--- Dominik Müller ---
Permanezco sentado frente a la puerta de la habitación donde Ana se encerró, trato de calmarme, sabía que esto no sería fácil, sabía que ella no reaccionaría nada bien.
No reaccionaría bien, al menos no cuando le partiste el alma, no cuando la dejaste sola y embarazada, no cuando no estuviste ahí, cuando ella realmente te necesitó.
La he buscado por más de 5 años, solo que al principio lo hacía de una manera muy discreta. Aún no puedo creer cómo demonios permitieron que mis dudas y miedos se apoderaran de mí y lo echara a perder.
Ella y yo éramos muy felices, creo que después de ella jamás he vuelto a ser feliz, jamás he vuelto a sentirme tan tranquilo, tan en paz.
Aún recuerdo cuando ella llegó a mi vida, era una chica dura y respondona. Mi madre, casi, casi, le había dado la bendición para cuidarme.
Ana llegó a mi vida y la cambió por completo. Bastaron 6 meses para darme cuenta de que ella realmente me atraía, pero era claro que no podía acercarme.
Todo el ti