Jacob se sentía triunfador porque le saco la firma a la fuerza a su bastardita y este era el primer paso para al fin ponerle las manos encima a la jugosa fortuna de la familia Clark.
Con la firma en mano, al día siguiente a primera hora Jacob y William se estaban preparando para ir a recuperar su amada empresa y mientras esperaban al abogado, el mayor le daba ciertas indicaciones a su esposa.
- Oye recuérdales a todos los empleados que nadie puede ayudarla y debe estar encerrada sin importar lo que diga o si es que grita – dijo Jacob mientras terminaba de acomodar su corbata.
- Si amor, todas están instruidas e igual esa ha estado tranquila sin hacer ruido – mencionó Jessica.
- Bueno sabe que si se queja, su mocoso se muere – indicó de forma burlona William.
- Por cierto mi amor ¿hoy veras lo del banco? – preguntó de forma coqueta Jessica.
- Primero debemos ver cuánto tiempo tardo en recuperar la empresa… así que tal vez iremos en la tarde o mañana.
- Hm… está bien, lo importante es r