CAPÍTULO 4 + 5

Capítulo 4 – Junto al mar.

Emily deshacía la maleta en la habitación de invitados que Kayla le había preparado, en aquella hermosa casa en Ballintoy Beach Cottage, Irlanda.

La casa estaba situada justo en la ladera de la montaña, frente al mar. Constaba de la casa principal donde solían hospedarse la muchacha, su marido y su hija cuando iban, una cabaña de madera que les servía de almacén, y un pequeño invernadero que estaba separado en dos, por una parte, lo tenían dedicado a la cultivación de hortalizas (eso hizo que entendiese que aquella era la razón de que su hermana siempre estuviese allí), y la otra parte estaba dedicada al relax, pues estaba formado por dos amplios sillones y lo que parecía ser una pequeña piscina de agua caliente.

Levantó la vista hacia la ventana, percatándose entonces, de las hermosas vistas que tenía desde allí, pues podía ver el mar desde allí.

Se acercó despacio, sin dejar de mirar hacia aquel punto, sin poder evitar recordar el pasado, aquel que parecía ser solo un sueño.

Abrió la ventana, para luego apoyarse sobre el alfeizar de la ventana, sintiendo una extraña sensación como si hubiese vivido algo parecido con anterioridad.

  • Emily – escuchó frente a ella, haciendo que dirigiese su mirada hacia aquel punto, sonriendo al ver allí a William, devolviéndole la mirada. Pero tan pronto como cerró los ojos y volvió a abrirlos, él había desaparecido. La realidad la envolvió de una forma abrumadora, haciendo que comprendiese que lo había imaginado, él no estaba allí, nunca había estado en realidad, tan sólo era un producto de su imaginación.

La puerta de la habitación se abrió detrás de ella, haciendo que esta dejase de prestar atención al mar, y volviese la vista hacia su hermana que acababa de entrar en la estancia.

  • ¿aún estás así? – Preguntó algo exasperada – tengo que asistir esta noche a un evento en casa de unos amigos – me informaba – así que espero que hayas traído ropa de fiesta.
  • ¿por qué tengo que ir? – Preguntaba sin comprender.
  • Porque mamá me dará la plasta si te dejo aquí sola – le informaba, haciendo que la muchacha bajase la cabeza, avergonzada, pues odiaba ser vigilada de aquella manera, por sus seres queridos – ve a darte una vuelta por los alrededores, si quieres – le aconsejaba, intentando parecer amable con ella, pues no quería importunarla en su estado – pero asegúrate de estar aquí sobre las siete, puedo dejarte uno de mis vestidos si no has traído nada para la ocasión.

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Sobre la suave y blanca arena de la playa, una bella joven, con un vestido blanco, con el cabello suelto y pies descalzos, caminaba, sintiendo la tenue brisa marina sobre su rostro, al mismo tiempo que el dolor y la pesadez la invadían de nuevo, ante un recuerdo que no era real.

Cerró los ojos un momento, pensando en aquel pirata que conoció, aquel al que amó, aquel que parecía ser tan sólo un producto de imaginación. Recordando una mirada, una sonrisa, un beso, una caricia, y posteriormente un te amo, sin poder evitar que una fina lágrima recorriese su rostro.

Abrió los ojos, intentando proseguir con su paseo, pues sabía que seguir pensando en aquello que había perdido no serviría de nada, nadie le devolvería aquello, y nunca podría recuperarlo.

Se paró en seco, justo cuando había decidido que continuaría su camino, observando algo, una blanca gaviota volaba sobre ella, subiendo más y más, hacia la enorme montaña que rodeaba aquel lugar y entonces algo llamó su atención. Más arriba, había un pequeño cementerio, parecía ser muy antiguo.

Se dio la vuelta y caminó hacia él, como si pudiese encontrar en él algo, pero sabía que no había nada, su hija no estaba enterrada allí, es más, ni siquiera tenía una hija.

Cuando hubo llegado hasta allí, y se detuvo a observar. Parecía ser un lugar muy antiguo, pues las lápidas y las cruces estaban totalmente cubiertas de vegetación y apenas se podía apreciar bien lo que decía en ellas. No solo había tumbas, todas de ellas en el suelo, también enormes menhires con formas enormes que formaban un círculo, rodeando la tumba que parecía ser la más vieja de todas.

Era un lugar realmente precioso, apenas se había introducido entre las rocas para mirar con más atención la tumba que era rodeada por ellas, cuando escuchó el sonido que hacía su teléfono, haciendo que se detuviese a mitad de camino y cogiese el teléfono.

  • ¿dónde estás? – preguntó su hermana algo alterada – son las siete y diez, ya deberías de estar aquí, si no te das prisa me vas a hacer llegar tarde…
  • Iré en seguida – reconoció la muchacha, dándose la vuelta, antes de haber llegado a aquella tumba, para luego continuar su camino a grandes zancadas, corriendo hacia la casa de su hermana.

Mientras, un fuerte viento que no parecía proceder de ninguna parte, se levantaba cerca de la tumba, y llegaba hasta ella, pero ella ni siquiera parecía haberse percatado de ello, tan sólo seguía su camino, dejando todo aquello atrás.

Capítulo 5 – Una fiesta.

Emily estaba preciosa aquella noche, con un vestido blanco de flores que su hermana le había dejado, y se había maquillado y adornado su cabello con una corona de flores para el evento, que no era otro que una reunión de coleccionistas en casa de uno de los más prestigiosos historiadores de Irlanda, el señor Murray.

Kayla se ponía al día con sus amigos del lugar, mientras ella se daba un paseo por la fiesta, percatándose de que algunos de los invitados habían empezado a bailar las canciones que los músicos tocaban, eran bailes de salón, reconocía, percatándome de que hacía mucho tiempo que no bailaba algo como aquello.

Aquel lugar era hermoso, se trataba de una amplia casa, no lejos de la su hermana, pero mucho más amplia que la de ella, sólo el salón era más grande que toda su casa junta.

Sonrió al percatarse de ello cuando se percató de que el señor Murray se dirigía hacia ella, haciendo que se parase a mitad de camino de los jardines, que sospechaba que era la zona más tranquila de toda la casa.

  • Emily – la llamó, haciendo que ella sonriese con cortesía – al fin tu hermana ha decidido traerte, tenía muchas ganas de conocerte.
  • He oído que usted es un gran historiador – le dijo, intentando parecer amable, recordando como su hermana le había hablado de él en el camino a aquella casa.
  • Oh sí – reconoció, algo avergonzado.
  • ¿y qué es lo que investiga principalmente? – preguntó, con la intención de sacarle un poco de información, y no parecer una estúpida frente a los amigos de su hermana – me resulta muy interesante la historia de…
  • Principalmente todo lo que tiene que ver con piratas, es muy interesante – reconocía, haciendo que Emily le mirase sorprendida – todos los artilugios tan curiosos que los rodean, y todas esas leyendas … - proseguía, haciendo que Emily sonriese de oreja a oreja, alegrándose por primera vez desde que había llegado, de visitar aquel lugar con su hermana.
  • A mí también me encanta ese tema – aseguró, haciendo que el hombre la mirase sorprendido por ello – es un tema fascinante.
  • Sospecho que le encantará este lugar – comenzó, haciendo que ella le mirase sin entender a lo que se refería – es un lugar con mucha historia sobre piratas.
  • ¿en serio?
  • Por supuesto – aseguraba el hombre – ¿ya visito el cementerio de highbeach? – preguntó mientras ella le miraba boquiabierta – es un lugar precioso, con mucha historia, allí encontrará los restos de uno de los piratas que participaron en …
  • He estado en ese lugar – aseguró, mientras recordaba el cementerio, y los menhires que rodeaban aquella misteriosa lápida.
  • ¿Viste las rocas que rodeaban la tumba? – preguntó, con curiosidad, admirando como asentía – Es la tumba más antigua de todas, la única que corrobora que él realmente existió.
  • Un pirata de verdad – murmuró, mientras sonreía al recordar a William y su tripulación sobre el navío de este.
  • Así es, y aunque no fue tan conocido como muchos otros, para mí es importante, porque hay historia sobre él, de echo en el museo del pueblo se pueden encontrar algunas de sus pertenencias personales.
  • ¿en serio? Es súper interesante – decía la muchacha, entusiasmada, al mismo tiempo que Kayla llegaba hasta ellos.
  • Si vuelves a visitar aquel lugar … - comenzó, pues no quería seguir hablando de piratas frente a su amiga, ya que ella siempre se burlaba de él cuando lo hacía - … no te olvides de visitar su tumba, es algo realmente digno de ver.
  • ¿Ya empezaste con tus historias de piratas, Murray? – preguntó divertida, haciendo que él negase con la cabeza, para luego marcharse hacia otro lugar del salón.
  • ¡Kayla! – le regañó su hermana, haciendo que esta se encogiese de hombros, ya que no le parecía tan grave – estábamos manteniendo una conversación ahora mismo.
  • Hablar con él sobre ello no te hará bien – le espetaba la mujer – tan sólo hará que te obsesiones con esos sueños que necesitas olvidar.

Se dio la vuelta y caminó hacia el jardín, dejando a su hermana atrás, pues no le apetecía nada discutir con ella sobre aquello. Estaba harta de explicarle, una y otra vez, que aquel sueño, a pesar de ser tan sólo un sueño, había sido más real para ella de lo que nunca lo fue nada. Ella tan sólo se burlaba y hacía como si no hubiese escuchado los sentimientos de la joven.

Llegó al exterior, acercándose un poco hacia la verja, mirando la espesura de la noche sobre las montañas y el mar. Era un lugar realmente precioso, que le hacía recordar el pasado, aquel que no era real y que tanto dolor traía a su vida, en aquel momento.

  • Deberías entrar y bailar un poco – comenzó una voz tras ella, cuando ya llevaba allí unos pocos minutos, haciendo que la joven voltease la cabeza, para mirar hacia Murray – siento haberte importunado con mis historias de…
  • No lo has hecho – aseguró, observando como él se ponía a su lado, dejándose caer en la verja también – cuando era pequeña, mi abuela solía contarme historia sobre piratas – reconoció, haciendo que él la mirase sorprendido, por la sinceridad de sus palabras – eso me sirvió de mucho cuando … - proseguía, pero se calló, tan pronto como recordó que aquello de lo que quería hablar no había sucedido realmente.
  • Alex – decía, haciendo que ella le mirase agradecida, de que decidiese continuar la conversación él – nuestro amigo, Alexander – aclaraba, haciendo que mirase hacia él, con curiosidad – él es descendiente de ese pirata – aclaraba, haciendo que Emily le mirase sorprendida – él tiene documentos que lo corroboran, y un árbol genealógico, incluso conserva algunas pertenencias que prestó al museo para que la expusieran en la conferencia que di el pasado viernes sobre…
  • ¿El museo está lejos de aquí? – preguntó, haciendo que el hombre la mirase sorprendido de que quisiese visitar el lugar, para luego negar con la cabeza.
  • Está al otro lado de la ladera – aseguraba, para luego sonreír divertido – te parecerá una locura, y quizás lo sea pero… - comenzó, haciendo que la joven le prestase atención de nuevo - ¿te apetecería que hiciésemos una ruta de historia, mañana? – preguntó, para luego bajar la cabeza avergonzada, haciendo que Emily sonriese de oreja a oreja.
  • Me apetece mucho – aseguró, haciendo que él volviese a mirarla, para luego sonreír agradecido - pero primero empezaremos por el cementerio, quiero visitar esa tumba.

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