Me levanté del suelo, no se cuanto tiempo estuve ahí con mi mirada perdida en mis dibujos. Aún no tenía idea de quien podría ser esa persona a la que dibuje, tenía hambre, no había desayunado y ahora ya era hora de almorzar. Al salir de la plaza veo un pequeño bar-café, camino hacia el lugar, al ingresar suena una campanilla anunciando un nuevo cliente, el aroma a café y a comida inunda mis fosas nasales. Se me hace agua la boca.
Me siento en una en una de las mesas más apartadas y saco mi libreta, sigo con mi dibujo, aún no logro reconocer el rostro pero es a alguien a quien tengo en mi cabeza o que he visto en alguno de mis sueños. Anoche la soñé, me dijo algo que ahora no logro recordar.
El mesero me trae el café y unas medialunas y me regala una sonrisa.