Capítulo cuatro.

Nigel Valverde.

Esta noche llegué a casa con una enorme sonrisa en mi rostro, Lauren es encantadoramente dulce; decidí seguir perfeccionando la canción que escribí desde que conocí a Lauren, cuando dieron tres de la mañana me duché y luego me acosté.

Tocar la canción de Ed Sheeran causó que volvería a sentir tantas cosas por dentro, recordar la cara de felicidad que puso Lauren al cantar “Perfect" fue perfecto.

A la mañana siguiente salí a trotar, iba tan sumido en mis pensamientos que no pude evitar chocar con alguien.

—¡Carajo!— exclamó la chica desde el suelo.

—Lo siento, estaba distraído— dije rápidamente tratando de ayudarla a levantarse.

—Tranquilo, también estaba distraída. Soy Sandra pero puedes decirme Sandy— se presentó. La observé bien y era sumamente hermosa, con su pelo negro hasta la cintura con mechas de color azul, ojos grises. le sonreí.

—Nigel— respondí.

—Lindo nombre— murmuró y comenzamos a caminar juntos hablando de mi estadía aquí. Una hora después me despedí de ella no antes de darle mi número para ponernos en contacto y salir uno de estos días.

Sandra realmente es muy simpática, creo que seremos muy buenos amigos.

llegué a casa y comencé a escuchar algunas canciones de artistas paraguayos. No me sé casi ninguna canción de aquí , debía pensar que canción debía tocar esta noche en el bar.

Me duche y me puse unos vaqueros naranjas, una remera roja y por último unas zapatillas Nike blanca y negra.

Llegué a las siete con treinta minutos al local y ya estaban Lauren, Nadia y un muchacho que no había visto antes pero que supongo es el tal Kevin. Me acerqué a saludar a Nadia, quién estaba más cerca. Ella dijo que preparé todo como si estuviera en mi propio bar y que cualquier cosa le hablé a Lauren a lo que asentí sonriendo.

—Hola belleza— saludé a Lauren con una sonrisa.

—Hola, que alegría que estés aquí— respondió regalándome una sonrisa tímida.

—Iré a preparar todo para el concierto, ¿vale?.

—Oh, bueno si necesitas cualquier cosa me hablas.

—Gracias— reí— lo tendré en cuenta. Me despedí de ella con un movimiento de cabeza y me fui al escenario a preparar todo.

En diez minutos ya lo tenía todo, fue ahí dónde me di cuenta de la cantidad de gente que había se podía observar desde la ventana las largas filas de personas queriendo entrar. Solamente deseo que todo salga bien y nadie me descubra.

Los tres camareros estaban muy ocupados atendiendo con rapidez a todos los clientes que entraban al bar, noté como Lauren estaba pendiente de mí con la mirada, aquello me dio confianza para seguir con el concierto.

Al acabar me sentí vivo, la música era mi vida y poder compartir con la gente era algo que me hacía demasiado feliz. Cuando bajé del escenario Lauren me había preparado un poco de bocaditos y algo de beber en una de las mesas. Poco a poco la gente se iba retirando, yo me quedé hablando con Jasper por W******p sobre todo lo que había vuelto a sentir cuando estaba arriba del escenario, de repente un dulce voz me sacó de mi burbuja.

—Ha sido una de las actuaciones que he visto en mi jodida vida.

Lauren estaba delante de mí, observándome con esos ojos oscuros tan bonitos y una sonrisa enorme en la cara. Miré a nuestro alrededor y solamente quedábamos cinco personas.

—Gracias— me sonrojé— ¿Qué hora es?. Se me ha ido el tiempo hablando por W******p.

—Son las dos. Como la gente ya sé está yendo no tardaremos en cerrar.

—Eh, claro, claro ya me voy— dije levantándome rápidamente.

—No, no, no venía a echarte— dijo animadamente— ¿quieres tomar algo?.

—Bueno, tengo muchísima hambre ¿crees que haya algún lugar abierto a esta hora?

—Hmm déjame pensar… Creo qué sí hay un lugar que siempre está abierto a estas horas.

—Genial, uhm, y ¿quieres acompañarme?— pregunté con algo de timidez— parece que conoces bien el lugar y yo llevo poco tiempo sin venir aquí que no sabría que elegir.

—Eh, bueno, ¡suena estupendo!— dijo emocionada y roja como un tomate – déjame hablar con Nadia y nos vamos.—Parece que la pregunta la tomó por sorpresa, pero como dijo que sí solamente pensaba en disfrutar de una de las mejores compañías de Asunción.

—Genial, aquí te espero— respondí sonriendo.

Lauren Santander. 

Durante todo el concierto de Nigel no pude evitar quitarle mi ojo de encima. Conocía la mayoría de las canciones que cantó y noté como a cada rato buscaba mi mirada entre la oscuridad y los clientes del bar en ocasiones.

Cuando terminó, ya le tenía preparado unos bocaditos y una bebida para que repusiera fuerzas, se quedó allí inmerso en un aparente muy interesante conversación con alguien.

Admito que tenía unas ganas terribles de saber con quién hablaba tan entretenidamente pero solo me limité a observarlo desde mi lugar.

Cuando el bar comenzó a vaciarse, revisé mi móvil. Tenía un mensaje de Camilo.

Dime que hora cerrarán hoy para pasar por ti. No puedo creer que al fin hayas aceptado una cita conmigo.

—¡Vaya!, mensaje de Camilito— dijo con ironía— ¿le dirás que no quieres nada con él?—Nadia se encontraba justo a mi lado y había leído el mensaje.

—Pues no cerebrito, solo hemos quedado en una CITA esta noche LOS DOS SOLOS— contesté y le saqué la lengua.

—Muy madura, ok te irás con él pero no antes de haber limpiado semejante charco de baba que has dejado por todo el bar MIENTRAS NIGEL CANTABA Y TE OBSERVABA.— dijo riéndose.

—Mira Nadia, eh, mira. Más te vale que corras porque si te alcanzo y… ¡oh! No sé que te haría— dije entre cortada lo que causó que Nadia soltará una estruendosa carcajada.

Aproveché que Nadia se marchó para atender al último cliente y me acerqué a Nigel para ver si necesitaba algo.

Y de pronto algo hizo click en mi mente: ¡Por los calzones de Afrodita! He aceptado salir a cenar con Nigel pero ahora debo inventar una excusa para rechazar a Camilo.

Cogí el móvil y escribí algo rápido para Camilo.

Oye camilo, te pido que me disculpes se me ha presentado algo urgente y no podré salir contigo finalmente. Te prometo que mañana salimos.

Después de enviar el mensaje, me acerqué a Nadia con la cara completamente roja:

—Nadia, que..que Ni..Nigel tiene mucha hambre y me ha pedido que lo acompañe y bueno, he pensado que…

—Ve nena. Terminaré de recoger todo con Kevin. Espero que rechazar a Camilito nuevamente te diga algo.

—¡Nadia! Deja ya eso eh, no tengo la cabeza para tus tonterías. Nigel solo está aquí en Asunción y vamos a que conozca el restaurante de la familia. Si no lo quiere creer es su problema, no estaré pendiente de un solo hombre y menos dejaré de hacer mi vida solo por que sí, ya no estamos en los años setenta.

—Calma fiera, lo que tu digas. Pásenlo de maravilla, besos a la familia.

Le di un beso en la mejilla y fui en busca de Nigel.

—Todo arreglado, ¿vamos?.

—Sí, vamos.

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