STAVROS

Suelto el aire contenido estando parado en la ventana de mi oficina, observando el paisaje de Atenas que siempre me relaja cuando estoy tan abrumado.

Esta situación me esta sacando de mis cabales y mas cuando no puedo estar al lado de las personas que mas amo en mi vida y son mi mujer y mi hijo. Por ellos hago este sacrificio de alejarme, pero juro que cuando tenga a Josep frente a frente voy a estrangularlo con mis propias manos.

—Hola abuelo—sigo mirando por la ventana—como has estado.

—Yo estoy muy viejo para estar bien muchacho, mejor dime tu como estas.

—Nada bien, agobiado sin poder encontrar a ese desgraciado.

—¿Quieres que vaya? —pregunta.

—Es mejor que te quedes donde estas abuelo, no me perdonaría que algo te sucediera, aunque sabes que tu compañía siempre me hace bien.

—Te quiero hijo—sonrió, es lo único que me queda de mama—recuerda que para hallar a tu enemigo debes estar donde el esta.

—Te quiero abuelo.

Cuelgo la llamada y es poco lo que logro concentrarme en el