2. Noches.

Todas las noches eran las mismas, debía soportar todo tipo de cosas y ver otras. Ya estaba acostumbrada a todo ese mundo pero también pretendía salirse de ese lugar. La música sonaba más fuerte, la gente llegaba al bar y pedían sus tragos. 

Su ritual era usar un antifaz para ocultar su rostro frente a los demás, y así poder vivir en el día y ocultarse en la noche, era todo su secreto al igual que su nombre. Le encontró sentido al anonimato para que nadie pueda quitarse su rutina y poder arriesgarse a llenarles de fantasía a los sujetos que iban en buscaba de satisfacción o alguna que otra aventura.

Se retocó el maquillaje, bebió de su trago más fuerte y salió detrás de los telones una vez que la música empezó a sonar. Las luces que le daban en su cara, no la dejaban ver cuántos sujetos se encontraban a su alrededor y unas manos frías sobre su cintura la hicieron sacarse de su mundo. Le tocaba a ella moverse, empezar a mostrar su show y era hora que comience la función. 

Mueve su cintura al ritmo de la música, sonríe mostrando sus dientes y recorre todo su cuerpo con sus manos mientras baila. Los gritos se podían oír, sus ojos se le cerraban casi siempre para olvidarse de todo para no sentirse intimidada, los vasos golpeando contra las mesas y los pedidos de las personas la desconcentraban. Eran todos hombres pidiendo más, cada noche buscaban más de ella pero no estaba dispuesta a dar ese paso, la ropa diminuta era lo más arriesgado de su vida y nada más. La música se detiene, baja lentamente del escenario y le sonríe a los hombres que estaban comiéndola con la mirada, todos estaban eufóricos y enloqueciendo de excitación. Sólo buscaba alguien que no se pase a la hora que le regale un baile sensual, sólo buscaba alguien que le dé esa confianza en la mirada. 

Recorre todo el lugar tocando los hombros de todos los desconocidos que se encontraban tomando algo, todos le tocaban alguna parte de su cuerpo y eso le daba algo de asco. No estaba encontrando a esa persona para poder cumplir su última parte del trabajo y así no tener problema con su jefe. La música sonaba y el dj pedía que consiga alguien rápido, su tiempo se estaba terminando y debía ser rápida. Su jefe mirándola y empujándola para que lo haga, se arriesga. Sin pedir permiso se acomoda arriba de ese hombre que estaba tomando algo.

Se queda sorprendido del lugar una vez que entró y no podía creerlo que algo así exista. Sonríe levemente al encontrar un sitio nuevo para dejarse llevar. Muchas mujeres  bailando frente a los ojos de los extraños, mientras éstos se tomaban sus tragos. Busca una mesa para acomodarse y observa el lugar. Una muchacha se le acerca con un trago muy amable y se lo deja en la mesa.

Se queda impresionado con esa mujer que estaba haciendo el show arriba del escenario mientras toma su trago se queda mirándola. La música, el antifaz para ocultarse y todo eso lo hacían prestarle atención para descubrir quién era esa mujer que movía su cuerpo frente a todos. Los silbidos dejaron ver que se había bajado del escenario para montar otro espectáculo, él no entendía nada de lo que estaba pasando hasta que siente que alguien toca sus hombros y lo giran para colocarse encima suyo.

Cuando se da cuenta, esa extraña mujer del antifaz estaba sentada arriba de sus piernas sonriendo y acercándose a su rostro.—Sólo no te muevas y no me toques — le pide hablándole al oído.

Deja sus brazos atrás de su espalda mientras se queda mirándolo. Algo la hacía dudar pero no entendía porque un hombre tan refinado podría hacerle sentirle insegura.

Se acerca a sus labios y él la queda mirando mientras sus respiraciones se chocaban. Parecía que algo les decía que ya se habían visto pero no sabían en donde.

Él aleja su rostro y la mira bien —¿Nos conocemos ? —le pregunta. 

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