Sin decir una palabra, Andrés la llevó a un rincón de la cabina, donde encontraron un pequeño espacio donde podían estar juntos. Alina se sintió agradecida por la repentina sensación de calor y protección. A pesar de su mal humor inicial, Andrés se había apiadado de ella y la había resguardado del frío y el hacinamiento.
——Gracias, Andrés—— murmuró Alina, sintiendo una oleada de gratitud hacia él.
——Andrés, ¿ahora me llamas Andrés? ¿Por qué no me saludaste hace un momento?—— dijo Andrés, con una mezcla de sorpresa y sarcasmo en su voz.
Alina se dio cuenta de que había sido injusta con él.
——¿Tengo que saludar a todos? Con tanta gente alrededor, no parecía que me necesitaran——
respondió, tratando de