—Brayiam, tu sabes que yo te amo. Ella no es mujer para ti, lo sabes —la miro a los ojos y agarro fuerte su brazo, se queja.
—Según tú nadie es mujer para mí. Trato de calmarme para no hacerle daño — ¿Dime quién? ¿Tu? —dice.
—Sí, yo. —Niego con la cabeza, está loca —Yo te amo, se cuáles son tus gustos, se todo de ti. —Cierro los ojos y respiro.
—Yo no te amo y nunca lo voy a hacer, te veo como una amiga nada más. Entiende, lo de nosotros es solo sexo y nada más, eso es lo único que obtendrás de mí. —Digo firme. —Tú jamás serás una mujer para mí, métetelo en la cabeza, la quiero a ella y no voy a permitir que te metas con ella.
—Solo te digo que ella no es mujer para ti —dice esto y se va.
Me siento en el comedor, son las diez y apenas voy a desayunar, veo bajando las escaleras a Michel, se ve tan hermoso con ese vestido blanco, esos ojos verdes y ese cabello negro, largo, esas curvas que amo y que son tan tentadoras.
La miro y es tan hermosa, sus ojos transmiten tanto.
—Buenos días —d