Mientras el autobús continúa con su trayecto, trataba de organizarme lo más que podía, llevaba el cabello suelto y decidí recogérmelo en una coleta. Con el trabajo que me tocaba hacer ya no era necesario que me organizara tanto el cabello, miraba mis uñas y me daba cuenta de que realmente tenía motivos para odiar a mi jefe.
No había podido ir al salón a organizar mi cabello y mucho menos hacerme las uñas, me parecía una falta de respeto lo que estaba haciendo, pero no tenía lugar a quejarme, era eso o quedarme sin empleo y dedicarme a buscar empleo en el tiempo que obviamente podía estar trabajando.
El autobús había llegado a la parada que más cerca me quedaba a mi trabajo, allí me bajé y caminé con prisa, llegué al lugar, saludé al vigilante y subí a buscar mi dotación, llevé todo lo necesario a su oficina.
Empecé a limpiar recordando todo lo que me había mencionado para no cometer errores, quería estar segura de que todo saliera perfectamente, que en vez de llamarme la atención,