--- Mauro Jiménez ---
- ¿Cuándo, carajos, vas a enviar mi boleto para largarme de aquí, Mauro? Te he estado ayudando todos estos malditos años y no he visto el fruto de mi ayuda, ni de mi esfuerzo. – gritaba la mujer que me llamó.
Tratando de que nadie escuche los gritos de la idiota, salgo al patio trasero de la casa de Annalena Müller. Definitivamente, tener a Alexander Müller casi respirándome en la nuca me ha orillado a hacerla de hijo abnegado, cuidando de August Müller, tratando de ganarme un cachito de cielo.
- Te dije que no me llames, yo soy quien te va a llamar… - respondo molesto.
- Mira, Mauro, no me vayas a salir con tus estupideces, te he ayudado mucho, incluso he traicionado mis principios por una vida más cómoda. Ya no soporto seguir trabajando aquí, tengo a Diego Sánchez soplándome la nuca. Si él descubre todo, voy a caer y tú caerás conmigo. – dice y sé que esa maldita estúpida es capaz de hacerlo.
- ¿Quién es ese tal Diego Sánchez? – preguntó desconcertado.
Tal vez e