Capítulo III

Preparé los focos delante del sofá, los productos bien ordenados y con presentación, y ya estaba lista para grabar. 

Me costó más de lo esperado y cuando me di cuenta ya era la hora de prepararme, mientras escogía la ropa iba cerrando focos y recogiendo. 

Hacía frío, eso era un hecho, y solo iba a comer y trabajar, así que un jersey ceñido al cuerpo, de color negro, metido por dentro del pantalón, de manga larga y unos tejanos negros ceñidos al cuerpo, unos zapatos planos blancos y una chaqueta larga gris claro por muy debajo de las rodillas. 

Un maquillaje simple en tonos marrones y ya estaba lista para salir. 

Me acerqué a la estación de metro y ahí esperé unos minutos hasta que llegara. 

Siempre se me hacía eterno esperar y llegar. 

Ya caminaba para encontrarme con Rachel, pero ya la encontré esperando fuera con un paraguas contra la nieve. 

- Creo que no has pensado en la nieve, supongo. - exclama Rachel riendo con ganas. 

La abrazo con ganas y me río, sin duda jamás aprenderé a llevarme un paraguas. 

Entramos en el pequeño restaurante decorado de blanco, con ventanales tapados con finas cortinas blancas. 

Las mesas eran redondas de una madera clara, con sillas acolchadas de color blanco. 

Nos sentamos tranquilamente y tomamos pedidos, la verdad es que me moría de hambre. 

Una ensalada de huevo duro, con aguacate y salmón, como primer plato, y como segundo pescado con especias.

 Mientras traían la comida, parecía que Rachel estaba muy nerviosa y emocionada.

- ¿Estás nerviosa por Londres? - pregunto riendo. 

- Bueno, ¡Claro!, no soy modelo profesional, solo me has puesto como cierre del desfile porque somos amigas, y la verdad es que me asusta muchísimo todo esto... - 

- Has practicado y no es la primera vez que desfilas para mi, es solo un día más en un desfile cualquiera, puedes creerme, y en el caso de que nos quedemos a trabajar en Londres, serás mi modelo principal. Estoy harta de contratar a chicas que están a punto de morir por lo delgadas que están, me da igual que sean famosas en la industria, o que sus familias hayan pagado fortunas para que sean modelos, yo solo sé que los celos no están permitidos en mi equipo, ni las diferencias de ningún tipo, y de físico menos. - 

- Bueno, he hecho amistad con alguna de ellas, parecen buenas chicas y han trabajado muy duro para estar dónde están. - parece tímida al decirlo. 

- Eso está genial, si veo que hay buen ambiente estoy encantada de conservarlas como parte del equipo, es cuestión de ver como van las cosas en el futuro. - 

- Por favor seria increíble si ellas pudieran quedarse un poco más, aunque a David no le guste que salga con ellas. - lo dice tapándose la cara con las manos. 

Espero a que el mesero ponga los platos en la mesa y se aleje un poco. 

- ¡Otra vez! No sabes lo que odio a este tío, y ahora, ¿por qué? - 

- Porque después de los desfiles nosotras cuatro nos vamos a alguna discoteca o vamos a cenar juntas, no hacemos nada malo ni hablamos con nadie, solo nos divertimos para no volver directamente a casa o al hotel. - 

- No te voy a juzgar por eso, es tu vida personal, aunque llevas tres años con David, no harías eso jamás, aunque ya sabes que pienso de él. - digo comiendo mi salmón con aguacate, todo un manjar. 

- Sé lo que piensas, pero su familia es muy exigente conmigo, sus padres son abogados y su hijo estudia para ser médico, y yo haciendo de modelo porque mis estudios de arquitecta no van bien. - parece que se va a desmoronar. 

- Cada familia piensa y hace lo que quiere, pero te tiene controlada, te llama veinte veces cuando tienes un desfile, discutís en todo momento. Me alegro de no tener a nadie que me haga esas cosas. - 

- No sabes de lo que hablas, tienes que vivirlo desde dentro, el amor que me da, como me cuida y se preocupa de mis sentimientos, a parte me consiente muchísimo, como todas las parejas tiene sus subidas y sus bajadas. -

 Después de un par de horas y de un café frappé, nos pusimos en marcha para ir al taller, esta vez yo invité la comida, me sentía agradecida de tener una amiga como ella.

La nieve era ligera, una pequeña capa de nieve cubría el suelo, la verdad es que esto era mucho más bonito que en verano. 

En el metro las dos nos sentamos juntas, hablamos sobre las telas de su vestido, y como quiero que quede en su cuerpo, hasta que dos chicas adolescentes se nos acercan. 

- Disculpa, ¿eres Leah DiLaurentis? - pregunta tapándose la boca con las manos. 

- Si, hola. - tengo que mantener la sonrisa ya que seguramente sea una fan. 

- ¡Oh dios mío! ¿Me puedo hacer una foto contigo? ¡Oh! ¡Y ella es la modelo! La que tiene el vestido más espectacular de todos, ¿Me puedo hacer una foto con las dos? - está tan emocionada que se le saldrán los ojos. 

- Claro que puedes, faltaría más. - me levanto y animo a Rachel a que me imite. 

La chica se pone en medio de las dos y hace un par o tres de selfies. 

- Muchas gracias, estoy tan emocionada de veros en Londres, no me lo perdería por nada del mundo. - 

- Me alegra, espero que te guste, daremos lo mejor de nuestros esfuerzos. - digo dando casi una reverencia a lo asiático, debo dejar de comer sushi. 

Nos despedimos y justo en ese momento nos tenemos que bajar, nuestra parada nos espera. 

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