CAPÍTULO 23
Los labios de Elliot se apartaron y luego presionaron la suave piel de su garganta. El cuerpo de Amara se estremeció en respuesta, cerro los ojos y lo dejo hacer. Por alguna razón, sentía que esto era correcto, que no estaba haciendo nada malo. Él era su marido y ella era su mujer.
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