Un ángel en mi infierno Tomo II
Un ángel en mi infierno Tomo II
Por: J´katy
CAPÍTULO 1. ENGAÑO

Me fuí a casa temprano porque después de todo el caos que desaté en ese restaurante, lo único que me quedó fue bajar la cabeza y llegar a la oficina para comer y vomitar por el malestar que tengo en el estómago, me siento enfermo. No se que está mal conmigo pero no se quita el mareo y las náuseas. Creo que debo ir a un medico.

Marco el número de mi madre para decirle que me siento muy mal y respondió al tercer repique, casi cuando tuve que correr al baño a devolver lo poco que me quedaba en el estómago.

— ¿Mi niño? ¿Mi bebé? ¿Pasa algo? - me preguntó preocupada.

— ¿Mami? Me siento muy mal, no se que hacer - le dije como un niño malcriado ¡Lo sé! Pero ella es culpable porque mi apelativo es: bebé.

— ¡Oh Dios mío! ¿Qué tienes mi amor? ¿Dime que sientes, por favor? ¡Ethan, ven aqui! ¡Nos vamos a Manhattan! - ¡Ok! Creo que acabo de formar un lío por consentido. Sonya va a matarme.

— ¡Mamita! ¡Ma! Eso no es necesario tranquila que yo voy solito al médico - pero me quedé hablando solo porque la linea se cortó. ¡Soy un imbécil! Preocupando a mi madre porque quizás no me hizo buena digestión alguna comida.

Llegué a la casa y me sentia fallecer ¡Si! Soy un poquito pero: ¡Es que no me enfermo! Y cuando lo estoy quiero a mi mami. Sonya me ve llegar y frunce el ceño.

— ¿Amor? ¿Estas bien? - se dirige rápidamente a donde me encuentro, mi cabeza estalla y mi estómago tiembla, padezco un desvanecimiento que pone en alerta a Sonya.

— ¡No lo sé amor! Sólo estoy muy mal. Mi estómago no resiste los alimentos, todo me da asco y los mareos no cesan - mi esposa abrió mucho los ojos.

— ¡Yo creo que estás enfermo! - sonrei ante esa tonta obviedad y la abracé.

— Descuida amor, me voy a la cama y descanso un poco y para la cena ya estaré mejor - le di un dulce beso y me encaminé hacia la escalera para dirigirme a mi habitación.

Una vez arriba me saqué la ropa y me metí en la cama para poder descansar, no entiendo que me pasa mi estómago está raro y siento mucho asco yo mejor me duermo a ver si se me quita este malestar.

— ¿Desde cuándo se encuentra así? - escuché voces entre el sueño.

— ¡No lo sé llegó así! Stella me siento preocupada - la voz de mi mujer se quebró y yo me siento una mierda por darle este disgusto.

— ¡Tranquila mi niña ya estamos aquí! - ¿Estamos? ¿Llegó la tropa?

— ¡Gracias, gracias por estar aquí! - lloraba triste algo más le pasa.

— ¡Hola! - les dije.

— ¿Bebé? ¡Oh mi amor! ¿ Cómo te sientes? - madre me abordó y abrazó ¡Wow! Se siente fantástico, reconfortante. Sonya me observó con tristeza y bajó la mirada, su teléfono sonó y verificó, entonces salió con prisa de la habitación.

— No me siento bien madre no sé que está mal conmigo ya estoy nervioso - le digo a mi madre con las manos a la cabeza.

— ¡Descuida cariño Don viene en camino! No llegó conmigo porque estaba en el hospital - puse los ojos en blanco

— mamá tampoco es que estoy al borde de la muerte ¡Por favor! Mi hermano tiene que dormir - me observó y entrecerró los ojos.

— ¡Bebé si yo digo que vamos al fin del mundo! Creeme vamos todos, y es mejor que cierres la boca ¿Entendiste? - ¡Ups! Yo mejor obedezco.

— ¡Sí ma! - rodé los ojos.

— ¡Si ruedas otra vez los ojos te voy a castigar! - entonces entró Ethan, Dom y Sonya, ésta última estaba llorando y venía furiosa.

— ¡Hermanito!! - dijo Ethan.

— ¡No! No digas nada - le gritó Sonya. Me senté en la cama, lo que sea que va a decir es serio.

— ¡Sonya cálmate por favor! - Dom la tomó por el brazo y ella lo sacudió. Está furiosa ¡Yo no hice nada!.

— ¡Déjame le gritó ¿Cómo pudiste? Me juras amor ¿Y me engañas? ¡¡Eres un patán!! ¡Maldito! - me lanzó el teléfono al pecho con un sobre y ahí estaba la maldita foto que temí me tomaran pero aunque no hice nada Ella no me creerá. Mi madre no salia del asombro, mi mujer tenía la cara tan roja que pudo haberle explotado.

— Pero ¿Qué pasa amor? Yo no hice nada ¡Lo juro! Quiero explicar ¡Permíteme decirte lo que sucedió por favor! - le dije en voz baja porque sabía que iba a empezar a gritar.

— ¡ No no quiero escucharte me voy! Ya tengo suficiente con lo que vi - me dijo furiosa.

— ¡Sonya no hagas esto! - me acerqué a ella y se retiró como si le quemara -¡Escúchame por favor no lo hagas! - ya no resistia el dolor en el pecho, se va y ni siquiera quiere escucharme - ¡Por favor amor, no te vallas! - Es muy soberbia - Te juro que las cosas no son como la estás pensando- lloré, suplicándole como si fuese un niño, pero ella me ignoró y comenzó a recoger sus pertenencias y a meterlas en un bolso, sin siquiera dirigirme una mínima mirada, mis ojos me escocían, un pequeño temor que fue creciendo como una gran bola, se alojó en mi interior, haciéndome hacer más esfuerzo de necesario para respirar. Pero para ella, es como si le importaran poco mis sentimientos, mientras yo me humillaba, Sonya actuaba con soberbia, como si fuese dueña absoluta de la razón.

— ¡Me voy para que puedas meter a tu amante acá en la casa! - me gritó en la cara - ¡Pero te diré algo, esto no se queda así! - no se a que se refiere, ya casi no coordino.

Mi cuerpo empezó a temblar de nuevo y tengo náuseas, se que en cualquier momento devolveré lo que me queda en el estómago, mi pecho arde y la cabeza me da vueltas.

— ¡Sonya... amor! No, no - la tomé de las manos y su expresión me produjo tanto dolor que caí de rodillas frente a ella - ¡No soy culpable! Si solo me dejaras expl...

— ¡Mi madre me dijo en una ocasión que los tipos como tú nunca se entregan por completo! Lamento que en este particular vaya a tener razón. Y en este momento mi madre no es mi personaje favorito ¡Yo pensé que me ibas a cuidar, pensé que me protegerías pero no, ya veo que no! - me rompí, algo dentro de mi estalló en mil pedazos, nunca pense en este momento.

— ¡Cariño, cariño, preciosa! ¡¡No te vayas por favor no lo hagas!! - Me sujeté de sus piernas - ¡¡Escúchame por favor Sonya ven por favor!! - se deshizo de mi agarre y tomó la maleta - ¡¡Necesito hablar contigo, no te vallas! - no sé en qué momento perdí el control sobre mis emociones y empecé a llorar a gritos, sentía mi corazón estrujado y hecho trizas por una mano invisible, que me torturaba sin compasión. Al verme fuera de control, mi madre tuvo la delicadeza de sacar a mis hermanos y a ella misma a la sala de estar para no someterme a la humillación y para darnos intimidad.

— ¿Para qué quieres que te escuche? ¿Para decirme que me estoy volviendo loca y que no es lo que creo que vi, sino que es otra cosa? ¡Por favor está claro! - No hay una sola fotografía donde me encuentre solo, todas son comprometedoras. Ella tiene razón, no sé en qué momento me las tomaron, pero se nota que fué un profesional y el montaje está perfecto. Yo nunca besé a nadie y menos a esa mujer.

— ¡Amor no te vayas por favor, no te vayas cielo te lo ruego, te lo ruego, te lo imploro por nuestra bebé, te juro que yo no hice nada no pasó nada ella, ella se apareció en el restaurante yo, yo no la toqué jamás, jamás! Mira escúchame. ¡Escúchame por favor!

— ¡No! No te acerques no te quiero cerca de mí ni de mi hija no deseo que me toques! No sé desde cuando estás con ella pero me importa una mierda porque yo me voy de aquí, no voy a llorar por ti; no voy a llorar por ningún maldito hombre no voy a voy a sufrir más. ¡Nunca, nunca más en mi vida! ¿Entiendes? - bajó las escaleras a toda prisa con una maleta y los cachorros, me partió el alma en pedazos y mi cabeza esta en otro lado. Solo lloro como un idiota y no dejo de repetir que me escuche. ¡Nada resultó!

Salió de la casa no sé a dónde pero no la pude detener; aunque le supliqué, le rogué, me arrodillé estuve a poco de salir corriendo detrás de ella pero me fué imposible salir porque estaba en ropa interior, mi madre y mis hermanos no me lo permitieron y volvi a caer en el piso de rodillas, el dolor era tan fuerte que me desgarró por completo, me sentia destruido. No puede ser posible,que se haya ido, no puede ser que me haya abandonado.

Mi malestares de salud se duplicaron al sentir sobre mí el peso de su desprecio, a ella poco le importó mi dolor, me juzgó, me sentenció sin siquiera escuchar mis argumentos, nunca le falté, jamás le fallé, y ahora ante el primer obstáculo destruye nuestro mundo recién construido, sin siquiera darme el beneficio de la duda. El dolor me laceraba, e iba socavando poco a poco mis sentimientos, y en ese momento sentí mucho miedo, más que miedo era una angustia que taladraba todo mi sistema y que me hacía temer por lo que el futuro me pudiera deparar.

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