Gaspar quería gritarle y decirle que no necesitaba nada que viniera de ella. Sobre todo de ella. ¿Pero qué iba a hacer? ¿Pedirle ayuda a una desconocida? Incluso lo pensó, pero...
- Vamos, cariño. Yo te ayudaré. - Le tendió la mano a Gabriela.
La niña miró a su padre y luego la mano de Alicia, esperando que la cogiera. Lentamente, tomó la mano de Alicia y soltó la de Gaspar.
- Ahora volvemos, cariño.
- Deja de llamarme así -dijo con rostro serio y Alicia sonrió. Se dio la vuelta y él entró en el baño con Gabriela.
Gaspar suspiró sonoramente y se preguntó si aquello era una buena idea. Se apoyó en la pared junto a la puerta del baño de señoras y esperó.
Dentro, Alicia abrió una de las puertas que separaban los aseos y le dijo a Gabriela que la utilizara enseguida.
- ¿No me lo vas a tapar?
- ¿Tapar qué, niña?
- La tapa para poder sentarme.
- ¡Qué asco! ¿Por qué iba a hacer yo eso?
- Mi madre dice que el retrete que usa todo el mundo está sucio y que no puedo sentarme en él sin protecció