28. Sergey no esperes más…
Después de esas palabras Sergey no pudo pensar con claridad, la tomó del cuello besándola con mayor ferocidad, rindiéndose a esos sentimientos y deseos que ella le provocaba en esos momentos, convirtiéndose en el caballero galante dispuesto a hacer que el dolor de la mujer en sus brazos y el propio desaparecieran.
Debía estar loco, estaban a plena luz del día, en un área apartada del jardín en la que cualquiera podría descubrirlos, pero en ese instante, Sergey solo quería seguir besando a esa joven ahogando la poca culpa que sentía, con el recuerdo de que el esposo de ella estaba tras la hermana.
Giró sobre el pasto dejándola apoyada en el suelo y bajó por su cuerpo mordiendo y besando la piel que su negro vestido dejaba a la vista, todavía no se atrevía a retirarle la ropa, jamás se había permitido ver a ninguna de esas dos jóvenes como una mujer, pero eso era Tatiana, una hermosa mujer a la que en ese instante no podía resistirse.
Tatiana no opuso resistencia al cambio de posició