ANDROMACA
No duerme tranquilamente, siento que sufre, tiene pesadillas y no sé cómo ayudarla cuando tiembla, balbucea cosas incoherentes se aferra a mi mano queriendo escapar, huir, pareciera que está viviendo un calvario y lágrimas corren por sus mejillas.
Me apresuro a limpiarlas con las mías resbalándose por mi cuello, me acuesto a su lado para que sienta mi calor y compañía, quiero que sepa que no está sola y que esto lo vamos a pasar juntas.
Cierro mis ojos queriendo olvidar tantas cosas que nos atormentan, aprieta mi mano y me dejo ir ganada por el cansancio de un día bastante agotador.
Siento que acarician mi rostro suavemente, como siempre lo hacia aquella persona que pretendía despertarme de niña, abro mis ojos anclando mi mirada a los verdes apagados de mi hermana que me sonríe con una tristeza en el alma.
Los rayos del sol se filtran por la ventana y comprendo que ya es de día.
—Hola—estamos cara a cara—¿dormiste bien?
Asiento sonriendo, debería ser yo quien pregunte, su mi