Guardería Pequeñas nubes.

Cuando llegó la hora de jugar al aire libre, quince niños salieron en fila de la guardería.

Los niños de la clase Avecillas se dirigieron al patio de recreo juntos con caras emocionadas. Entre ellos, se vio a James vistiendo un jersey tan blanco como la lana.

James comenzó a divertirse en el patio de recreo con sus amigos.

Jugaban al escondite, bajaban uno tras otro por el tobogán y pateaban una pelota.

Entonces, de repente, escucho una voz llamando a James desde algún lugar.

—James— James miró a su alrededor ante la voz familiar. Entonces, en el rostro del hombre visto más allá de la valla, sus ojos brillaron.

—¡señor!— James se dirigió hacia la cerca, su cabello castaño oscuro ondeando. Los niños podían ver a Damián a través de una valla de madera que era demasiado alta para saltar. Tan pronto como James lo vio, se puso feliz y al mismo tiempo bajó los ojos como si recordara los eventos de ayer.

—¿Por qué fuiste ayer en lugar de esperar a James?— El rost