Capítulo 5. “Una idea puede que brillante”

     Suspiro al ver la cara de Zoe cuándo le he contado con lujo de detalle todo lo que ha sucedido en mi trabajo. —¿"Un roto para un descosido"?—pregunta Zoe antes de tomar el último bocado de sushi.

     — ¿Suena cool? —pregunto emocionada.

     —Suena...—termina de masticar—... interesante. Algo así como  "encuentra tu pareja" o "corazones rotos, te escucho, cuentame tu pena" no sé algo así... ¿Estás segura de hacer la sección? Podrías seguir con los horóscopos y los consejos de moda—niego mientras mastico mi comida, al terminar doy un sorbo a mi té.

     —Quiero mostrarle a las mujeres que podemos avanzar después de una relación tóxica. Quiero enseñarles que podemos ser mejores, tener más ese tipo de poder femenino, que no dependemos de los hombres, que aun cuando nos rompan el corazón, podemos encontrar quizás algún día a nuestra alma gemela... ¿Me he escuchado muy romántica? —Zoe asiente con una sonrisa.

     —Sé que quieres usar tu experiencia y todo, pero ¿Cómo vas a empezar? ¿Cómo es eso del club de fans? No, no, no, mejor primero cuéntame acerca de tu jefe, ¿Cómo mierdas no te has dado cuenta de que es el dueño de la revista donde trabajas, Jones? Y saber que es el de la cazadora...—sonreímos.

     Cuando estoy a punto de comer mi último sushi, veo entrar al restaurante al señor McMillan y está acompañado de una hermosa rubia, parece modelo de revista. Ella toca su brazo mientras le regala una sonrisa de anuncio y esperan a que les den mesa...

     — ¿Qué pasa? ¿Qué es lo que miras? —Zoe mira en dirección a las personas que observo.

     —Es Archer McMillan. ¿Por qué Dios los hace y ellos se juntan? —pregunto de repente.

     — ¿Crees que no estás a la altura, Jones? ¡Rompe todas las etiquetas que tienes escondidas en algún rincón de tu mente! Toda mujer tiene oportunidad de encontrar el amor sea alto, bajo, gordo o flaco, pobre, millonario o medio. —apunta con su uña perfecta hacia mí—Eso apunta para tu sección, tienes que mostrar que las etiquetas no existen. O deberían de dejar de existir... maldita sociedad.—gruñe entre dientes. 

     Bajo la mirada a mi plato, las palabras de Zoe calan en algún lugar dentro de mí. Bueno, he tenido más de tres relaciones desde mis veintiún años, ahora, a mis veintiocho estoy sola, intentando romper con un patrón de hombres mentirosos e imbéciles. Suelto un suspiro, doy un sorbo a mi bebida y miro en dirección a Archer McMillan y a su acompañante.

     Están a seis mesas de distancia en un rincón del local.

     — ¿Jones? —miro a mi amiga que espera algo de mi parte.

     —Sí, lo voy a apuntar... —dejo mis palillos al lado del plato y me recargo en el respaldo de la silla, lanzo una mirada fugaz en la dirección de McMillan, luego la poso en mi amiga.

     — ¿Qué pasa por tu cabeza, Emma? —otro suspiro sale de mi boca.

     —Necesito levantar mi ánimo, no necesito una resaca y desvelada, necesito...—presiono mis labios cuándo "esa" palabra intenta salir de mi boca, Zoe deja caer el vaso al lado de su plato con los ojos bien abiertos y casi a punto de gritar.

     — ¡Dilo! ¡Diloooo o juro por Dios...! —la interrumpo, cierro los ojos y dejo que "esa" palabra salga de mi boca.

     —"Necesito ir de compras".

     El grito eufórico de Zoe atrae las miradas de varios comensales, incluso la de McMillan, intento esconderme detrás del menú, Zoe deja de gritar y aplaude emocionada. ¡¡¡Dios mío!!! De haber sabido que se pondría más histérica por querer ir de compras me hubiese esperado ya dentro del auto.

     — ¡Vale! ¡Disculpen! —dice mirando a los clientes. Luego me mira— ¡Me parece perfecto! Mañana es sábado y es un buen día para ir.

     —Está bien, pero de una vez te digo que nada de marca, mi bolsillo no lo permite.

     —De eso no te preocupes, sabes que tengo mi tarjeta de crédito para emergencias—pongo los ojos en blanco y cruzo mis brazos sobre mi pecho.

     —No soy una emergencia y aunque tu encantada, no podré gastar mucho, puedo tomar un poco de lo que tengo ahorrado.

     —Calla mujer, ya te dije, así que usted…callada—hace un gesto en sus labios para que detenga lo que iba a decir.

     —Está bien. —pedimos la cuenta, Zoe se encamina a la salida y yo la sigo detrás, intento no mirar el rincón dónde está Archer, intento acelerar el paso pero me estampo con la espalda de Zoe, maldigo entre dientes y cuándo levanto la mirada.

     — ¿A dónde va tan deprisa, señorita Jones? —no es la espalda de Zoe, es el pecho de Archer McMillan, intento no sonrojarme pero es inevitable.

     —Perdón no lo vi—digo al tiempo que estiro un poco mi cuello y levanto la barbilla, sus ojos verdes me acusan.

     —Creo que tienes ventaja, me has visto llegar con mi compañera, y déjame decir que parece ser que se esconde de mí, ¿O me equivoco, Jones? —intento buscar a Zoe rápido con mi mirada pero ella está con la boca abierta con la baba escurriendo, viendo la escena.

     —No tengo por qué esconderme, señor McMillan—lo miro.

     —Intentaré creerte, quería decirte que mañana nos juntaremos con el equipo para mostrar las ideas para la renovación a las tres de la tarde.

     Asiento.

     — ¿Es todo, señor McMillan? —él sonríe y no sé por qué. Se hace a un lado para darme el pase y cuándo voy a empezar a caminar a la salida antes se acerca a mí y susurra:

     —Anda, Jones. No temas, no muerdo—entrecierro los ojos, lo miro y él sonríe más abiertamente.

     —Usted no, pero yo... sí. — Y sigo mi camino.

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