Livie
— Lil ¿Qué vas a hacer el día que yo tenga novio? — Revolea los ojos.
— No sé, tendré que fumarme toda la m****a de la previa para tener sexo. Tks, ¡Que asco! — Me empiezo a reír.
— ¡Es divertido, Pero sos una floja Lil, además está muy mal lo que hacemos, esos hombres viven engañados! — Lanza una carcajada.
— Soy muy tontos, no puedo entender cómo no nos distinguen! — la miro rodando los ojos.
— Lil tenemos la misma cara prácticamente, ¡lo raro es que los demás nos distingan! — Asiente.
— Igual podemos engañarlos porque no nos conocen, somos diferentes, tenemos los ojos un poco diferentes y... bueno los ojos — No puedo evitar reírme.
— Digamos que la personalidad tenemos diferente.— agrego.
— Eso sii, yo soy increíblemente extrovertida y fabulosa, me encanta tener sexo y vos... Liv sos muy tierna, divertida en extremo pero sos tierna como papá y loca como mamá, yo solo soy loca como mamá. — Niego mordiendo mi labio inferior, Lil es loca como mamá.
—Si claro señora fabulosa, déjame dormir porque entre vos y la gritona que trajo Demián no pegue un ojo! — Hace como si su mano hablara.
—¿Cómo sabes que no es Gabi el que trajo la gritona? — miro mis manos y me acomodo como si fuera a dormir. — Liv! — me giro para mirarla.
— ¡Salí a ver si estaba durmiendo en el sillón! — se mata de risa mientras camina para ir al lado de su habitación.
— Sos de terror Liv, Pero estás en lo cierto, ¡Demiancito, trajo a la gritona de Mónica! — Me giro para dormir.
Con Lil hacemos algo cada que vamos de fiesta, a ella le da demasiada pereza la previa de hablar con el chico, esa parte del chamuyo para después pasar a lo importante (palabras suyas).
Así que yo me acerco al chico que a ella le llama la atención, hablo lo conquisto por decir así y cuando nos vamos del lugar le digo que vayamos a mi departamento, donde hacemos el cambio, lo sé, estamos muy locas, pero si vieran la cantidad de tipos que caen, hasta ahora todos cayeron.
Cuando llegamos al departamento Lil hace su entrada y bueno, consigue su preciado sexo casual.
Lo único malo es que después alguno que otro me ve en la universidad y piensan que tuvieron el mejor sexo de su vida conmigo. ¡ muy tontos! Y nosotras somos muy locas y mentirosas jajajaja.
......
— El sábado es la fiesta anual de recaudación en la facultad. — dice Lil mientras me pasa una taza de café.
— Ya te aviso que no esperes sexo, no pienso chamuyarme a nadie por vos el sábado. — Me hace carita de perrito, pero niego, porque el sábado no voy a hacerlo.
Será de día, Gabi viene conmigo porque lo voy a invitar así que menos que menos voy a desperdiciar mi tiempo en chamuyarme a alguien que ni siquiera me guste para Lilian.
— ¡Amargada! — se gira fingiendo estar ofendida.
— ¡Vaga! — suspira y me sonríe.— Voy con Gabi ese día — Hace gesto de asco.
— Esta bien, además tengo que hacerme la idea de que pronto van a andar ahí metiéndose mano entre ustedes y se me acaba la cómplice. — Revoleo los ojos — Pero mejor porque ya estoy cansada de que andes mirándolo como si fuera un actor de telenovela — sonrío porque Gabi es mas lindo que un actor de novelas.
— ¡Hola insoportables! — Sale Demián, siempre tan amable como de costumbre.
— ¡Insoportable esa tal Mónica! ¿ya dije que me molesta que es muy gritona? — dice Lil que como siempre no puede dejar su lengua quieta.
— ¡Ay no Li, hay otra que grita más! — le sigo el juego porque es muy genial molestar a Demián, mi primo es un animalito salvaje, no tiene un filtro entre la boca y el cerebro.
— Deberían concentrarse en sus gritos y no en los de otras.— contesta tratando de molestarnos, pero querido, gemidos míos jamás escuchaste.
— ¡Hoy es el cumple de Penny! — Sale Gabi de la habitación mirando su teléfono — No le compre nada ¡mierda!. — Una buena escusa para pasar tiempo con él.
— ¡Yo te ayudo! — digo parándome de mi asiento.
— ¡Es fácil, regálenle una cita con algún chico, dudo que así muda como es, consiga una! — Ay Demián, Sos malvado.
— Es buena, a veces si tenés ideas geniales, Demiancito.— Lili lo molesta siempre diciéndole Demiancito.
— ¡Hablemos en serio! — reclama Gabi.
— Cumple 18 años Gabi, oficialmente legal para entrar en el mercado amoroso!— Dice Lili levantando las cejas sugestivamente.
Tiene razón, Penny ya podría animarse a más. Quizás si le regalamos algo que la haga sentir una chica más de su edad. Ya sé!
— ¡Eso sí! regalémosle ropa interior — digo mirando a los chicos.
Demián se ríe y Gabi lo mira mal.
— ¿A vos qué se te hace tan gracioso? — mira a su amigo tratando de encontrar respuesta.
— ¡Me imagino la ropa que usa tu hermana! — dice Demián y sigue riéndose. — Parece que nadie la vio, o sea no es como ustedes chicas, ¡regálenle un libro y seguro le encanta! — sale del departamento y nos quedamos sin decir nada. ¡Qué cruel! Penny es una chica dulce, no debería ser así con ella.
— ¡Comprémosle ropa interior! Yo te ayudo — Sonrío mirando a Gabi que asiente a mi idea.
— Bueno, ya veo que es en parejita la cosa, me voy con el inmundo de Demián! — Lil sale y nos deja solos.
— Bueno sos mi pareja hoy! — dice Gabi levantando las cejas y yo... Dios, no quiero ponerme roja porque mi mente perversa solo piensa que sea mi pareja con otro tipo de connotación.
— ¿Vamos, señorita? — Pone su codo para que lo agarre y sonrío porque siempre jugamos así con él.
— ¡Será un honor ser su compañía hoy!— meto mi mano por el hueco que hay en su codo y su costado.
— ¡El honor siempre es mío! — me guiña un ojo y salimos.
....
— ¿Ropa interior? — pregunta Gabi, frunciendo la nariz. — Penny todavía está... — lo interrumpo.
— Penny ya está grandecita, necesita ropa para presumir ante los chicos — me mira abriendo sus hermosos ojos verdes, pero no voy a ceder. — Ay Gab, ya es hora que ella se muestre al mundo, tu hermana es hermosa y si se pusiera la misma ropa que uso yo seguro que me opacaría.
— Eso sería imposible — lo miro y veo que se pone incómodo, es que… ¿acaba de decirlo por mí?
— Lo sé, soy única — sonrío— Pero Gab, 18 años tiene, no podemos tratarla como si tuviera 12 todavía. — Resopla y me mira con su cara de derrota.
— ¡Okey! Pero, ¿te los probas vos y veo cómo son? — lo miro dura como una estatua. — ¿Qué? tengo que ver cuan indecentes son!
— Gab.... yo.. — lanza una carcajada.
— ¡Es chiste Li! Aunque la verdad, no me molestaría— entra a la tienda y me deja atrás confusa y avergonzada.
Creo que ya no puedo negar que eso fue una clara indirecta y... creo que, ¡también le gusto!
¡Ay por Dios, Le gusto!