Jay lo disfrutaba, sosteniendo a Angeline en sus brazos mientras decía con una sonrisa: “Cuando estás a mi lado, me siento feliz incluso cuando estoy enfermo”.
Curiosamente, después de toser una flema espesa, Jay dejó de toser.
Angeline murmuró para sí misma: “La receta de la abuela Boye funciona. Creo que deberías seguir tomándolo unos días más”. Luego se dio la vuelta y fue a la cocina.
La cara hipnotizante de Jay se oscureció mientras suspiraba débilmente.
Zayne se burló de él, diciendo: “No puede ser, ¿odias tomar medicinas a base de hierbas?”.
Josephine respondió en nombre de Jay: “Mi Hermano Mayor es un fanático de la limpieza. Siente náuseas cuando algo sabe mal”.
Zayne murmuró: “Qué debilucho”.
Jay lo fulminó con la mirada ...
Angeline sacó la sopa medicinal, la sirvió y le dio cucharadas a Jay. Jay se lo bebió con el ceño fruncido.
Después de beber la sopa, Josephine miró la ropa holgada de Angeline y sugirió: “¡Es hora de que te compres ropa nueva, Hermana Angeline!”