Capítulo 6

"Todos ven lo que tú aparentas, pero pocos adivinan lo que eres", Nicolás Maquiavelo.

De todas las personas que nos rodean, ¿quién te conoce verdaderamente cómo eres? Una, dos, quizás tres personas. Me di cuenta de que las apariencias sí engañan, no porque te vistas como un vagabundo y tu manera de expresarte sea diferente, eso quiere decir que no seas una buena persona. A veces en la vida quien mejor viste, quien mejor te trata, quien mejor habla y, hasta quien dice ser tu amigo... 

Esa persona es quien mejor te apuñala, hiere y mata.

Yo me conformo con que verdaderamente me conozca solamente una o quizás dos personas... tal vez.

Debo admitir aunque no lo quiera, que me siento un poco culpable porque soy de las personas que juzga un libro por su portada. Mi sorpresa fue grande al descubrir que estaba bastante equivocada. Por lo menos no son pandilleros como realmente creí que eran. Ha pasado un mes desde que los chicos vinieron a ayudarnos con la mudanza. Mi nuevo departamento está amoblado y me hace sentir en casa. Aunque por mucho tiempo viví con mis tíos, ese sentimiento de hogar, jamás lo quise sentir. 

Es confuso, pero algo en mi subconsciente se niega a disfrutar completamente de mi familia. Me siento culpable y mala sobrina. Ellos me han dado todo y no les estoy regresando nada. Bueno, sí, les estoy regresando la desconfianza.

Con los chicos hablamos más que todo por el grupo de WhatsApp que creó Danielle. Digamos que a ella le pareció muy buena idea porque así podríamos interactuar más con ellos y saber que tipo de personas eran. De acuerdo al análisis que me dio hace unas noches, las personas pueden descubrirse por la manera de como escriben. Ella de acuerdo a los mensajes que recibimos podrá analizarlos sin inconveniente. En el grupo también están Dylan y Sebastian, ellos realmente son personas misteriosas, divertidas y bastante ocupadas. En conclusión, por ahora todos nos estamos llevando bien. 

Sí, los juzgué muy mal a todos. 

Pasaré este fin de semana donde mis tíos, quisiera que me hablaran otra vez de su historia. Tal vez me salté alguna parte importante. Puede ser que también lo olvidé, qué sé yo. Quiero que me digan otra vez como llegaron aquí y también de cómo lograron tener la cantidad de dinero que me prestaron. 

Sí, lo sé, vivimos a unas horas de diferencia, pero me ha resultado difícil visitarlos en estas últimas semanas. Tengo demasiado trabajo y el poco tiempo libre que me queda lo uso para dormir.

Al fin es jueves y estoy feliz que después de tanto tiempo tendré un fin de semana libre. Hoy mi turno para trabajar es hasta la noche y tengo unas cuantas cirugías pautadas. Será un día bastante movido como de costumbre. Veo la hora y ya son las 5:15 de la mañana. Empiezo mi turno a las 6:30 y por primera vez estoy a tiempo para todo. Me dirijo hacia la cocina y huele delicioso, mi amiga debe estar preparando el desayuno. Hoy nos iremos juntas al hospital y aunque trabajemos en el mismo lugar nos vemos muy poco en casa. 

Ella siempre está durmiendo porque yo salgo muy temprano o porque llego bastante tarde en la noche.

—¡La bella durmiente se despertó! —proclama, mi amiga divertida.

—Buenos días para ti también, cenicienta —respondo, mientras me río. 

—¿Hasta qué hora trabajas hoy? —pregunta, colocando dos tostadas de jamón y queso con huevos revueltos en los platos—. Los chicos vienen a visitarnos al hospital y quería saber si tendrías tiempo libre para nosotros.

—No lo sé, Dani. Tengo unas cuantas cirugías y ni idea de cuánto tiempo me van a llevar. Eso del tiempo libre no va conmigo en ese hospital, no cuentan —me quejo, ella asiente y me pasa el plato lleno de comida—. ¿Te verás con tu nueva conquista? —insinuó, con voz socarrona, logrando que ella me mire muy mal.

—Natasha —me advierte—. Ya mejor terminemos de comer —fingió molestia, se sienta y comenzamos a comer—. No solo viene Logan, tonta. ¿Recuerdas que ellos son los cuatro fantásticos? —soltamos una carcajada—. Venga y apúrate en comer que se nos hace tarde para ir a trabajar.

Cambiamos de tema y 15 minutos después, yo estaba terminando de lavar los platos. Me sequé las manos, tomé mis cosas y salí con ella con rumbo al hospital. 

*****

Mientras íbamos en el auto revisaba los informes de las cirugías que tenía. Hablamos de lo bien que nos llevamos con el cuarteto y lo divertido que eran.

—Creo que son actores porno y por eso no nos dicen en que trabajan —suelto de repente, ella estalla en una carcajada—. Sienten vergüenza de su trabajo y por eso es el misterio de lo que hacen —hablo seria.

—¿Actores porno? Natasha, digas lo que digas igualmente me los voy a violar —vuelve a reír, y esta vez yo me uno a ella—. Te aseguro que no hacen porno. Otro trabajo sí, pero el porno no lo creo —limpio una lágrima de mi cara, dándole una mirada de confusión—. Tranquila, tal vez solo sean asesinos en serie —sube y baja las cejas rápidamente. 

Confirmado, ella normal no es.

—¿Cómo puedes estar tan segura de que no hacen porno, pero si unos asesinos en serie? —alzo una ceja.

—Es una broma nada más, Nata —niega con la cabeza—. Contigo no se puede jugar ya.

—Creo que son actores porno —la hago reír nuevamente—. Es mejor que ser un asesino serial.

—Creo que estás loca —nos empezamos a reír.

La verdad me intriga mucho el tema de su trabajo. Todavía no logro entender eso de que nunca están aquí en la ciudad. Ninguna persona a menos que sea una secretaria o mano derecha de un empresario, tendría un trabajo donde el empleado viaje por todo el país.

Amanecerá y veremos... 

No los estoy juzgando solo quiero saber un poco más sobre esos seres misteriosos.

*****

Cuando llegamos al estacionamiento del hospital bajé del auto, ella se fue a su piso y yo me fui al mío. Caminé a mi casillero para cambiarme de ropa y empezar la jornada diaria de trabajo.

Como dice Danielle, diagnósticos a la obra.

Habían pasado varias horas desde que entré a mi primera cirugía de la mañana. Era una disección del ganglio linfático. Debo decir que estaba muy emocionada, no me importa si fue la tercera operación dónde era ayudante del oncólogo infantil. Él aprovechaba de explicarme cada procedimiento que hacía, ya que era un niño al que estábamos operando. Aunque estoy en el piso de pediatría soy cirujana general y no es por presumir, pero soy buena en lo que hago. Por eso me permiten participar como ayudante del cirujano y en otras ocasiones yo soy la que opero.

Creo que descubrí el motivo de mi invitación al congreso de médicos. Debido a mis cirugías puede que haya llamado la atención de algún poderoso doctor y por ese motivo fui invitada al congreso en Islandia.

—Excelente trabajo —expresa, con orgullo, el doctor Hunter al salir de la operación—. ¿Por qué no te especializas en oncología? Eres muy buena y lo sabes. Además tienes futuro y experiencia aquí —me mira orgulloso y me da palmaditas en la espalda.

—Muchas gracias, Hunter, aunque debo admitir que me gusta más la neurología —me mira con diversión—, pero lo tendré en cuenta, la oncología es... entretenida —nos reímos y salimos a la sala de espera.

—¿Sabes que me estás rechazando? —asiento, sonriente—. Ni modo, doctora Natasha. Tengo otro paciente por atender, por favor, avísale a los familiares del niño como salió todo —me ordena—. No olvides que tenemos otra cirugía en algunas horas. La cita es a las 6 en la sala de operaciones —asiento divertida y me alejo.

Soy ayudante del oncólogo infantil Hunter Black. Desde que llegué al piso de pediatría me ha pedido en las tres operaciones en las que ha participado. Dice que le gusta mi forma de trabajar y espera verme como oncóloga. Hay rumores sobre él que lo implican en la mafia rusa. Dicen que es primo de un tal sombra. Nadie se atreve a preguntarle algo por miedo, pero desde que estoy en este piso, el personal me ha tratado demasiado bien. Creo que puedo decir que me tienen miedo y aunque me es muy apetecible la propuesta de ser oncóloga, prefiero todo lo que tenga que ver con el funcionamiento del cerebro.

Mi sueño es ser neurocirujana y encontrar a Sasha como en mis sueños se lo prometí. Quiero saber si siendo así podré verlo, podré descubrir quién es él y quién soy yo.

Al llegar a la sala de espera logró ver a mi amiga, ¿qué hace esta loca aquí? Me hace una seña para que me acerque y niego con la cabeza rápidamente. Me señala un lado de la sala para que voltee y ahí estaban... 

El trío de pandilleros y para completar, al verme, decidieron acercarse a mí. Yo debo ser un imán que solo atrae locura a su vida.

—¿Familiares de Scott Patterson? —pregunto, ignorando a los chicos, una pareja de jóvenes se acerca a paso rápido—. ¿Son ustedes sus padres? —ambos asienten.

—¿Cómo está mi hijo, doctora? ¿Usted lo atendió? —me interroga la madre del niño preocupada.

—Sí, y su pequeño es muy fuerte. Salió muy bien de la cirugía y aunque tuvimos una pequeña complicación, todo se resolvió sin ningún inconveniente —sonrío amablemente—. Debo decir que las complicaciones graves no son comunes en estos casos, pero pueden ocurrir. Aproximadamente entre 5 y 10% de los pacientes tienen complicaciones temporales después de la cirugía, tales como obstrucción intestinal o infecciones en la herida. Esto dejará una cicatriz y puede tomar algo de tiempo para sanar. Su capacidad para levantarse y desplazarse después de la operación será limitada por algún tiempo —digo, con voz pausada.

—¿Eso qué quiere decir, doctora? Por favor, hable en un idioma que podamos entender mi esposa y yo —el padre del niño es quien pregunta esta vez.

—Que a pesar de que no fue grave la complicación, debemos esperar a que despierte y ver cómo va reaccionando su hijo —veo fugazmente a los chicos, se les ve sorprendidos—. Estas operaciones no son comunes en niños por eso estará en observación para ir viendo su progreso.

—¿Cuándo sea adulto le traerá algún problema? —vuelve a preguntar el padre, la esposa le da una mirada de reproche.

—No, de grande no se verá afectado para nada. Pueden estar tranquilos —ambos asienten—. Podrán verlo cuando sea pasado a una habitación, las enfermeras les avisaran cuando eso suceda —les doy una sonrisa y me despido.

Increíble que al padre le importe más si de adulto le traerá problemas. El niño tiene 5 años, debería importarle por ahora la recuperación de su bebé. Tal vez algún día cambie mi manera de pensar. Tal vez cuando me toque ser madre y me preocupe por mi hijo.

Me acerco hasta los chicos que me miran muy curiosos, mi amiga me abraza, los demás sonríen y me saludan con un apretón de manos, cuando Danielle me deja en libertad.

—Que gente tan extraña —oh, apareció mi conciencia.

¿Es normal extrañar la voz de tu cabeza? Pues, yo extrañé la mía.

—Que orgullosa estoy de ti, nena —mi amiga me vuelve a abrazar—. Les dije que era la mejor doctora de este hospital y demasiado inteligente para este lugar —los chicos sueltan una carcajada—. Es en serio, Masha debería trabajar en la NASA.

—Chicos, estamos en un hospital. Por favor, bajen la voz y sean más prudentes —suspira, con indignación Dylan.

Todos obedecen al chico rápidamente. 

Que divertida es esta gente, parecen soldados siguiendo órdenes.

—¿No vas a comer con nosotros esta noche? —pregunta, Sebastian, hago una mueca—, pero si venimos de lejos para verlas —pone ojos de cachorrito.

—Están a máximo media hora de aquí. ¡Demasiado lejos! —hablé con ironía, ellos miraron a Logan que le dio igual lo que dije.

Ja, que mal que Dylan no sepa disimular las miradas nerviosas y que yo sepa leerlas. Entonces viven a más lejos de aquí.

—Tienes una hora libre para almorzar, Masha —afirma Danielle—. Bueno, aunque hace rato que la hora de almuerzo paso —sonreí—. No tengo pacientes para esta tarde. Vayamos todos a la cafetería y tengamos una tertulia —todos asentimos a lo que dijo.

Mientras caminábamos al ascensor, me di cuenta de que el chico de ojos azules no estaba con ellos. Aunque no hemos hablado mucho estos dos días, me comentó que le gustaba salir a todas partes con sus amigos.

—¿Nathan, no viene con nosotros? —pregunto extrañada, los chicos me miran curiosos, y Dani alza una ceja—. ¿No puedo saber de él? —me encojo de hombros.

—Él no quiso subir porque no le gusta esperar —responde, Logan—. Le envié un mensaje diciendo que estaríamos en la cafetería. No respondió así que supongo que nos espera allá.

Asentí y nos subimos al ascensor para ir a la cafetería. Estoy ansiosa por ver al dueño de ese par de azulejos, espero que las charlas que tuvimos esta semana valieran la pena para que él no sea tan cortante conmigo.

Tengo sentimientos encontrados cuando se trata de él. Aún estoy descubriendo que es lo que me sucede, pero creo poder decir que con Nathan Ackerman, incómoda no me siento.

Eso debe ser bueno...

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