El rubor se hizo más intenso en las mejillas de Renata, que balbuceó:
—Jefa, eso no tiene sentido. Yo...
—¿Has investigado lo que te pedí? —De pie junto a Renata, Sofía cambió repentinamente de tema y preguntó por la joven y su madre.
Renata se sorprendió por el rápido cambio de tema.
—¿Eh? Oh, sí, tengo lo que querías. Vamos a ver el apartamento ahora y después te llevaré a reunirte con la madre y la hija.
Localizarlos había sido pan comido, pero Renata se preguntó si era necesario informar a Sofía de sus lamentables destinos para prepararla mentalmente para la visita.
Sofía no hizo más preguntas y siguió a Renata hasta la entrada del barrio.
Tardaron diez minutos a pie en llegar al lugar, que se ajustaba a sus exigencias. También estaba satisfecha con el entorno. Cuando vio el apartamento, no pudo contenerse y dijo:
—Realmente puedo confiar en que Valerio lo hará bien.
Encontrar enseguida un apartamento que satisficiera sus condiciones no era tarea fácil.
—¡Claro! Valerio siempr