—La situación es la siguiente –Dijo Haggerty a los demás miembros de la junta directiva de la Chrystal, doce hombres de diferentes edades y aspectos físicos, pero con la misma preocupación en el rostro— Si no hacemos algo ya mismo, bueno sería irnos despidiendo de todos nuestros activos.
Un murmullo recorrió a todos en la enorme mesa.
Uno a uno se miró con una mezcla de incredulidad e impotencia. No sólo estaban envueltos en el mayor escándalo que la Chrystal había presenciado jamás en los más de cincuenta años que llevaba fundada la automotriz, sino en el peor estado económico y financiero.
Hacía sólo unos meses, el cuerpo de George Matheson había sido hallado estrangulado