Fernanda habia pasado la incomodidad del encuentro con su familia política, habia conocido a la madre de Max, una mujer sofisticada pero triste, y a la esposa de Daniel, y a sus dos hijos, de los cuales ya conocía a su hijo mayor. Pero para su sorpresa, tuvo que saber que su esposo habia renunciado a su herencia, sólo por ellos.
Estaba molesta con Max, pero solo por el hecho de habérselo ocultado.
Ya se encontraban en casa, y discutían por eso.
- No entiendo por qué no me lo dijiste, ¿tenía que saberlo a través de tu padre?.
- De cualquier manera, esa no era tu decisión, yo te puse a tí y a mis hijos primero, - revisaba su correspondencia, sin verla realmente.
- No te puedes imaginar lo estúpida que me sentí.
- Cariño, yo...
- No... me digas cariño, estoy muy molesta contigo ahora,
- ¡Mira Fer, no tenía porqué consultarte nada, te lo dije, era mi decisión, y ya está hecho!
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Fernanda se dedicó a su trabajo y a atender a sus hijos, aún estaba molesta, y la convivencia entre ello