Me levanto por un fuerte golpe que hace que me siente de un solo movimiento en la cama, veo de lejos la figura del hombre que me compro,  el cual todavía no se nada de él

- vete a bañar y luego baja a desayunar - me dice en tono frío, me doy una ducha rápida y cuando ya estoy lista bajo  a desayunar

- siéntate y come, después hablaremos - Yo como en silencio y cuando termino el me pregunta

- ¿cómo te llamas?

- Tamara - digo con voz tímida

- ¿cuántos años tienes?

- 17 - él abre los ojos algo sorprendido  y escucho cuando dice 

- muy joven - siento la necesidad de saber de el, así que le pregunto

- ¿como se llama usted?

- Gael  - es un nombre bonito

- ¿cuántos años tiene? - él se ríe

- ¿de verdad quieres saber? - yo asiento, y el vuelve a mirar seriamente

- tengo 29 años - m****a es muy grande para mi

- ¿por qué me compro?

- oye niñata las preguntas aquí las hago yo

- solo quiero saber por qué me compro - le levanto un poco la voz y siento como mi mejilla empieza a arder, el muy imbécil me ha pegado

- más respeto conmigo niñata, tú vas a aprender a respetarme, porque yo soy tu puto dueño - este me acorrala contra la pared y comienza a acariciar mi cuerpo haciendo que empiece  a temblar de lo asustada que me encuentro  - ahora eres mía y me perteneces - estampa sus labios con los míos, como no abro la boca este me muerde el labio inferior haciendo que de un pequeño grito, mientras este mete su lengua, Gael quita mi camisa a la fuerza y yo me retuerzo

- Gael para, por favor - suelto un sollozo lo que causa un efecto en el, porque se detiene de inmediato 

- por hoy no te haré nada, pero escúchame bien, Tamara,  tú eres mía, tu cuerpo me pertenece,  tu virginidad también y créeme que algún día la tendré - da un último beso y me deja sola

Son las 5 pm y estoy acostada viendo tv, hasta que siento como alguien toca mi rostro 

- arréglate, tenemos una cena - subo a mi cuarto y veo un vestido colgado en la puerta, lo tomo y lo coloco con cuidado en mi cuerpo. Salgo y veo a Gael 

- vaya, nada mal - dice Gael 

- si te preguntan,  cuantos años tienes di que tienes 20 - yo asiento y me subo al auto, al llegar veo que hay mucha gente cuando llegamos gael y yo todos nos miran

- te cuidado con lo que haces Tamara, no querrás conocerme enojado - dice Gael en mi oído

- Gael, hermano - llega un hombre de cabello rubio, y sonrisa bonita 

- hola Zac, que bueno verte - le sonríe Gael,  pero este posa su mirada en mi

- ¿y quién es esta preciosidad? - dice zac

- mi pareja Tamara - yo le extiendo la mano fingiendo una sonrisa, él besa mi mano cosa que me sorprende, ya que jamás me habían hecho eso

Pasa la noche y veo que Gael  ya tiene varias copas encima así que decido ir al baño, hago mis necesidades y me lavo las manos, pero cuando salgo siento que alguien me agarra fuerte de brazo

- con que te iba a escapar - m****a Gael

-  Gael, estaba en el baño - él  aprieta más mi brazo - ahh me lastimas - me lleva hasta el auto y me sube de un tirón.

Llegamos a casa y este me coge del pelo arrastrándome hasta la habitación sin importarle mis gritos y suplicas 

- Gael, suéltame - le suplico con lágrimas en los ojos, pero no veo nada en sus ojos, no veo una sola gota de compasión

 

- te dije que me obedecieras, ahora recibirás tu merecido. Quítate el vestido - ¡no!, ¡me va a violar!, yo niego, pero este me da un golpe en el rostro - ¡QUE TE LO QUITES! - con manos temblorosas dejo caer mi vestido,  este me tira boca abajo en la cama y siento como se quita su cinturón; el pantalón y el bóxer  ¡mierda, me va a violar y pegar! - ahora recibirás tu merecido - siento como este entra en mí de golpe, jamás en mi vida había sentido un dolor como este, un grito desgarrador broto desde lo más profundo de mi garganta, pero lo peor no fue eso, lo peor vino después, cuando llego el primer golpe con el cinturón 

- basta, Gael, no más - intento pararme,  pero no me deja dandome una penetración más fuerte seguido de más golpes 

- esto te lo mereces - golpe, tras golpe, embestida, tras embestida, el dolor es tan fuerte que mi cuerpo no soporta más hasta que pierdo las fuerzas cerrando los ojos dejándome vencer, esperando que el despertar todo sea una pesadilla