Al fin veo tus ojos.

Tres días... ese era el tiempo que llevaba inconsciente. ¿Cómo puede alguien que acaba estar a punto de perder la vida lucir tan prolijo? su negro cabello estaba bien recortado y no había ninguna marca en su piel salvo por el reciente corte ligeramente a la izquierda en su pecho y la horrenda quemadura que  se veía roja, definitivamente su camisa había quedado inservible; y su torso quedaba al desnudo dejando ver unos músculos bien formados, no me había percatado antes pero era un tipo alto, probablemente 1.90, y su piel se veía ligeramente bronceada, en su rostro la nariz era recta, fina, como tallada a mano, su rostro anguloso enmarcado por sus pómulos lo hacía lucir como un ángel dormitando; aunque seguramente aun sentía dolor, porque la arruga en su entrecejo arruinaba aquella imagen casi perfecta.

Reznor hacia una mueca cada que lo veía, y me decía en broma que si seguía tan cerca se iba a asustar al ver mi desordenado cabello. Probablemente tenía razón; hasta yo reconocía que no era muy lindo mirar a una chica en mono de trabajo con una coleta alta enmarañada y las manos llenas de grasa. Solo esperaba no haber salvado a un lunático o a algún ladrón; yo sé que todas las vidas valen lo mismo; pero mi padre seguro se enojaría más conmigo; no me habló hasta ayer por la noche y solo para pedirme que fuera a comprar algunas piezas que faltaban para arreglar un droid que acababan de traer desde la mansión Sanders.

Mientras desarmaba un droid para repararlo Reznor se acercó con un vaso de fideos instantáneos en la mano. era fácil quererlo, siempre estaba en el taller, llevaba trabajando con nosotros unos 7 años, vivía solo en un apartamento muy pequeño que le presentaba uno de sus tíos; era un tipo muy popular entre las chicas de por aquí, y por supuesto entendía el por qué, su cabello era del color del trigo, y sus ojos eran verdes, probablemente era tan alto como el chico que estaba tendido en nuestra cama de operar robots, siempre sonriente y alegre. y por supuesto muchas chicas pedían en específico que el las atendiera.

Al estar devorando la sopa escuche que alguien tosía, por mera costumbre voltee hacia la cama de operaciones y vi como el tipo en la camilla se enderezaba toscamente tocándose el pecho, sus ojos azul intenso se encontraron con los míos, vi confusión, duda, desorientación.

mi padre fue más rápido que nosotros, se acercó al joven y le pregunto su nombre

  - ¿cómo te llamas? ¿tienes familia? ¿debemos llamar a alguien?

  - no sé...- su voz ronca mostraba la confusión- ¿quiénes son ustedes?

Supongo que después de dormir tres días siempre puedes despertar desorientado, así que mi papa no quiso presionar más.

  • -Soy Viktor, estos son Evie y Reznor, mi hija y mi ayudante. ¿tienes hambre?
  • -Yo…

Parecía como si le estuvieran haciendo un examen de alguna materia que no conocía, llevaba 3 días sin comer por lo que era evidente que necesitaba agua y comida y aun así analizo la pregunta, parecía confundido aun cuando asintió

  • -Si, creo que tengo algo de hambre. Necesito ir al baño- e inmediatamente sus mejillas se pusieron rojas
  • -te llevo- Reznor estaba muy pendiente de sus movimientos, como si fuese un ladrón que huiría sin pagar la cuenta después de darse un festín.

Francamente no había nada en la alacena, mi padre no cocinaba y yo menos aún, vivíamos a base de comida congelada y sopa instantánea. Por lo que tomé una sopa de pollo esperando que fuera lo suficientemente nutritiva para ayudarlo a recuperar fuerza, pero me arrepentí en cuanto vi al sujeto caminar en nuestra dirección: caminaba erguido y su aura era tan imponente que parecía un niño rico. Probablemente nunca había comido este tipo de alimentos, y era consciente de lo poco que aportaban a un convaleciente. Estaba a punto de salir a buscar algo mas cuando noté que miraba la sopa en mi mano como si fuera un manjar.

  • ¡Muero de hambre! ¿puedo comer una?
  • C-claro- conseguí balbucear mientras trataba de no mostrar mi asombro

Después de verlo comer otros dos vasos de fideos instantáneos creí que estaba de mejor humor y mas orientado para responder, e insistí en lo que había preguntado papá

  • ¿Puedes decirnos como te llamas? – nuevamente la confusión lo asaltó, sin embargo, ahora que había comido no se veía tan indefenso como cuando se había despertado, por lo que se irguió, levanto la barbilla y respondió con mucha claridad
  • No lo sé, no sé quién soy, y no se que hago aquí. Esperaba que ustedes lo supieran, pero parece que estamos en la misma situación- dijo mientras me dedicaba una media sonrisa
  • Cuanto te asaltaron no se llevaron esto- dije mostrándole el reloj que había rescatado-¿te recuerda algo?
  • - sinceramente no- respondió mirando el objeto en mi mano
  • ¿puedo? - pregunto mi papá, dirigiéndose a el en vez de a mí, que llevaba el reloj en la mano.

El asintió y yo le entregue a mi padre el reloj. Luego lo examino detenidamente, durante algunos minutos lo observamos darle vuelta al objeto; para luego tendérselo al chico y decirle

  • No estoy seguro, pero parece que llevas contigo un dispositivo de almacenamiento muy novedoso, por cierto, en la correa hay un grabado, dice “Ori”, supongo que es tu nombre, ¿te suena de algo más ese nombre?
  • Me suena familiar, aunque no estoy seguro; pero pueden llamarme Ori, al menos mientras descubro si es o no mi verdadero nombre.
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