Llego a casa de Leo y Nico para recoger mi ropa, ya que, mientras consigo un apartamento, me quedaré con mi novio... qué bien suena eso: MI NOVIO.
—Tengo algo de nervios —le confieso a Bastián.
—¿Por qué, nena?
—Porque no sé cómo se lo tomen Leo y Nico, más que todo Leo. No quiero que me odie, yo lo quiero mucho —veo cómo Bastián se tensa. Creo que no le cae nada bien la idea de que yo quiera a Leo y a Nico.
—Abril, quiero pedirte un enorme favor.
—¿Sí? Dime.
—Sé que eres una persona de alma libre, que no te gusta que te digan qué hacer, pero esto te lo tengo que decir para evitar problemas en nuestra relación.
—Ya suéltalo, Stone —digo cruzándome de brazos.
—No quiero que te vuelvas a besar ni acostar con ellos, ni con otras personas. Yo quiero ser el único hombre que te bese y que te haga el amor.
Eso lo puedo entender. Bastián es un hombre mayor, no le van esas cosas, y además es posesivo. No le gusta compartir, y eso lo noté cuando hicimos ese trío.
—Pero sí que disfrutaste del trí