Al terminar de decir eso, se fue resueltamente.
Kendra quería ir tras él, pero ya se había subido a su auto. Mirando el auto alejarse, pisoteo el suelo y apretó los puños.
―Todo esto es tu culpa, zorra. ¡Sabía que no lo soltarías tan fácilmente! ¡Pero nunca te permitiré ser feliz con Cristian, él