Llego a casa esperando que Eli esté aquí y que el perro que traigo conmigo no haga ruido hasta que pueda darle la noticia a Elizabeth. El perro color blanco o tal vez café me mira esperando alguna indicación. Creo que ya tenemos una conexión y yo ya no puedo sentirme mas ridiculo por hablar con él. Solo espero que nadie me escuche hablando con esta pequeña bola de pelos, porque si eso osa entonces sería la peor humillación de mi vida.

—Escucha pequeña bola, cuando entremos no dejes de hacer ruido hasta que le diga a la chica de cabello rizado que estás aquí. Mientras tanto debes de mantenerte callado y no hacer ruido.— Lo señalo, el perro me responde con un quejido que me da ternura.

Y aquí es, en este sentido de vergüenza y ridiculez que me pregunto, ¿por qué estoy haciendo todo esto por ella? ¿Lo vale o es mi constante remordimiento por todo lo malo que hice en el pasado que me obliga a ser el mejor ante esta chica? No sé qué estoy haciendo, pero me gusta sentir esta emoción de de