Alana
Estos meses han sido una completa pesadilla, las niñas no solo lloran cada vez que algo las despierta, cuando trato de vestir a la una la otra se mueve y no me deja terminar con la tarea de vestir a la primera, Carmen me ayuda cuando puede pero debe de seguir con el resto de sus tareas.
Enzo mi hermano a veces me ayuda a mecerlas en el coche y que se duerman, lo peor de todo es cuando es la hora de comer, debo darles el pecho, eso es lo más doloroso e incómodo de todo esto, aunque trato de pensar en otras cosas igual siento las ganas de querer sacarlas y que dejen de succionar, pero entiendo que se deben de alimentar.
Lo peor de todo es que parece que me gusta la compañía de ellas y mantenerme ocupada, Enzo me ayuda, Carmen también, casi parece que la Alana de antes quiere volver pero es mejor si eso no sucede.
— ¿Hermana viste si se durmió la pequeña Cinzia?, ya me duelen los brazos de pasearla—Me inclino un poco cerca del coche y en efecto está dormida.
—Sí Enzo, ya puedes des