Cintas amarillas que limitan el paso.
Las sirenas de los autos policiales y de las ambulancias.
Mujeres sollozando. Un hombre alterado
Dudas.
Sospechas.
Acusaciones.
En eso se basó la última hora después de la muerte de Ford Simmons y su novia, Natalie Keys.
Había policías interrogando invitados, empleados, vigilantes, hasta a las mascotas. Las personas estaban conmocionadas y asustadas, el gobernador no dejaba de exigir respuestas al igual que la madre de Natalie. La policía estaba haciendo demasiadas preguntas y nadie sabía qué responder porque nadie tenía idea de lo que había pasado.
Luego de que la mujer entrara y diera la noticia, la luz tardó unos tres minutos en llegar, la policía llegó cinco minutos después y el equipo de Burns llegó un minuto después de la policía.
Entre las acusaciones que rondaban de boca en boca, estaba la del vigilante de la entrada y mi persona. Los padres de Natalie y de Ford tení