Amara no podía decir una palabra, sus manos estaban apretadas en puños y le tomo toda su fuerza controlarse para no temblar.
De repente, una mano grande y poderosa rodeo su cintura. Giro la cabeza y vio a Elliot, quien le estaba sonriendo, pero parecía que había cuchillos saliendo de sus ojos.
―Mi