--- Alexis Betancourt ---
Toda la semana me la pasé pensando en lo que hablé con mi hermano el sábado, debo reconocer que mi cabeza la tengo hecha un lío. Santiago tiene razón, no puedo estar jugando con Ana, ella es diferente, muy diferente a lo que conozco, sé que he tratado de ser claro, pero solo lo he hecho entre líneas, sé que no le he hablado con la verdad, no le he dicho que no es la única, es más, no debería sentir celos.
¡Sí! Eso es lo que con un demonio sentí al escuchar que habló con un maldito Sánchez, luego de salir de casa de Ana, no pude más y me fui al bar al que normalmente asisto cuando me siento estresado y necesito hablar con Santiago. Mi hermano, si es un hombre de familia, le costó un poco, pero desde que contrajo nupcias con su esposa, él es un marido ejemplar y su esposa ni se diga.
Luego de hablar con mi hermano, me he quedado con mal sabor de boca, cuando tengo un problema a quien recurro es a él, debería ser al revés, pero no lo es, él es más centrado y sus