―Bien ―Elliot exhalo ―Te debo una, hermano.
―No hace falta que lo digas, sabes que te apoyo en lo que sea.
―Gracias, por favor llama cuanto antes.
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NEW YORK.
―Alexander, ¿Cómo están las cosas por San Petersburgo? ¿Iván finalmente sentó cabeza?
El hombre de cabello negro y ojo