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—Con respecto a que perdiste la beca y necesitas trabajo…

—Si… fue un descuido mío, llegué tarde a la clase del doctor y el decidió mandarme a extraordinario, cuando suba las calificaciones y ponga en el acta que reprobé, perderé mi beca por completo y bueno, la carrera no es barata, necesito ese dinero— me escurro en el asiento y de nuevo me siento triste, no como al principio, pero si lo suficiente para querer llorar.

—Entiendo— parece estar reflexionando mis palabras. En cuanto llega el café bebe del suyo sin importar que esté caliente y sigue con la mirada perdida. —Bien, seré sincero contigo, es claro que eres una chica lista— clava sus ojos en los míos y mi estómago se encoje. —Soy un hombre que ha usado su tiempo en generar dinero, más del que puedo gastar yo solo y me siento orgulloso de eso, pero al enfocarme tanto en mi trabajo dejé a un lado tener relaciones interpersonales, específicamente en el ámbito amoroso y no es que las necesite o dependa de tener alguien en mi vida, pero tengo gustos difíciles de complacer— me empiezo a sentir incómoda, de nuevo su mirada tiene ese brillo depredador. —Desde esa cena me gustaste Samantha, eres una mujer hermosa, joven, tu piel es tersa y en conjunto con tus cabellos castaños y tus ojos azules, eres una en un millón. Cuentas con belleza e inteligencia. Entiendo que te intimidó que yo sea mucho mayor que tú, pero esto no es simplemente un amorío, yo necesito una mujer hermosa a mi lado, que me complazca cuando lo necesite y tú necesitas dinero— se inclina sobre la mesa y toma mi mano con delicadeza— yo de ti deseo todo y planeo compensarte por ello.

—Yo no soy de esas mujeres— todo esto es tan intenso que siento que se me va el aire.

—Lo sé, por eso es que te deseo a ti, no quiero una mujer interesada, una mujer que ya se dedique a dar su cuerpo por dinero, no quiero una mujer vulgar ni vacía, te quiero a ti. Esa manera en que te pones nerviosa cada vez que te toco; lo supe en cuanto te besé, decidiste responder mi beso, te dejaste llevar y lo disfrutaste hasta que una punzada de moral mal entendida te hizo alejarte de mí. No solo deseo tener sexo y caricias, deseo tener alguien con quién platicar, alguien que me haga poner a prueba mi inteligencia y me cuestione ¿Lo entiendes?

—Quieres una novia, pero sin tener un lazo afectivo…

—Se podría decir y en cuanto tú desees terminar con nuestra relación así será, como cuando alguien renuncia a un trabajo.

—No sé si tenga madera para ser así— retiro mi mano de la suya.

—No estamos hablando de amor, solo negocios. El fin de semana habrá un evento al que asistiré con Óscar y tú amiga, me encantaría que vinieras con nosotros, velo como unos días de prueba, te mostraré de que se trata el trabajo que te propongo y si te sientes cómoda y deseas continuar lo hacemos, si no el lunes será como si no nos hubiéramos conocido nunca y prometo que no habrá sexo a menos que tu lo pidas— me guiña un ojo y bebe de su taza dejándome con la boca abierta.

          Es viernes en la mañana y no dejo de pensar en el ofrecimiento de Nikolai. No suelo ser una mujer que tome riesgos, siendo sinceros, tenemos en la vida dos opciones, aventarse, caer y aprender o simplemente ver de lejos como los demás caen y aprender de ello sin aventarse; yo he intentado ser de la segunda clase de personas, intentando tener una vida más tranquila, al contrario de mi hermano mayor que él ha querido devorarse el mundo; vi como mis padres sufrieron por las decisiones que tomó, ya que cuando uno vive en una familia unida si llegas a caer te llevas a todos, no sufren igual que tú, pero pagarán las consecuencias por quererte ayudar y cuando era niña simplemente me daba coraje que él disfrutara de sus errores y después mis padres lo ayudarán a arreglarlos, juré no ser así, juré portarme bien, no hacerlos sufrir como mi hermano lo hizo y hasta ahorita, después de que mi hermano se fue de la casa hemos tenido una vida tranquila, sin presiones, eso es lo que me hace reflexionar y tal vez pensar que lo mejor sería alejarme de todo esto, alejarme incluso de Cat, pero por otro lado mi alma grita un poco de aventura y el dinero aparentemente fácil me lo hace todo más llamativo. Además, seamos sinceros, Nikolai es bastante atractivo, es guapo, elegante, con clase y aparentemente ese traje que usa esconde un cuerpo bien trabajado; su único defecto, es mucho más grande que yo, no sé a ciencia cierta por cuantos años, pero sé que es suficiente brecha de edades para sentir que podría ser mi padre, bueeeno, tal vez no tanto, pero si como un tío.

Después de quedarme reflexionando sobre eso y cuando estoy a punto de tomar la decisión mi teléfono suena insistente, lo saco de la bolsa de mi pantalón y veo que es Cat, de seguro para saber mi decisión, contesto.

—¡Mujer! ¿Entonces?

—Entonces ¿Qué?— finjo demencia ganando tiempo.

—¡Ya sabes qué! ¿Irás o no?

—No sé...

—¿Cómo que no sabes? Ya no queda tiempo, ¿es un si o un no?— suspiro y veo pasar al doctor Ildefonso a lo lejos, un retortijón se apodera de mi estómago.

—Bien, iré… pero tengo que hablar con mis padres.

—Jajajajajaja descuida, ya lo hice yo, les dije que nos quedaríamos en mi casa, fin de semana de chicas, tu madre me adora.

—¿Qué? ¡Pues si! Confía ciegamente en ti— pongo los ojos en blanco.

—Bien, nos vemos en mi casa para arreglarnos, apúrate.

—Voy para allá.

Me levanto y tomo mi mochila, recuerdo la tarjeta que me dio el taxista para que le llamara cuando necesitará un servicio, la busco en mi mochila y dudo por un momento en llamarle, pero termino haciéndolo, espero en la línea.

—¿Si? Habla Kurt— su voz suena más seria de lo que la escuché esa vez.

—¡Hola! Soy la chica que llevaste la otra vez a su casa— claro, como si fuera la única chica que ha llevado a su casa.

—Ajá… em…

—Jajajajajaja perdón, perdón… me diste tu tarjeta y quería saber si tienes tiempo para llevarme, estoy en la facultad de medicina del centro, soy Sam.

—¡Sam! ¡Claro! Ando cerca, te veo en la puerta principal ¿Está bien?

—¡Si! Perfecto.

—Vale, nos vemos en cinco minutos.

—¡Gracias!

Con la mochila al hombro camino hacia la entrada, ahí el movimiento de estudiantes es constante, unos salen mientras otros entran, me paro de puntitas para ver el carro de Kurt, pero en vez de eso solo veo a Casidy con su legión de golfas caminando hacia mí de forma pretenciosa.

—Hola Sam, ¿cómo has estado? no te he visto en la clase de fisiología— no puedo evitar poner los ojos en blanco, el simple sonido de su voz me irrita.

—¿Será por qué no he entrado? Creo que no se tiene que ser muy inteligente.

—Te vi la otra vez, ibas con un hombre bastante elegante y grande… ¿Era tu tío?

—Vaya, no sabía que mi vida era para ti de las cosas más importantes ¿quieres saber de qué color es mi calzón? ¿Te lo muestro?— sonrío de lado emocionada por esperar su respuesta, pero en vez de eso veo como lanza una cachetada hacia mí que termino esquivando dando un paso hacia atrás.

Ella se queda frustrada y molesta mientras que escucho como un auto se acerca, volteo y veo a Kurt que se asoma por la ventana y me reconoce de inmediato.

—¡Hola! ¿Nos vamos?— me dice con su sonrisa de oreja a oreja. Le guiño el ojo a Casidy y camino hacia la puerta del taxi. —Esquivaste muy bien ese golpe, que habilidad jajajaja.

—jajajajajaja tuve suerte.

—¿A dónde vamos?— me pasa su celular con el GPS para que anote la dirección y así lo hago. —¿Cómo has estado? Te veo más alegre que la última vez.

—Jajajaja sí, creo que estoy bastante bien, que bueno que estabas cerca.

—Si de hecho vengo de la escuela. Acabo de salir— levanta su corbata.

—Cierto, que estudias leyes, todo un abogado.

—Y tu toda una doctora, te ves bien de blanco— admito que es un chico bastante agradable y lo poco que veo por el retrovisor, tiene unos ojos lindos.

—Gracias, aunque a veces siento que no tengo cara de doctora.

—Es por qué las doctoras, así como los abogados nos debemos de ver viejos para ser confiables, mientras tendremos que ser tratados como “los muchachos” y empezar a ganar algo de confianza jajajajaja

—jajajajajaja muy cierto.

Después de un rato ameno lleno de bromas y risas llegamos al departamento de Cat. Por un momento me quedo pensando en si será buena idea continuar, tal vez podría pedirle a Kurt que me regrese a mi casa y seguir platicando con él, pero… al mismo tiempo siento esa necesidad de bajar del auto y volver a ver a Nikolai.

—Gracias— le ofrezco el dinero que le debo por el viaje y nota que la seriedad se apoderó de mi rostro.

—Oye… si necesitas cualquier viaje, sea donde sea que estés, no importa la hora, no dudes en hablarme ¿ok?— en su mirada va implícito la responsabilidad y el compromiso ante ese ofrecimiento.

—Gracias Kurt, lo tendré en mente— sonrío antes de salir del carro y dirigirme a la puerta del edificio.

 El hombre de la recepción me sonríe, ya me conoce de hace bastante tiempo, me indica con la mano la dirección al elevador como siempre, yo le sonrío con educación y sigo su indicación. Cada segundo que pasa me siento más angustiada y con forme me acerco al departamento de Cat el estómago se me retuerce. Siempre he sido muy ansiosa. En cuanto las puertas del elevador se abren veo en la puerta a Cat con su cara llena de emoción, avanza hacia mí dando brinquitos, me toma de la mano y me saca del elevador para entrar a su departamento, llevándome directo y sin escalas hasta su habitación, Óscar quien permanecía en el sofá de la sala me sonríe y saluda con la mano al verme pasar volando junto con Cat.

—¿Estás nerviosa? Yo sí jajajajaja— toma un vestido de tirantes de su cama, es informal, vaporoso, tiene un escote sutil y la espalda está casi descubierta por completo. En verdad es hermoso y es de un tono azul bastante llamativo. —Lo vi y supe que combinaría perfecto con tus ojos, le encantará a Nikolai.

—¿Es tuyo?

—No, Nikolai me pidió que lo comprara con su dinero, para ti— la veo fijamente entre sorprendida y asustada. —Anda… póntelo, te verás hermosa.

Lo tomo con cuidado y lo dejo de nuevo en la cama mientras empiezo a desvestirme. Tomo el vestido y me queda perfectamente amoldado a mi cuerpo, me veo ante el espejo y de nuevo tengo esa sensación de no reconocerme. Cat me acerca unas zapatillas y mientras me las calzo comienza a arreglar mi cabello. En poco tiempo termino peinada y maquillada en tonos naturales. Óscar toma las maletas y juntos bajamos por el elevador hacia el carro de él.

El camino se vuelve tedioso, solo escucho la plática de Cat y su novio, ríen y se tienen muestras de afecto, pero en el fondo sé que solo lo hacen por qué le está pagando a Cat, nada de eso es sincero, no significa nada para ninguno de los dos, entonces ¿Cómo es que se ven tan felices juntos?

Llegamos al aeropuerto, entramos por el estacionamiento y el auto se dirige hacia las bodegas destinadas a los aviones privados. Caminamos detrás de ellos hasta donde hay un jet privado bastante lindo y lujoso. Simplemente no lo puedo creer.

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