Capítulo IV

Salimos ágilmente del tren y caminamos unos minutos hasta llegar al taller. 

Entramos con mis llaves, todo debe ser secreto, al menos para la gente que verá el desfile. 

Al entrar me encuentro con los chicos que están tejiendo a máquina y perfeccionando. 

- Hola Leah. - me dice un chico de pelo rizado y piel cobriza. 

- Hey, ¿Cómo va todo? - este chico es tan simpático. 

- Todo va bien, hace unos días Catalina nos dio el tallaje de las veinticinco modelos y estamos perfeccionando la talla de cada una. - se le nota preocupado, se rasca la nuca un poco nervioso. - Ninguna ha venido a probarse nada, solo tres de ellas, las amigas de Rachel, las demás solo me han llamado por teléfono para decirme que no han subido de peso, y que siguen manteniéndose en forma. 

- Connor eso es más que suficiente, con eso podemos trabajar tranquilos, vosotros seguid con los vestidos, yo ahora me llevo a Silvia para que me ayude con el diseño de Rachel. - ya me estaba alejando de él, cuando levanta la mano para llamarme la atención. 

- Silvia ha adelantado muchísimo de la falda, no se atreve a hacer la parte del pecho y demás. - 

- Oh, no te preocupes, ella está haciendo un gran trabajo. - le dedico la mejor sonrisa. 

Al llegar al puesto, veo a Silvia cosiendo algunos apliques del vestido, nos saludamos y sin tardar demasiado nos ponemos a trabajar. 

Rachel está llena de telas y alfileres, aguantando telas. 

Ella parece no importarle, habla con su novio y mira las redes sociales. 

Por mi parte, las tijeras y la máquina de coser es mi mayor entretenimiento, intento ser precisa para acabar con las medidas, los demás días solo perfeccionaría detalles y empaquetaríamos para el gran viaje. 

Llegó el día que todos estábamos esperando, el día que partiríamos a Londres. 

Me desperté a les seis de la mañana, aunque ya estaba medio despierta, estaba tan nerviosa que ni dormí. 

Me vestí con unos tejanos azules ajustados, con roturas en las rodillas, una camiseta blanca estampada y una chaqueta tejana. 

Agarré las maletas y sin desayunar, cerré el piso y me fui hacia el taller para encontrarme con mi equipo e ir todos juntos. 

El metro estaba vacío, excepto de los trabajadores que sin muchas ganas iban a trabajar, todo lo contrario de mí, que estaba súper emocionada. 

Bajé del metro casi corriendo y me encontré con mis confeccionistas, todos tenían caras de emoción, detrás estaban las modelos, algunas con caras de asco, algunas con frío y otras muy emocionadas, entre ella estaba Rachel y sus amigas. 

- Leah, ¿Estás emocionada? - pregunta Rachel con emoción. 

- Estoy muy nerviosa pero muy emocionada al mismo tiempo. - 

Las tres chicas estaban detrás de Rachel, parecían un poco tímidas. 

- Lo haréis genial chicas, sé que sois buenas en esto, y seremos las seleccionadas por Lewis , esto solo acaba de empezar. - 

Después de algunas charlas y fotos para rememorar, nos montamos en los coches de algunos compañeros que se ofrecieron a llevarnos, y después de meter las maletas y colocarnos bien, nos dirigimos hacia el aeropuerto. 

Estaba nerviosa y hambrienta, y me paré en la cafetería para agarrar un sándwich de queso, que prácticamente lo devoré en cinco minutos, pasamos todos los controles que teníamos que pasar con paciencia, y al cabo de dos horas nos subimos al avión, preparadas para dos horas de viaje. 

Durante el trayecto me puse con la tablet a diseñar algunos diseños, me quería centrar en vestidos de gala, pero al mismo tiempo sexy, sabía que era complicado pero intentar sobresalir de lo normal era lo que yo buscaba con más codicia en este mundo, que me conozcan en todo el mundo, que vean que me puedo colocar entre los mejores diseñadores, y eso iba a pasar tarde o temprano. 

Mientras yo hacía mis bocetos provisionales, Rachel estaba durmiendo a mi lado con la boca medio abierta, parece que el avión le está relajando mucho. 

Las modelos hablaban, parece que algunas también están nerviosas. 

Y los confeccionistas hablan de como preparar a las modelos, ya que en el desfile habrá maquilladores y peluqueros, supongo que hablan de cuadrar a cada chica con el tipo de vestido. 

Después de dos horas justas, las azafatas preparan a los pasajeros para el aterrizaje, desde luego y lo poco que puedo ver, es que Londres es preciosa, tal y como dicen los libros y la televisión.

 Nos llevó más de lo esperado recoger las maletas, tanto tiempo que mi única maleta no salía.

- Dios mío, ¿Dónde está mi maleta? No se puede perder, es de color verde turquesa, no se pierde tan fácil. - digo entrando en pánico. 

- No hay de que preocuparse, te acompaño a recepción y preguntamos en un momento. - 

Asiento y con vergüenza me asomo a la chica que estaba en mostrador. 

- Hola, disculpa, creo que han perdido mi maleta, llevo mucho tiempo esperándola y tengo un poco de prisa. - 

- No se preocupe, no tenemos ningún aviso de maleta extraviada, ¿Me puede enseñar el boleto de abordaje? - 

Le muestro con un poco de impaciencia. 

- Oh, no hay de que preocuparse, parece ser que la han puesto en una línea diferente, ahí la encontrarán. - dice con una sonrisa amable. 

Le agradezco la ayuda y voy casi corriendo hacia la línea que debería estar, y veo como la gran maleta sale lentamente hacia mi. 

Con alegría, tiro de la asa y la dejo en el suelo, parece que estamos preparados para la aventura. 

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