Capítulo 55. Viejos demonios
   Para el fin de semana Paola estaba en el restaurante junto a Pierre, había llegado el tan esperado evento.
Paola se sentía muy nerviosa, acababa de llegar de Grecia y le parecía asistir a un examen final sin haber estudiado.
   Afanada todo le sabe insípido, pone las manos en la mesa y respira profundo tratando de recordar recetas y consejos de Joseph.
   —Paola, no entiendo porque tanta inseguridad si cuando llegaste traías tanta pasión —murmuró Pierre a su lado.
Paola cerró los ojos con el corazón a millón.
   —Quisiera que Joseph estuviera aquí, que me guiara.
   — ¿Si no te hubieras casado con Joseph querrías que estuviera aquí?
Paola sonrió.
   —De hecho no veía el día que ya no estuviera en la cocina poniéndome nerviosa con su sola presencia y haciéndome estremecer con sus gritos.
   —Eres talentosa Paola y Joseph lo sabía antes de que ustedes… bueno, antes de que te enamorarás de él —murmuró Pierre con una sonrisa de consuelo.
   Paola no pudo evitar escuchar la insinuación