Hecate no le pareció agradable cuando Bebé Robbie la persuadió. Seguía habiendo una expresión fría y distante en su rostro mientras lo ignoraba.

“No me gusta que me acosen”, dijo Hecate en un tono apagado.

Bebé Robbie se quedó ligeramente sorprendido. Una expresión de incomodidad apareció en su rostro mientras decía en tono de disculpa: “No tengo segundas intenciones. Solo creo que ahora es muy tarde. No es seguro que tomes el metro a las afueras en la oscuridad, sola. Hecate, solo quiero protegerte”.

Hecate lo miró y dijo: “No necesito que me protejas”.

Su voz era fuerte y persistente.

El metro se detuvo en la frontera de los suburbios. Bebé Robbie miró a Hecate con exasperación y salió del vagón.

Cuando el metro volvió a moverse, Bebé Robbie miró a Hecate a través de las ventanas del metro. Le pareció ver sus ojos llorosos.

El corazón de Bebé Robbie se encogió. Si Hecate era realmente una persona fría y sin corazón, ¿por qué eso la hizo llorar tan fácilmente? Él salió corriend