando luces a Erick de algo, Algo inminente que como toda mujer, quizá habiendo anticipado que ya Erick comenzaba a darle vueltas al asunto lanzó el veredicto.

— Entonces estamos destinados a ser amigos, ¿Te animas? 

En un 78% de los casos los hombres están programados para automáticamente aceptar alguna proposición de una chica, bien sea, insignificante, significativa o ambigua. En este caso Erick se sintió extraño, por lo general Fabiana nunca habría sugerido eso y ninguna chica en realidad, lo natural sería continuar escribiendo en muchas otras ocasiones para generar una atmosfera de confianza, hasta que las cosas se dieran por si solas, pero en esa ocasión pareciera que algo había empujado a Fabiana hacia adelante a tratar de considerar lo que quería como si no hubiese un mañana ¿Quién puede entender estas cosas? La vida a veces es inverosímil ¿Y qué? Con esa pregunta cerró Erick su deliberación interna entre la fe y la razón.

 — ¿Por qué no? — Respondió Erick sin pasar por el filtro las maniobras de Fabiana, las últimas horas para crear un vínculo, una aproximación.

— Mi mamá me prohibió salir pero trataré de escaparme en los próximos días para conversar en persona — dijo ella.

— Vaya me parece bien, entonces esperaré —respondió él, víctima de una taquicardia pasiva y emocional.

— Vale...  ya me dio sueño, descansa.

Con estilo Fabiana produjo el corte dramático dejando a Erick con esa extraña sensación de estar viendo una buena película y se va la luz en el clímax.

Las chicas saben cómo jugar con eso y les da resultado porque logran mantener interesada a la victima  

— Tú también xD —  respondió Erick queriendo decir más, pero pudo contenerse, por alguna razón esa conversa con Fabiana elevó las emociones de Erick hasta el punto de despertar una imagen, una fría, confusa y un tanto desagradable, incluso para un chico. 

Estaba en una oscura habitación sin camisa de cara a la ventana con vista a la ciudad. Una chica mayor que él ajustó la cerradura de la puerta y se saboreó con lascivia mientras tuvo una brusca aproximación a él por la espalda apretando su pene sobre el pantalón.

— Le diré a papá si te rehúsas — le susurró al oído como una serpiente y luego deslizó su lengua por su oreja. 

La visión de Erick abandonaba aquel recuerdo, mientras la chica se arrodillaba delante de él y le bajaba la cremallera del jean.

A veces las emociones más intensas se confunden y despiertan memorias al azar memorias muy coloridas o a veces monocromáticas. Se levantó, lavó su cara, se vio al espejo detestándose, sus frustraciones golpeaban desde dentro de su pecho luchando por salir.  Entonces recordó algo, era Sharly diciéndole, mientras fumaba un cigarro — Capsulas de amnesia le dicen algunos, porque ayudan a olvidar. — 

Erick fue por su bolso, había un cigarrillo que el mismo Sharly le había dado en un bolsillo oculto, otro recuerdo cruzó por su mente, Sharly diciendo — En mi caso me ayuda a ordenar las ideas cuando quiero escribir — ¿Escribes? — Preguntó Erick y Sharly le respondió —Por supuesto, es un imperativo del ser antes de irse de este mundo haber plantado un árbol, tener un hijo y escribir un libro, aunque en mi opinión los tres resultan en la misma cosa- —Erick mientras fumaba observó el misterioso libro que solo tenía un par de páginas escritas y lo comprendió —Eso es, Tal vez…— El resto de la noche lo emplearía en tratar de escribir algo.


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