Fabian estaba tranquilo y sereno mientras revelaba la verdad.

Estaba claro que Elijah intentaba inculpar a Harvey. También había pruebas sólidas de ello.

En estas circunstancias, por muy parcial y poco razonable que fuera la Abuela York, era imposible que no supiera diferenciar el bien del mal.

Si ese fuera el caso, entonces el banquete de cumpleaños habría sido un gran chiste.

Las personas que estaban viendo volvieron en sí. Después de mirar con más atención, se dieron cuenta de lo que Elijah estaba haciendo en realidad.

No era de extrañar que Harvey hubiera estado tranquilo todo el tiempo. Había encontrado una manera de manejar la situación.

“¡Bien! ¡Gracias por tus amables palabras, Fabian! Si los York de Hong Kong no te pagan por esto, ¡el Consejo de Mito seguro que lo hará!”.

Elijah rechinó sus dientes con rabia mientras el resentimiento nublaba sus ojos.

Se tocó la cara antes de señalar a Harvey con furia.

“¡Por el bien de Fabian, te dejaré libre de culpa hoy, b*stardo!”