Efímero.
Efímero.
Por: Babygirl_66
Capítulo uno.

Nigel Valverde.

Salgo del aeropuerto tranquilamente, por suerte nadie ha podido reconocerme. Tomo un taxi y le indico la dirección de mi nueva casa; hace tanto tiempo que no venía aquí ni siquiera recuerdo bien como era antes de mudarnos.

Veinte años atrás vivíamos aquí en Paraguay pero por cuestiones familiares tuvimos que mudarnos a Los Ángeles, desde entonces no hemos vuelto. Unos días atrás tuve una pequeña pelea con mi familia ya que mi carrera musical esta en jaque y necesitaba urgentemente salir de la caótica ciudad de LA. Aquí todo es tranquilo justo lo que busco para recuperar mi inspiración. Creo que podré sacar el nuevo álbum antes de que termine el año.

Me dedico a la música desde que era un niño pero no fue hasta los dieciocho que comencé a componer y grabar mis propias canciones, a los veinte ya era todo un galán de la música; tuve que buscar otro nombre ya que no quería que supieran mi verdadera identidad. Si no fuera así no estaría ahora aquí, ni siquiera podía tener una vida normal.

Todo el mundo me conoce como Ángel Montero, nadie sabe mi verdadero nombre excepto mi familia, unos amigos y mi productora. Mi carrera iba viento en popa hasta unos meses que perdí totalmente la inspiración, desde entonces no he podido componer nada cosa que tiene bastante preocupado a la producción.

Tengo fé que podré tener al menos diez canciones para lanzar, obviamente antes de que termine el año. Preservara y triunfarás decía mi padre, pienso ser preserverante.

Estando aquí haré lo posible para evitar que me reconozcan y así poder tener el álbum antes de diciembre. Casi dos horas después llegamos al edificio que se encuentra cerca de la costanera de Asunción, pagó al taxista y me bajo; observó todo a mi alrededor y era perfecto.

Camino hacia la entrada, una vez dentro me acerco a la recepcionista.

—Disculpe señorita— dije y esta alza la cabeza y me mira sonriendo.

—En que puedo ayudarle señor— habló amablemente.

—Tengo reservado el último piso— respondo.

—Oh, señor Valverde ¿no?. —inquirió asombrada. 

—Sí, soy yo. —dije cortante. 

—Dame unos minutos y ya le tengo todo los papeles— sonrió y comenzó a teclear en la computadora. Me entregó un papel para llenar con mis datos y firmar. — Listo, bienvenido a Paraguay señor Valverde espero que disfrute de su estadía aquí— murmura alegre.

—Muchas gracias señorita— respondo tomando la llave y dirigiéndome hacia los ascensores. Elegí el último piso por que era el más grande además de que era el único departamento. Tenía todo lo necesario, cuartos extras y un salón donde montaré mi propio estudio, he mandado a insonorizar todo antes de venir para evitar inconvenientes.

El departamento venía amueblado, de eso no me preocuparía, una vez instalado decidí salir a caminar un rato y comer algo fuera. Después pasaría al supermercado para comprar algo de comida, etc.

Dos semanas habían pasado y todavía no compuse nada, todos los días me dediqué a recorrer todo Asunción, viajé a otros lugares maravillosos, aprendí hablar el idioma guaraní, probé las comidas típicas del lugar. Lamentablemente no pude crear nada, siento que me falta algo más pero no sabría explicar el que.

He estado muy estresado estos días, desesperado por tratar de encontrar algo de inspiración y estoy fallando considerablemente; estoy en un tipo de bloqueo que no se me quita con nada. Me paso los días recorriendo buscando ese algo que me falta para comenzar a crear una canción nueva, pienso viajar al interior del país, tal vez estar más cerca de la naturaleza me refresque la memoria porque aunque la ciudad es bastante más calmada que Los Ángeles sigue siendo un poco caótico.

Comencé por acampar en cerros, estar completamente en el bosque era tranquilizador, escalar se ha convertido en uno de mis pasatiempos favoritos y sin dudas grabaré uno de los discos aquí, en el cerro tres kandu, el punto más alto de Paraguay. La vista desde la cima es hermosa, desearía vivir aquí lastimosamente no se puede pero vendré a visitarlo muy a menudo. También me han dicho que visite las ruinas de los jesuitas y las dunas de San Cosme y Damián; pronto iré a visitarlos según me dijo Luis quien por cierto es un muy buen guía, prometí ponerme en contacto con el para continuar recorriendo el país.

Un sábado a la tarde bajé a la playa para tratar de conseguir algo de inspiración, busqué un lugar solitario para tocar tranquilo y sin levantar sospechas. Comencé a tocar y cantar una de mis primeras canciones, cuando termine de cantar escuché fuertes aplausos que me dejaron estático en mi lugar; lentamente me gire buscando al dueño de los aplausos encontrándome con una hermosa mujer que estaba mirándome como si yo fuera la última coca cola del desierto, o mejor aún, su salvavidas.

Rápidamente me puse de pie, cogí mi guitarra para irme pero una melodiosa voz me detuvo abruptamente.

—¡Hey! Espera— gritó la chica.

*M****a* pensé.

 ¿Acaso me descubrió?.

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