El collar de perlas.
—Ya siéntate —Luciano me toma del brazo y me hace sentar con brusquedad también mostrándose muy interesado en ese collar.
—La siguiente pieza tiene un valor de un millón cien mil. ¿ Quien desea obtener está hermosa joya de perlas cultivadas del hermoso océano pacifico? Fue anteriormente propiedad de la reina Micaela y luego la usó por tres generaciones una familia de condes muy importante —dice. Enseguida miro que Julián levanta la mano.
—Un millón cien mil a la una, un millón cien mil a las dos.
—Ese fanfarrón no me va a quitar esa joya, lucirá genial en el cuello de mi novia—dice mi hermano y enseguida puja por ella.
—Un millón quinientos mil—dice con total atrevimiento. Abro mis ojos molesta y trato de persuadirlo.
—Es demasiado Luciano. Vas a arruinar la empresa otra vez—Le susurro molesta. Enseguida Julián voltea para ver quién está pujando más que él y se da cuenta de mi presencia. Mi semblante decae y mi hermano ríe con malicia.
—¿ Cómo te ha quedado el ojo infeliz?—susur