La dueña de tus besos
Liam David
Salimos en los dos coches rumbo a la Clínica de la rubita. Creo que por segunda vez en la vida un revolcón de una noche sirvió para algo bueno. La primera vez fue con Amaya, desde entonces nos habíamos hecho buenos amigos y esta vez con una neurocirujana que oportunamente aparecía en el club después del accidente de Atenea.
A mi diosa no la ubico en acostón de una noche porque estoy seguro que volverá a ser mía por tiempo indefinido. Así que haré lo que sea necesario para tenerla en mi cama,..... o en la suya, no soy tan caprichoso.
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