¡No te atreves a discutir!

Con todas sus facciones endurecidas por la ira y yo me quedé en silencio aturdida, aún estaba intentando recuperarme del ataque, buscando cubrir con las sábanas mi cuerpo, no quería que Dan siguiera viéndome así y tampoco Damian.
En este momento me sentía muy incomoda por como me veía, con las donaciones de sangre me sentía muy débil y había estado perdiendo mucho peso, no me gustaba verme desnuda frente al espejo y no quería que Damián me viera en este estado mucho menos después de haber sido casi abusada por su primo.
— ¡Primo! Sólo he venido a ver cómo estaba mi cuñada, he oído que estaba débil por la pérdida de sangre. Como consecuencia, mi cuñada insistió en acostarse conmigo, diciendo que tú no la tocas y que está muy cachonda, que necesita un hombre y yo no accedí así que mi cuñada me dio una patada y me pegó, ¡Todo es culpa de ella! — Respondió Dan antes de que yo consiguiera decir cualquier cosa y la rabia empezó a emerger en mi interior, yo era la víctima y una vez más me culpaban sin piedad.
— Puedes irte a la m****a primo. No dejes que te pille viniendo a mi habitación en privado. — Masculló Damian y un atisbo de esperanza se asentó en mí, pensando que él no le había creído a Dan.
— Sí, primo. — Aceptó Dan retirándose rápidamente de la habitación como el cobarde que era y yo me acerque a Damián para explicarle lo que realmente pasó, cuando su mano rodeó mi cuello con fuerza, sus ojos brillando con odio y rabia.
— ¡Y tú! ¡Puta que compré! ¡Cómo te atreves a traicionarme! Si no fuera por Lorena, que aún te necesita como donante de sangre, te colgaría debajo de las puertas de la ciudad, drenando toda tu asquerosa sangre para mostrar a mis súbditos y que vean lo que les pasa a los traidores desagradecidos. — Me gritó sin dejar de apretar mi cuello mientras comenzaba a sentir como se me dificultaba respirar cada vez más y mis lágrimas empezaban a deslizarse por mi rostro al darme cuenta que una vez me había forjado una falsa ilusión que él volvía a destrozar.
Que tonta era al pensar que al menos una vez él podría confiar en mí y no en las palabras de su primo que vivía acostándose con cualquier mujer.
No quería que sus palabras me dolieran, pero esto era inevitable, no podía luchar contra mis sentimientos yo lo amaba a pesar de que él no me correspondía y cada vez que me trataba con crueldad mi corazón se rompía.
Era tan doloroso y asfixiante amarlo y estar a su lado, pero era mi destino.
— Yo no… Yo no. — Logré balbucear y él finalmente me soltó y me sentí brevemente aliviada al poder respirar nuevamente, llevando mis manos a mi cuello para aliviar el dolor, pero de la nada sentí una bofetada en mi rostro, la cual me derribó y caí al suelo sin poderlo creer.
— ¡No te atreves a discutir! — Rugió y todo mi cuerpo se estremeció, lleno de miedo, no podía creer que él hombre que amaba, mi mate se atreviera a lastimarme de tal forma.
Mi cara me dolía, pero nunca podría compararse con el dolor de mi corazón que me estaba carcomiendo por dentro, tan doloroso y desgastante, sentía que no merecía nada de esto, no podría recordar haber lastimado a nadie para merecer este trato tan cruel, porque no era capaz de entender porque la diosa Luna me dio un mate sin compasión, aunque fuera el rey Alfa, aunque tuviera todo el dinero del mundo, era un hombre de una indiferencia extrema.
Ya no puedo seguir engañándome después de esto, él nunca cambiará, nunca va amarme, lo mejor es escapar, porque si me quedo solo podría morir drenada por Lorena o de dolor por su desprecio.
Cuando baje la cabeza, dejando caer mis lágrimas al entender que debía irme cuánto antes, sentí como mi mentón era tomado con fuerza para levantar mi rostro, pero no moví mi rostro, no quería darle la satisfacción de que siguiera viéndome llorar y que supiera cuánto me estaba doliendo esto.
— ¡Mírame a los ojos! — Exigió apretando con más fuerza mi mentón y causando que está parte de mi cuerpo doliera demasiado y mis lagrimas empezaron a caer con más fuerza.
Finalmente me arrepentía, lamentaba haberme enamorado de él y ser tan tonta como para tener la esperanza de derretir su frío corazón, porque nunca obtuve nada más que desprecio, él nunca ha confiado en mi en nada, e incluso me ha escondido todo este tiempo, excepto dentro del castillo, ¡Nadie sabe que soy la Luna! ¡Los súbditos fuera del castillo y los lobos de otras manadas todos piensan que él es soltero! ¡Porque una Luna Omega pondrá en vergüenza a toda la manada! ¡Porque simplemente nunca podré ser suficiente para él!
— ¡Quiero que me mires a los ojos! — Rugió al mismo tiempo que con su otra mano tomaba mi cuello una vez más para levantarme y me sentí totalmente indefensa y llena de miedo al mirar sus ojos enrojecidos por la ira y pensar que él podría volver a golpearme.
Él me miró por un segundo sin dejar de apretar mi cuello, mientras yo solo me sentía muy fría, mi cuello dolía demasiado, pero lo que me estaba matando era el dolor de mi alma.
— Alfa, tu tía, la matriarca solicita una reunión! — Informó uno de los sirvientes tocando la puerta.
— Lo sé, voy enseguida. — Dijo él aún sin soltarme. — ¡Maldita mujer, ni se te ocurra jugarme una mala pasada! – Advirtió antes de soltarme y caí al suelo y lo vi marcharse sin preocuparse ni un poco por mi.
Intente llenar mis pulmones de aire nuevamente, sabiendo que él no sentía ningún remordimiento por lo que acaba de hacerme y tampoco creyó en mi defensa. Ya no creía que nada pudiera mejorar, Lorena no se va a detener, seguirá exigiendo mi sangre y él le dará todo lo que ella pida así me cueste mi vida.
A este paso, dentro de unas semanas seguramente estaré muerta, este pensamiento me hizo sentir desconsolada y desprotegida, era tan desesperanzador pero no encontraba una salida y ni siquiera era capaz de dejar de llorar, hasta que mi cuerpo simplemente no pudo soportarlo más y todo se volvió negro, perdiendo la conciencia.

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