Un poderoso CEO se enamora de la mujer equivocada. Sin importar cuántas veces le baje la luna, ella estará perdidamente enamorada de otro hombre. El triángulo amoroso llevará al poderoso CEO al borde de la locura, la ruina, e incluso a ser el principal sospechoso en la desaparición repentina de su desleal esposa.
Ler mais— ¡Serena!
— Jack... No es lo que parece.... Puedo explicarlo.
— ¿Cómo pudiste hacerlo?
— Solo guarda esa pistola, Jack. Podemos hablar como personas civilizadas.
— Jack, amigo....
— ¡No me llames amigo! — gritó con furia — estás con mi esposa, en mi cama, y en mi casa.
— No cometas una locura, Jack. Mírame bien, soy tu esposa.
— Ese precisamente es el gran problema, Serena... ¿Cómo fuiste capaz?
— No te hagas el sorprendido, Jack. Sabías perfectamente que nunca te amé. Tú solamente has comprado mi cariño y compañía todos éstos años, pero es realmente Albert el amor de mi vida.
— ¡Malditos! — exclamó con lágrimas en los ojos — los puedo hacer pagar por su traición, solamente con tirar de este gatillo.
— ¡Entonces hazlo! — se levantó — sabes que no tienes las bolas para hacerlo.
— Serena...
— Tranquilo, Albert, yo sé lo que hago. Te conozco muy bien, Jack. Sé que no me harás daño. Todo esto es un show barato que estás armado para aparentar que eres un hombre respetado, pero no eres nada. Solo eres un cobarde. Te escondes detrás de esa pistola, como todos éstos años te escondiste detrás de una fortuna para tenerme a tu lado... Eso se acabó.
— Eres una....
— ¿Que vas a hacer? ¿Nos vas a matar y luego esconder los cadáveres? ... ¡Ya baja esa pistola! .... ¡Cobarde!
— Te dí toda mi fortuna... — dijo Jack bajando la pistola finalmente.
— ¿Y eso me hace tuya?
— Mírate... Ni siquiera tienes una lágrima en tus ojos, Serena.
— ¡Me cansé, Jack! ¡Me cansé de fingir que te amo!, Me cansé de vivir con una m*****a sonrisa falsa en el rostro. La verdad es que siempre sentí repugnancia cada vez que me hacías el amor. Cada vez pensé en él, en Albert, el verdadero amor de mi vida.
— ¡Mientes!
— ¿Miento?
— Teníamos un trato. Yo ponía toda mi fortuna a tu nombre, y tú serías mía.
— Exacto. Fuí tuya por muchos años. Nos casamos, y viví contigo en este cuchitril por casi un año. Es mucho tiempo, más de lo que puedo soportar tenerte junto a mí. En lo que a mí respecta, ese trato ya fue saldado.
— ¡Desgraciada!
— Ahora, tienes cinco minutos para abandonar mi casa, o llamaré a la policía. El lunes en la mañana quiero el divorcio firmado sobre la mesa de mi abogado, y no quiero volver a verte en el resto de mi vida.
— ¡Se van a arrepentir!
— ¡Cierra la puerta al salir!
— ¿Estás loca? ¿Cómo puedes hablarle así?
— Ya se fue. Debemos seguir en lo nuestro, mi amor.
Serena se levantó del piso para ir a servir un par de tragos.
— ¡Es tu esposo! ¿Qué no sientes ningún remordimiento?
— ¿Remordimiento? En primer lugar, fueron esos estúpidos sentimientos los que me mantuvieron atada a ese cerdo asqueroso durante diez años. Pero eso se acabó.
— ¿Y qué te hace creer que te dará su fortuna tan fácil?
Una carcajada sarcástica se dejó escuchar saliendo de la boca de Serena.
— Ya esa fortuna es mía. El muy imbécil puso todo a mi nombre, con la única condición de que me casara con él, pero no podía usar el dinero hasta que pasaran tres años de matrimonio.
— Exacto, Serena. Tres años, solamente ha pasado uno. Estás incumplimiento el trato.
Serena colocó su dedo en los labios de su amante, y entregó una copa de champagne en sus manos.
— Todo está a mi nombre, ya me cansé de aguantar las ganas de vomitar, ya no quiero fingir más amor en mi vida... Se acabó, yo gané, ¿Y sabes cuál es mi mayor premio?
— ¿Cuál? — empinó su copa.
— ¡Tú, tontito!
— ¡Y cincuenta millones de dólares!
— Cincuenta millones de dólares que usaré para hacer que nuestras vidas sean perfectas.
Serena abrazó a Albert con dulzura mientras acariciaba su cabello rubio.
— Tú serás mi nuevo esposo una vez que ese cretino de Jack firme el divorcio. Te haré mi único heredero. No me importa lo que los demás digan, no me importa que eres diez años menor que yo.... Eres el amor de mi vida, Albert, y te mereces lo mejor.
— Entonces fírmalo ahora mismo.
— ¿Perdón? — preguntó Serena asombrada gratamente luego de ahogarse ligeramente con su champagne.
— Firmemos un acta en dónde asegures que toda tu fortuna será para mí. Esa sería una manera muy original de demostrarme cuánto me amas.
— ¡Estás loco! — exclamó riendo.
— Hoy a sido un día realmente loco. Me acosté con la esposa de mi mejor amigo en su propia casa, él nos apuntó con un arma de fuego, y ahora me entero que seré el esposo de una mujer multimillonaria... ¡Nada de esto tiene sentido!
— Tienes razón. Debemos vivir cada día de nuestro amor, como si fuera el último.
— ¡Salud por eso!
— Firmemos ese documento ahora mismo.
Esa noche redactaron un acta usando la sabiduría en leyes que Albert había conseguido durante toda su vida estudiando derecho, y tenía que ser un abogado muy bueno. No por nada había sido el abogado personal de Jack durante tantos años.
Los fuertes golpes en la puerta hicieron que Jack fuera directamente a ver de quién se trataba.
— ¿Jack Patterson?
— ¿Si? ...
— Soy el detective Castillo.
— ¿Quiénes son todas esas personas?
— Son personas que lo odian, señor Patterson.
— ¿Me odian? ¿Por qué?
— Usted es el principal sospechoso de la desaparición de su esposa, la señora Serena Blas.
— ¿Que yo qué?
— ¡Queda detenido!
El señor Jack Patterson fue sacado de su casa esposado, y bajo el abucheo de decenas de personas que se dieron cita en las adyacencias de su vivienda. Incluso algunos le arrojaban tomates podridos.
— Su esposa era muy querida por la comunidad — preguntó el detective una vez en la patrulla.
— Ella era una modelo muy famosa entre los habitantes de la ciudad.
— Tranquilo. Estamos aquí para evitar que nadie salga lastimado.
Muchos golpes, cubetazos de agua helada, y amenazas directamente al oído fue la manera en la cuál fue recibido el señor Patterson en la ayuntamiento.
— Siéntense.
— Pensé que nadie saldría lastimado.
— Mentí un poco. Muy bien, haré esto fácil y sencillo para que ambos podamos salir rápidamente de todo... ¿En dónde está su esposa, señor Patterson?
—Entonces eso es lo que cree, cree que yo lo hice. A ver, respóndame algo, detective Castillo, Si eso es lo que cree, ¿Porqué no me arresta y me saca de la mansión esposado frente a todas esas personas? —preguntó Jack—. Yo le diré porqué, porqué no está seguro. Solamente está lanzando flechas al azar, quiere ver si por casualidad da en el blanco, pero la verdad es que solamente se encuentra caminando en la oscuridad, no sabe quién lo hizo, y mucho menos tiene un sospechoso claro. Jack Patterson se levantó para acercarse al detective Castillo. —Yo no he matado a Serena, jamás le haría daño, yo la amo demasiado para hacerle algo así, y si no puede confiar en mi palabra, entonces vamos a su oficina y me coloca frente a su estúpida máquina detectora de mentiras, o haga las pruebas que tenga que hacer, pero siempre va a tener el mismo resultado, ¿sabe porqué?, porque yo no lo hice. Jack estaba realmente exaltado. —Así que si no va a arrestarme ahora mismo, me temo que tendré que ped
—Detective Castillo, tiene que venir a ver esto. —Agente Fabiola, ¿Que no ve que estoy con una testigo ahora mismo? —Le aseguro que es algo muy importante, señor. —¿Puede decírmelo ahora mismo? —Me temo es sumamente confidencial. —Entiendo.... Bueno señora Blas, le prometo que haré una investigación acerca de lo que acaba de contarme, e iré a hablar con el señor Jack Patterson personalmente. Pase por la otra oficina para que alguien tome su declaración por escrito, y luego la firme. —Muchas gracias, detective Castillo. La señora Blas salió de la oficina del detective Castillo, y de inmediato el infierno de desató. —Ahora sí, Fabiola, ¿Qué diablos pasa? —Apareció otra. —¿Otra qué? —Otra chica muerta. También tiene exactamente los mismos rasgos que Serena Blas, pero no es ella. —Demonios, vamos de inmediato. El detective Castillo y la agente Fabiola se movilizaron rápidamente hasta la escena del crimen, la orilla de un oscuro lago, en dónde ya se encontraba el agente Ramíre
—Muy bien, señora Blas. Le doy la bienvenida a mi oficina. Es un placer para mí, recibirla y escuchar todo lo que tenga que decir acerca del caso de su hija. —¿Qué espera que le diga, detective? —Cualquier cosa que pueda ayudarme a encontrar el culpable, estaría bien. —Aquí no hay nada que encontrar, detective. Todos saben quién fue el culpable, fue Jack Patterson. Él fue quién raptó a mi hija, y quién sabe en dónde estará ella ahora. —Con todo respeto, señora Blas, pero yo mismo hice toda la investigación a Jack Patterson, fue el primer sospechoso cuándo hubo la desaparición —indicó el detective— lo inrerrogamos con mucha presión, revisamos toda su casa, y también lo sometimos a la máquina detectora de mentiras. Jack Patterson siempre salió bien librado, así que no tenemos pruebas para señalarlo como el posible responsable por la desaparición de Serena. —¿Y si yo misma lo hubiera escuchado amenazar a mi hija de manera pública? —¿A qué se refiere? —Me refiero a que yo misma est
La fiesta comenzó entre lujos y excentricidades. Incluso las charolas que llevaban los meseros, estaban hechas en su totalidad de oro. Muchos tenían claro, que esa celebración era mucho más una cuestión de exhibición, que una obra benéfica. Los Patterson adoraban presumir su infinita riqueza cada vez que podían, y esa noche de cada año era la oportunidad perfecta. —Su atención, por favor. Su atención, damas y caballeros —decía el señor Patterson. Parado justo al pie de las elegante escaleras, con un micrófono en la mano, y la intención de llamar la atención de todos los presentes. —Quería hacerles un importante anuncio. Quiero decirles que estoy sumamente feliz de que todos ustedes nos acompañen en esta importante reunión, pero les confieso que estoy aún más feliz de que mi hijo pueda estar acompañándonos hoy. Todos aplaudían modestamente, con sonrisas en los rostros. Jack solamente subía su copa en dirección de su padre, como señal de agradecimiento por el buen gesto. Entre la mu
Al día siguiente. —¡Todo debe quedar perfecto! Jack Patterson gritaba para darle órdenes a los empleados de la mansión. —Hoy será la mejor fiesta de caridad de todos los tiempos, y necesitamos que todo esté reluciente —dijo—. ¿Qué pasa con esa mesa? ¿Porqué no está repleta de comida? —¡De inmediato, señor Jack! —dijo un empleado. —Me encanta el ánimo con el que te despertaste hoy, hijo —dijo Brad Patterson. —Es que ésta noche debe ser espectacular. Es mi regreso a la mansión, a la familia Patterson, y quiero que todo salga perfecto. —No te preocupes, ellos son profesionales, y saben lo que hacen, llevan décadas haciéndolo. —Si, claro. Papá... ¿En dónde estabas anoche?—¿Porqué la pregunta, hijo? —respondió algo nervioso. —Es que llamé a la mansión, y me dijeron que no estabas. —Ahh... Si, si. Es que salí a dar un paseo nocturno para librarme un poco de la presión de hoy. —¿Tan tarde en la noche? —Es que era mucha presión, y no podía dormir, ya sabes cómo son estas cosas —r
—El señor Patterson fue el único que se acercó a mí cuando Jack se fue. Él ha sido tan lindo conmigo en todo este tiempo. El señor Patterson se notaba claramente incómodo. Era obvio que no deseaba que su secreto fuera revelado. —Lo sé, sé que pensará que es el padre de mi ex esposo, pero le puedo asegurar que Brad es el hombre que Jack jamás llegará a ser. —No se preocupe... —Mi única intención con esta revelación, es que finalmente me saque de sus sospechosos, y sé que usted es un profesional, nuestro secreto estará a salvo con usted. —Por supuesto. El detective Castillo miraba al señor Patterson de manera incómoda. Era claro que Nathalie Oferman no sabía que él también había tenido una aventura con Serena Blas. —Pueden confiar que la información que acaba de darme, se mantendrá en forma confidencial. —Espero verlo mañana en la fiesta de caridad, detective Castillo. El señor Patterson hablaba, pero no podía levantar la mirada, siempre tuvo su rostro mirando hacia el piso. —
Último capítulo